Aunque su aparición es relativamente reciente, la inteligencia artificial avanza con una rapidez asombrosa y revoluciona todo a su paso. Nada parece ser descabellado ni imposible mucho menos los pronósticos del economista británico Daniel Susskind de que en el siglo XXI el crecimiento económico con abundancia y sin sobreexplotar los recursos finitos será una realidad con nuevas ideas generadas esencialmente por sistemas de inteligencia artificial, no por humanos.
Una opción de futuro que para algunos puede ser un cataclismo y el fin de los tiempos. Susskind cuestiona las bases y modos del crecimiento económico actual en su libro Growth: A Reckoning y niega la premisa fundamental que actualmente domina el pensamiento. Afirma con la mayor certeza que el crecimiento económico ilimitado puede ser sostenible en un planeta con recursos finitos. Una propuesta que desafía las bases mismas del modelo económico que comenzó con la industrialización e invita a replantear las ideas establecidas sobre el progreso.
Susskind afirma que un crecimiento perpetuo como medida de éxito económico es insostenible a largo plazo, choca con los límites físicos y ecológicos del planeta. A medida que la población mundial crece, los recursos naturales se vuelven más escasos y la búsqueda incesante de un mayor crecimiento económico puede llevarnos a opciones que serían el fin de la vida humana.
El economista británico Daniel Susskind plantea la necesidad de repensar el modelo económico y considerar alternativas al paradigma del crecimiento continuo en un planeta de recursos finitos. Más equitativas y sostenibles, que valoren la calidad de vida y el bienestar colectivo
El alto precio del crecimiento económico
El economista británico propone repensar el modelo económico y considerar alternativas al paradigma del crecimiento continuo. Sugiere que en lugar de enfocarnos exclusivamente en la expansión cuantitativa, se haga hacia formas de desarrollo más equitativas y sostenibles, que valoren la calidad de vida y el bienestar colectivo por encima del aumento del producto interior bruto.
Admite que el crecimiento económico es una de las mayores invenciones, una promesa extraordinaria de prosperidad a futuro, pero tiene un enorme precio. Ha sido un motor poderoso que ha sacado a millones de personas de la pobreza y ha mejorado la calidad de vida. Sin embargo, también ha tenido efectos negativos, como daños irreversibles al medioambiente y la proliferación de tecnologías disruptivas.
El modelo decrecimiento económico que se ha impuesto se apoya en avances que aumentan las desigualdades en la sociedad y que han llevado a la creación de tecnologías cuyo impacto disruptivo en el trabajo y la política podría ser incontrolable.
«El crecimiento actual tiene una promesa y un precio excesivamente alto en algunos casos y, además, con ese modelo no podemos crecer infinitamente en un planeta finito. El reto es encontrar un camino hacia un crecimiento más equitativo y sostenible. Las tecnologías en las que se basa el crecimiento económico han tendido a aumentar las desigualdades en la sociedad. Una de sus características es que tienen un “skill biased” (sesgo de habilidad), una tendencia a favorecer a los trabajadores más calificados para impulsar el crecimiento económico a través de actividades más productivas», plantea.
Impulso tecnológico
Susskind plantea que la gran lección es que el crecimiento está impulsado fundamentalmente por el progreso tecnológico y por el descubrimiento «de nuevas ideas sobre el mundo, nuevas ideas para hacer un uso productivo de los recursos limitados». El crecimiento está asociado con la prosperidad. Ha sacado a miles de millones de personas de la pobreza. También ha mejorado la salud de las personas y los sistemas de educación. Ha generado prosperidad, pero las tecnologías asociadas hacen que genere desigualdad. «Las tecnologías de las cuales dependemos para crecer han aumentado la desigualdad en cuanto a la concentración del capital!, apunta.
Desafíos
«Podemos crecer infinitamente en un planeta finito porque el crecimiento no viene de consumir cada vez más recursos. El crecimiento económico no viene del mundo material, viene del mundo de las ideas, del mundo intangible. No viene de utilizar más y más recursos finitos, viene de los descubrimientos. Viene de nuevas ideas sobre cómo podemos hacer un uso más productivo de esos recursos».
Daniel Susskind
Susskind está en desacuerdo con lo que piensan algunos de que es imposible de alterar el rumbo que están siguiendo las actuales tecnologías, que no hay nada que podamos hacer. Afirma que sí se puede cambiar el tipo de tecnologías por otras que no aumenten la desigualdad ni destruyan el planeta. «Es necesario más crecimiento económico, pero tiene que ser otro tipo, que no dañe las cosas valiosas que nos importan», insiste.
