El fin de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 propiciará importantes cambios en la sociedad. Es muy probable que uno de ellos esté relacionado con el habitual uso de billetes y monedas como forma de pago. La apuesta será cada vez más por las transacciones electrónicas.
En el marco de la actual crisis se han hecho públicas informaciones acerca de que el virus puede sobrevivir cierto tiempo en algunas superficies. Al igual que otros coronavirus puede subsistir desde unas pocas horas hasta varios días, en función del tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente. Aunque la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomendó lavarse las manos después del manejo de billetes y monedas solo si se van a consumir alimentos y el Banco de España sostuvo que es baja la posibilidad de contagio, el sentir mundial es que su utilización puede ser una amenaza.
“Independientemente de si las preocupaciones están justificadas o no, las percepciones de que el efectivo podría propagar patógenos pueden cambiar el comportamiento de pago de los usuarios y las empresas. En crisis pasadas, la demanda de efectivo a menudo ha aumentado, ya que los consumidores han buscado una reserva estable de valor y un medio de intercambio. Los datos de la coyuntura actual no muestran una imagen uniforme», sostiene un informe del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés).
El retiro de efectivo de los cajeros en España cayó en 68% en marzo, de acuerdo a un estudio del banco Móvil N26. El Ejecutivo aprobó ese mes el estado de alarma por la COVID-19 y el consecuente confinamiento de la población, lo que sin duda hizo bajar el acceso a los cajeros automáticos.
Bacterias perjudiciales en billetes y monedas
Apostar por el uso de las transacciones electrónicas frente a billetes y monedas no es nuevo. En el año 2010, la agencia Bloomberg calificaba a Suecia como un país sin dinero en efectivo. En 2013, una encuesta encargada por Master Card concluía que el 63% de los españoles considera que el dinero en efectivo es sucio y lleno de bacterias. Desde el ámbito científico, un sinfín de investigaciones se refiere a lo perjudicial que es para la salud el uso de billetes y monedas. En 2002, la revista Southern Medical Journal publicó un estudio en el que se indicaba que más del 80% del dinero que se analizó tenía gérmenes que podían ser perjudiciales para personas con sistemas inmunitarios débiles. El 7% de los billetes tenía rastros de bacterias.
En la misma línea, una investigación de la Universidad de Oxford (Reino Unido) indicó que un promedio de 26.000 bacterias estaban en monedas y billetes europeos. Unas 2.400 en monedas más nuevas y limpias. El profesor de Ciencias de la Ingeniería en esta Universidad, Ian Thompson, ha afirmado que la cantidad de microorganismos que se han encontrado es tal que puede transmitir algún tipo de infección.
En los billetes y monedas se encuentran bacterias muy perjudiciales para el ser humano como la Klebsiella (causante de infecciones del tracto urinario, neumonías, sepsis, infecciones de tejidos blandos e infecciones de herida quirúrgica) y las Enterobacter (causantes de infecciones en el tracto urinario y de diarrea).
El dinero en efectivo vs. las transacciones digitales
Según el BIS, «en los Estados Unidos, el efectivo en circulación ha aumentado recientemente. Pero en el Reino Unido, el dinero que se ha sacado de cajeros automáticos ha disminuido. A medio plazo, el brote podría, en principio, tanto conducir a un aumento del efectivo por medidas de precaución por parte de los consumidores como a generar un aumento estructural en el uso de pagos con móviles, con tarjeta y online. Estas tendencias pueden ser diferentes entre sociedades y entre diferentes consumidores».
La actitud de los consumidores debe seguirse muy de cerca, según los economistas del BIS, para evitar que haya una brecha entre los que tienen acceso a sistema de pagos digitales y los que no, sobre todo por el impacto entre las personas mayores. Las infraestructuras de pago existentes en cada país y las monedas digitales son elementos también a considerar.
«La pandemia puede, por lo tanto, poner a las llamadas monedas digitales en el centro de todos los focos, destacando el valor de tener acceso a diversos medios de pago y la necesidad de que cualquier medio sea resistente frente a una amplia gama de amenazas», indica el Banco Internacional de Pagos.
Algunos obstáculos a superar
Por las limitaciones que traerá el fin del dinero en efectivo como método de pago y de ahorro es imprescindible que las personas posean una cuenta bancaria y una tarjeta de crédito o de débito. Y “todo estará sujeto a las decisiones de las entidades privadas y, si estas deciden poner más comisiones o cerrar el grifo para ciertas personas”, expresó el profesor de Estudios de Economía y Empresa, August Corrons. Ni hablar de si los bancos deciden cargar a sus depositantes con intereses negativos. Se volvería a la época en que por seguridad, las personas guardaban su dinero bajo el colchón.
El Banco Central de Alemania publicó un trabajo el año pasado, en el que se indicaba que los pagos en efectivo hasta 50 euros son más rápidos y baratos que los que se realizan con tarjeta PIN o con firma. El estudio realizado por Johannes Beermann, miembro de la junta ejecutiva del Bundesbank, concluía que «todavía es el método más rápido y efectivo en términos de costes para los pagos en un punto de venta», reseñó El Economista.
Aunque pareciera que la tendencia es que ese desplazamiento del electrónico ocurra más temprano que tarde, la velocidad de su concreción dependerá de la solución a estos principales escollos.
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