El Consejo de Ministros aprobó esta semana un decreto para fomentar el consumo de los biocarburantes que establece los objetivos de venta o consumo para 2021 y 2022. La norma, propuesta por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, establece una obligación de penetración de los biocombustibles del 9,5% en 2021 y el 10% en 2022 en el transporte.
Hasta ahora la norma era solo un borrador que se sometió a consulta pública el año pasado. Sin embargo, ahora el Real Decreto es un hecho y favorecerá la reducción de emisiones de gases efecto invernadero asociadas al sector transporte. La propuesta se ideó de acuerdo con escenarios y objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2023. Fija una cuota mínima de energía renovable en el transporte del 28% en 2030.
Biocarburantes para reducir las emisiones del transporte
Los biocarburantes son combustibles líquidos o gaseosos utilizados para transporte producidos a partir de biomasa. Es decir, de la fracción biodegradable de los desechos procedentes de la agricultura, la silvicultura y las industrias conexas. También de la fracción biodegradable de residuos industriales y municipales.
El aumento del uso de biocarburantes en el sector transporte es fundamental para la transición energética y reducir las emisiones en este sector. La movilidad eléctrica constituye una alternativa sostenible a los vehículos con motor de combustión. Los biocarburantes aumentan el peso de las energías renovables en el sector.
Con el Real Decreto se extiende el consumo de biocarburantes para tratar de alcanzar la cuota de energías renovables en el transporte que estableció la normativa comunitaria para el año 2030. Actualmente la regulación fija metas hasta 2020, por lo que se considera necesario marcar contribuciones mínimas de biocarburantes que permitan alcanzar los objetivos de descarbonización y neutralidad climática.
Una transición sostenible
El aumento del consumo de biocarburantes en el transporte debe ser progresiva y sostenible. La norma establece una serie de limitaciones a los biocarburantes producidos a partir de materias primas de determinados orígenes.
Asimismo, el Real Decreto mantiene la contribución máxima para alcanzar el objetivo de renovables en el transporte del 7% de biocarburantes procedentes de cultivos alimentarios y forrajeros en el consumo final de la energía en los años 2021 y 2022.
No obstante, una utilización excesiva de biocarburantes implicaría un riesgo elevado de aumento de emisiones de gases efecto invernadero. Por tanto, a partir de 2022 los biocombustibles no podrán superar el consumo que tuvieron en 2019. El Ministerio también fijará una senda para su reducción progresiva entre 2024 y 2030 para que este tipo de biocarburantes dejen de utilizarse antes del fin de la década.
El Real Decreto está dirigido a asegurar la sostenibilidad de los biocarburantes procedentes de aceite de cocina usado y grasas animales. Fija el límite para el uso de estas materias primas en el 1,7%. No obstante, este límite podrá aumentarse si se justifica la disponibilidad de materias primas.
Hay que ser más ambiciosos
Mientras tanto, Ecologistas en Acción considera que el Real Decreto no es suficiente y se queda atrás comparado con otros países europeos como Francia, Países Bajos, Austria, Dinamarca y Portugal. Según la ONG, estos países han sido han establecido la eliminación del aceite de palma mucho antes de lo que estipula la DER. Inclusive han agregado la soja aunque aún no haya sido catalogada como “insostenible” por la Comisión Europea.
Por otro lado, José Ramón Freire, director general de BIO-E, advierte que los objetivos en cuota por sí solos no serán suficientes. «Es necesario un apoyo fiscal al producto, como el que ha aplicado Francia a la gasolina E85 o similar al que tienen los gases fósiles en España», concluye.
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