Doñana, el gigantesco parque nacional que atraviesa las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla y Cádiz, es impactado por la falta de agua. La biodiversidad única que lo habita corre peligro de diezmarse por las limitaciones de la fuente que le da vida, no solo por las sequías intensas que abruman ese inmenso paraje sino por los pozos ilegales que horadan su territorio y le han declarado la guerra al humedal más grande de Europa.
El problema de la escasez de agua en Doñana no es nuevo, pero es reciente su complejidad. La sequía azota con fuerza en un año con muy bajas precipitaciones, y ello tiene consecuencias directas en la salud del acuífero. Se calcula que actualmente se encuentra por debajo del 30% de su capacidad. A esta situación exógena se suma un problema endógeno.
Una polémica proposición de ley podría legitimar el uso indebido de agua en cultivos de regadío, principalmente de fresas y otros frutos rojos, en la llamada «corona norte de Doñana», situada en la provincia de Huelva.
La ley, actualmente en tramitación, podría suponer la incorporación de casi 2.000 hectáreas de cultivos de regadío abastecidos con agua obtenida de forma ilegal, según datos aportados por WWF España y recogidos por National Geographic. Organización que promovió la creación del parque nacional y que ahora denuncia su desprotección.
Más de 1.000 pozos ilegales están dejando el acuífero de Doñana al borde del colapso, denunció WWF. El Fondo Mundial para la Naturaleza lleva años alertando del grave problema ambiental en el parque nacional. Derivado fundamentalmente del mal uso del agua y del suelo en los cultivos bajo plástico que han proliferado indiscriminadamente.
Esta acción sostenida perjudica a ese espléndido espacio natural y su biodiversidad, también a los agricultores legales que ven perjudicados sus productos en el mercado.
Doñana en medio de una pugna y doblemente sin agua
Doñana es oficialmente un acuífero sobreexplotado: sin agua por las bajas precipitaciones y por la proliferación de pozos ilegales. Los consumidores alemanes alzan su voz contra los cultivadores de fresas de España que ponen en peligro el parque nacional de Doñana.
Un grupo activista alemán pide boicotear las fresas cultivadas cerca del extenso humedal en España, generando críticas de los productores de bayas en la provincia de Andalucía. Campact dijo que las granjas de fresas cercanas al parque nacional habían estado desviando agua ilegalmente para regar sus cultivos durante todo el año. E instó a los supermercados alemanes que dejaran de vender estas «fresas secas».
La petición se produce cuando el partido de oposición de derecha de España logró avances en las elecciones regionales del fin de semana, incluso en Andalucía. El Partido Popular (PP) ahora planea legalizar el hasta ahora ilegal riego alrededor del parque nacional. A pesar de las advertencias de los científicos de que el área está en estado crítico.
Hasta el miércoles, más de 150.000 personas habían firmado la petición de Campat que afirmaba que el «robo ilegal de agua» amenazaba el «frágil ecosistema» del parque nacional de Doñana. Huelva, donde se encuentra el parque, normalmente produce hasta el 98% de los frutos rojos en España y alrededor del 30% de la cosecha de la UE, reseña DW.
La región es la mayor exportadora de fresas del mundo, un gran volumen de las cuales se destina a Alemania. Campact argumentó que si las cadenas de supermercados alemanas dejaban de vender estas fresas, la industria colapsaría y el parque nacional «tendría una oportunidad».
Forcejeo político sobre el destino del parque
El agua, fuente de vida a la extensa y única biodiversidad de Doñana, está en el debate político, ecológico y vecinal.
La lucha entre la producción de fresas en la región cada vez más seca y la existencia del parque nacional y sus ecosistemas también es motivo de controversia entre el PP y el gobierno de Pedro Sánchez.
El PP, junto con el partido de extrema derecha Vox, ya había presentado un proyecto de ley para legalizar el desvío de agua de parte del parque.
Sánchez, tuiteó su apoyo a la supervivencia del parque y manifestó que «el negacionismo está arruinando nuestro medio ambiente y corre el riesgo de arruinar las economías locales. Salvemos Doñana».
A lo que Campact respodió por esa red social: “robo de agua por fresas baratas de España. El Parque Nacional de Doñana será destruido para que @rewe_group, @lidl & Co. ¡Exigimos parada de ventas y condiciones de cultivo sostenibles! Firme la apelación ahora”.
Mientras, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, sostuvo que «la manipulación se ha ido de las manos. Hablar mal de Andalucía y sus agricultores en Europa tiene sus consecuencias. Están poniendo en riesgo el sustento de miles de familias».
Pero Teresa Ribera, ministra para la transición ecológica, consideró que la petición de boicot alemán deja en claro que Moreno debe retirar el proyecto de ley para legalizar el riego de Doñana.
Las recientes elecciones locales que marcaron un giro hacia la derecha en toda España también entregaron al PP el control de la provincia de Huelva por primera vez en su historia, señala la agencia alemana de noticias.
Camino hacia el colapso
Ante esta vorágine de opiniones sobre la carestía de agua y los pozos ilegales, una de las más importantes es la de Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana. “La agricultura y la conservación de Doñana son compatibles, pero depende del uso”.
Explicó que “tradicionalmente no ha habido problemas porque eran cultivos de bajo impacto como olivares, cereales o viñedos. Pero ahora todo son invernaderos intensivos. El problema no es la agricultura, es el modelo de producción”. Y agregó que “las cosas no pueden seguir así porque se camina hacia el colapso”.
La Estación Biológica, dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), lleva años alertando de lo que al final ha ocurrido: el acuífero no da más de sí. Y aunque hay varios factores, la agricultura es la actividad, con mucha diferencia, que más presión ejerce. Si a esto le añadimos extracciones piratas para cultivos ilegales, obras sin hacer y una sequía terrible, el cuadro está completo y es dantesco, recoge el Diario. “Hay que hacer algo porque todo el mundo está perdiendo, Doñana y los agricultores”, argumenta el biólogo e investigador Miguel Delibes, que durante 12 años también dirigió la Estación Biológica. Hoy preside el Consejo de Participación de Doñana.
Entretanto, Juanjo Carmona, coordinador de la Oficina para Doñana de WWF dijo a National Geographic que “muchos agricultores dicen que tenían regadíos, pero no aportan documentación, porque estos siempre han sido ilegales”. ¿Y a cuánto ascenderían esas nuevas hectáreas de regadío? En una primera estimación, los defensores de la reforma legal estipulaban que la cifra supondría unas 800 hectáreas más. Pero un informe pericial encargado por WWF cifra el aumento de tierras en más de 1.903,7 hectáreas. Casi un 140% más de las cifras oficiales.
En discusión la viabilidad de Doñana
“El acuífero está sobreexplotado, y la única manera de recuperar esa masa de agua de gran importancia para Doñana es disminuyendo la presión sobre el mismo”, manifestó Carmona. E Insistió en que no hay agua para todos. “La tarta que hay es la misma, o se divide o se quita a gente de la ecuación, no hay otra fórmula”.
En su opinión “la única solución es quitar presión al acuífero, aplicar el Plan de la Fresa tal y como estaba redactado”, indicó el experto.
Asimismo puntualizó que las necesidades de suministro de esos nuevos regantes no se verán satisfechas con el aporte de agua superficial prevista.
Mientras tanto, la ampliación de los regadíos y el curso del proyecto legislativo sigue en pugna. ¿Quién dará más por Doñana?