El crecimiento económico en siglo XX fue de capital humano. Se nutría y se desarrollaba cuando más personas tenían acceso a la educación y generaban nuevas ideas sobre cómo manejar los recursos. Pero todo eso ha cambiado. «En lo que queda del siglo XXI el crecimiento económico vendrá de nuevas ideas generadas por sistemas de inteligencia artificial y no por humanos. Las nuevas ideas que impulsarán el crecimiento económico no vendrán de las máquinas trituradoras de carne en nuestras cabezas, sino de las máquinas de silicona. Es un cambio veremos en el transcurso de nuestras vidas», dijo
Descarta que en los próximos cinco o diez años ocurra un desempleo masivo. El desafío es darles a las personas suficientes habilidades para que utilicen las nuevas tecnologías y formar parte de un masivo proceso de redistribución laboral.
Susskind visualiza que las ideas que crearán las nuevas tecnologías continuarán impulsando el crecimiento económico y los beneficios que genera el aumento de la prosperidad material. «Las nuevas tecnologías serán muy útiles para resolver el dilema del crecimiento, la promesa y el costo de crecer», destaca.
IA beneficiosa
Surgirán trabajos que van a requerir capacidades distintas de las que conocemos actualmente. Por ejemplo, para usar cualquiera de los sistemas de inteligencia artificial generativa se necesita habilidad para escribir un “prompt”, la manera en que se le pide la información a la máquina para generar una mejor respuesta. Como resultado, nació un nuevo nicho laboral online de “maximizadores de prompts”. «Personas que son realmente buenas consiguiendo respuestas de los sistemas de inteligencia artificial y venden sus prompts. Ese tipo de trabajo era inimaginable hace 18 meses», subrayó.
Las nuevas tecnologías nos harán cuestionarnos de lo qué significa ser humano. Hace unos años, una respuesta común era la habilidad de ser creativos. Pero estos sistemas desarrollados con inteligencia artificial son creativos. Las tecnologías del siglo pasado fueron impresionantes en la realización de tareas muy específicas, como diagnósticos médicos. Sin embargo, el economista considera que la inteligencia artificial, como por ejemplo ChatGPT, tiene muchas más capacidades, puede diseñar un argumento legal o escribir el libreto de un comediante. «Lo que me parece particularmente sorprendente es que puede hacer todo tipo de actividades que hasta hace poco pensábamos que solo los humanos podían hacer, como las tareas creativas, la producción de cosas originales», añadió
Desigualdad y crecimiento
La relación entre la desigualdad y el crecimiento económico ha sido objeto de estudio por casi un siglo sin hallar una respuesta definitiva. Solo existen evidencias teóricas y empíricas que arrojan alguna luz. A nivel global, se observa una relación negativa entre el nivel de desigualdad y el crecimiento económico. Sin embargo, la correlación no implica causalidad. No hay una conclusión definitiva, pero la evidencia sugiere que reducir la desigualdad podría contribuir a un crecimiento económico más sostenible y equitativo.
- Incentivos y productividad: se creía que la desigualdad podía beneficiar el crecimiento al generar incentivos para trabajar e invertir más. Por ejemplo, si las personas con mayor educación tienen mayor productividad, las diferencias en las tasas de retorno podrían motivar a más personas a obtener una educación superior.
- Movilidad social: investigaciones más recientes sugieren que una mayor desigualdad puede reducir la movilidad social. En países con desigualdad, las oportunidades profesionales para los grupos desaventajados son limitadas, lo que afecta el potencial de crecimiento económico. Además, la falta de inversión en capital humano debido a la desigualdad puede ser perjudicial.
- Efectos políticos y financieros: la desigualdad también puede fomentar políticas populistas y excesivo endeudamiento, lo que afecta negativamente el crecimiento.
Reevaluar prioridades
El dilema del crecimiento planteado por Susskind nos confronta con la necesidad urgente de reevaluar nuestros valores y prioridades como sociedad. Nos desafía a considerar nuevas formas de medir el éxito, más allá de los indicadores cuantitativos, y a buscar un equilibrio sostenible entre el desarrollo económico y la preservación del medio ambiente.
En última instancia, el llamado de Susskind a superar el dilema del crecimiento insta a imaginar un futuro en el que la prosperidad se mida no solo en términos de riqueza material, sino también en justicia social, equidad y armonía con la naturaleza. Desafía a trascender las limitaciones de un crecimiento insostenible y abrirnos a nuevas posibilidades de desarrollo que respeten los límites de nuestro planeta y promuevan la verdadera prosperidad para todos.
En la encrucijada entre la necesidad de crecimiento económico y los límites de un planeta finito, el desafío que se presenta es encontrar un equilibrio delicado entre la innovación y la responsabilidad, entre la expansión y la preservación. Solo a través de un diálogo franco y abierto, de una reflexión profunda y colectiva, podremos encontrar el camino hacia un futuro sostenible.