Emprender una jornada de ejercicios, temporal o permanente, siempre beneficia el cuerpo y la mente. Organizar la agenda, planificar el tiempo, priorizar las actividades y sacar voluntad no es tarea sencilla. Si la decisión está tomada, bien vale la pena conocer la mejor hora para hacer ejercicios con miras a obtener el mejor rendimiento y provecho para la salud.
Son muchos los estudios y las propuestas. Todos coinciden en las ventajas del entrenamiento para controlar el peso, reducir riesgos de enfermedades, fortalecer huesos y músculos. También mejorar el estado de ánimo y aumentar la energía. También invita a socializar y puede ser divertido.
Hacer ejercicios por la mañana tiene aspectos positivos: comenzar el día con endorfinas y una buena sensación de saber que se logró algo antes de iniciar las tareas laborales y familiares. Un gran impulso para el ego. Además, libera la mente de la lista de ocupaciones pendientes. Sin embargo, ha habido un largo debate sobre si la actividad física puede ser más beneficiosa en determinados momentos.
El cuerpo tiene un reloj interno o ritmo circadiano que afecta sutilmente el estado de ánimo, el metabolismo, la temperatura corporal. Es posible que el tiempo pueda afectar los resultados del ejercicio. El veredicto científico ha sido mixto. Si bien muchos estudios han sugerido que el ejercicio de tarde a noche parece mejor en general, otros han respaldado el valor agregado de una rutina matutina.
Hacer ejercicios, ¿cuál es el mejor momento?
Una reciente investigación, publicada en la revista médica Diabetes Care, se sumó a la búsqueda del mejor momento para ejercitarse. Los científicos rastrearon la salud a largo plazo de personas obesas y descubrieron que los que hacían ejercicio por la noche tenían menos probabilidades de experimentar problemas cardiovasculares o morir, en comparación con los que no hacían ejercicio y lo hacen en otros momentos.
El estudio lo dirigieron investigadores de la Universidad de Sydney en Australia. Con acceso a datos del Biobanco del Reino Unido, el extenso proyecto de investigación que ha seguido la salud de los ingleses por décadas, pero el equipo se centró en un subconjunto de 30.000 voluntarios mayores de 40 años que vivían con obesidad y sin enfermedad cardiovascular preexistente.
Los voluntarios aceptaron usar rastreadores de actividad durante una semana y las mediciones se utilizaron como indicador de la actividad física. Identificaron a las que realizaban actividad física aeróbica de moderada a vigorosa (definida como episodios de actividad física intensa que duraron al menos tres minutos seguidos). Luego separaron según hacían el ejercicio por la mañana, por la tarde o por la noche.
Ritmo cardíaco, metabolismo y otras condiciones
Los voluntarios fueron seguidos durante casi ocho años en promedio. En comparación con el valor inicial de no hacer ejercicio, y tomando en cuenta la edad o el historial de tabaquismo, las personas que hacían ejercicio por la mañana o por la tarde seguían estando mejor. Finalmente, fueron los deportistas nocturnos los que tuvieron el menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y de morir. El patrón se mantuvo cuando los investigadores solo observaron el subconjunto de personas con diabetes 2.
Los hallazgos aún son observacionales. No pueden probar un vínculo de causa y efecto entre el ejercicio nocturno y una mejor salud., pero no hay duda de que el ejercicio regular es bueno para el corazón y la salud sin importar la hora cuándo se realice.
Investigaciones recientes han sugerido que el ejercicio por la mañana puede tener sus propios beneficios únicos, como una mejor quema de grasa. Si los esos resultados se confirman podrían ayudar a quienes buscan optimizar su rutina cardiovascular, especialmente si viven con obesidad o diabetes. «El momento de la actividad física puede tener un papel en el futuro de la obesidad y el tratamiento de la diabetes tipo 2», indican.
Otra investigación, publicada en Medicina y Ciencia en Deportes y Ejercicio, evaluó no solo el momento, sino también cómo respondían las mujeres a la comida después de hacer ejercicios a primera hora de la mañana. Cuando las participantes -tanto las de peso saludable como las obesas- caminaban a paso ligero durante 45 minutos, se distraían menos con las fotos de comida deliciosa que cuando no hacían nada de ejercicio.
De noche o de día, sin acuerdos
Además, los días en que los participantes hacían ejercicio por la mañana también su actividad física aumentaban a lo largo del día más que los días en que no hacían ejercicio. Entre los beneficios adicionales de ir al gimnasio por la mañana se incluye un aumento del metabolismo y que seguirá quemando calorías a lo largo del día a medida que las consuma.
Otro estudio de Trusted Source que analiza el momento ideal para hacer ejercicios sugiere que acelerar el ritmo de la actividad física por la noche podría comprometer el sueño. El ejercicio aumenta el ritmo cardíaco y la temperatura corporal, lo cual podría obstaculizar la capacidad de dormir. Hacer ejercicio a las 7.00 de la mañana, en lugar de a última hora de la tarde o por la noche ayuda a dormir mejor por la noche.
Asimismo, entrenar a primera hora de la mañana con el estómago vacío puede quemar más grasa, hasta un 20% más que cuando van al gimnasio con el estómago vacío. Una hazaña mucho más alcanzable por la mañana, antes del desayuno, que después de un día completo en el que deberías comer regularmente.
No obstante, está comprobado que hacer ejercicio por la tarde o a deshoras tiene sus ventajas. Planificar un entrenamiento vespertino puede hacer que duermas más por la mañana. La única verdad verdadera es que siempre es mejor hacer ejercicio a cualquier hora que no hacerlo nunca,