A medida que disminuyen las zonas boscosas en el mundo, los científicos encuentran mayores beneficios de los bosques tropicales para la conservación de la biodiversidad, la regulación del clima y la preservación de vida en el planeta. Un reciente estudio revela potencialidades desconocidas que los hacen valorar más en la sostenibilidad de la Tierra.
Estos bosques albergan aproximadamente el 50 % de las especies de plantas y animales del globo. Están ubicados en la región intertropical de África, Asia, Australia, América Central y los más grandes están en América del Sur. Con un área estimada en 6.700.000 km2, según WWF y distribuidos en 9 de los 11 países del continente. Con la mayor superficie de ocupación en Brasil (60 %), Perú (13 %), Colombia (8 %), Venezuela (6 %), Bolivia (6 %), Guyana (3 %), Ecuador (2 %), Surinam (2 %) y Guyana Francesa (1 %).
Los bosques tropicales tienen un papel crucial en el enfriamiento de la superficie de la Tierra al extraer dióxido de carbono del aire. Pero solo dos tercios de su poder de enfriamiento proviene de su capacidad para absorber CO2 y almacenarlo, revela el estudio publicado en Nature. Mientras el otro tercio proviene de su capacidad para crear nubes, humedecer el aire y liberar químicos refrescantes.
Esta es una contribución mayor de lo esperado para estos «efectos biofísicos», dijo Bronson Griscom, científico climático forestal de la organización ambiental Conservación Internacional, en Virginia.
“Desde hace un tiempo, asumimos que el dióxido de carbono por sí solo nos dice esencialmente todo lo que necesitamos saber sobre las interacciones entre los bosques y el clima”, comentó. Pero este estudio confirma que los bosques tropicales tienen otras formas importantes de conectarse con el sistema climático.
Revelan otros beneficios de los bosques tropicales
Los hallazgos subrayan las crecientes preocupaciones sobre la deforestación rampante en los trópicos, especialmente los de la Amazonía en Brasil. Los científicos advirtieron que un tercio de los bosques tropicales del mundo han sido talados en los últimos siglos. Y otro tercio ha sido degradado por la tala y el desarrollo. Esto, combinado con el cambio climático, podría transformar vastas extensiones de bosque en pastizales.
“Este estudio nos da aún más razones por las que la deforestación tropical es mala para el clima”, afirmó Nancy Harris, directora de investigación forestal del Instituto de Recursos Mundiales en Washington.
Los bosques son actores importantes en el ciclo global del carbono porque absorben CO2 de la atmósfera a medida que crecen. Estas arboledas tropicales, en particular, almacenan alrededor de una cuarta parte de todo el carbono terrestre del planeta. Por tanto, las convierte en «piezas centrales de la política climática» en sus países de origen, apuntó Griscom.
“Existe evidencia clara de que los bosques tropicales están produciendo excelentes beneficios climáticos para el planeta”, indicó Deborah Lawrence. Científica ambiental de la Universidad de Virginia en Charlottesville y coautora del estudio. Ella y sus colegas analizaron la capacidad de enfriamiento de los bosques en el mundo. En específico, considerando los efectos biofísicos junto con el almacenamiento de carbono. Descubrieron que los bosques tropicales pueden enfriar la Tierra en 1 °C completo, y los efectos biofísicos contribuyen significaticamente.
Aunque los científicos conocían estos efectos, no habían entendido hasta qué punto los diversos factores contrarrestan el calentamiento global.
Los árboles en los trópicos brindan sombra, pero también actúan como humidificadores gigantes al extraer agua del suelo y emitirla desde sus hojas. Esto ayuda a enfriar el área circundante de una manera similar a la sudoración, explicó Bronson Griscom.
Amazonía pierde capacidad de resiliencia
Esta transpiración, a su vez, crea las condiciones adecuadas para las nubes. Al igual que la nieve y el hielo en el Ártico, pueden reflejar la luz solar más arriba en la atmósfera y enfriar aún más el entorno. Los árboles también liberan compuestos orgánicos, por ejemplo, terpenos con aroma a pino, que reaccionan con otras sustancias químicas en la atmósfera y, en ocasiones, crean un efecto de enfriamiento neto.
Para cuantificar estos efectos, Lawrence y su equipo compararon cómo los diversos efectos de los bosques del mundo alimentan el sistema climático. Desglosando sus contribuciones en bandas de diez grados de latitud. Cuando consideraron solo los efectos biofísicos, los investigadores descubrieron que los bosques del mundo enfrían colectivamente la superficie del planeta alrededor de 0,5 °C.
Los bosques tropicales son responsables de muchos beneficios climáticos y de la mayor parte de ese enfriamiento. Pero esta banda de árboles en América Latina, África Central y el sureste de Asia está bajo una presión cada vez mayor por el cambio climático y la deforestación.
Ambos impactos causados por el hombre pueden hacer que las selvas tropicales se sequen, asentó Christopher Boulton, geógrafo de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido. El mes pasado, él y sus colegas publicaron una revisión de casi 30 años de imágenes satelitales del Amazonas, la selva tropical más grande del mundo. Al medir la biomasa de la vegetación en las imágenes, el equipo descubrió que las tres cuartas partes de la Amazonía están perdiendo resiliencia. Es decir, la capacidad de recuperarse de un evento climático extremo como una sequía.
Maltrato brutal a la selva tropical
Las amenazas a las selvas tropicales son peligrosas no solo para el clima global, sino también para las comunidades vecinas, agregó Lawrence. Ella y sus colegas descubrieron que el enfriamiento causado por los efectos biofísicos era especialmente significativo a nivel local. Tener una selva tropical cerca puede ayudar a proteger la agricultura y las ciudades de las olas de calor. “Cada décima de grado es importante para limitar el clima extremo. Y donde hay bosques, los extremos se minimizan”, confió.
Pero esos beneficios de los bosques tropicales se están deteriorando a pasos agigantados. Durante el último siglo, la temperatura media en el bosque ha aumentado entre 1 y 1,5 °C. En algunas partes, la estación seca se ha expandido durante los últimos 50 años, de cuatro meses a casi cinco. Las sequías severas han golpeado tres veces desde 2005. Todo eso está provocando un cambio en la vegetación. En 2018, un estudio informó que los árboles que se desarrollan mejor en condiciones húmedas, como las leguminosas tropicales del género Inga, se están muriendo. Aquellas adaptadas a climas más secos, como el árbol de nuez de Brasil (Bertholletia excelsa) están prosperando.
En la década de 2000, Brasil fue elogiado por reducir drásticamente la pérdida de bosques, pero desde entonces la tasa ha aumentado como resultado de la agitación política y la recesión económica. En 2021, la deforestación en Brasil se disparó alrededor de un 30% a casi 10.000 km2, la mayor pérdida en una década. Y en agosto pasado, videos de incendios forestales en el Amazonas llegaron a los titulares internacionales. La cantidad de incendios ese mes fue la más alta para cualquier agosto desde una sequía extrema en 2010. Muchos científicos han relacionado estos aumentos repentinos con la retórica antiambientalista del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.