Ya corre entre la opinión pública el concepto de «los coronaboomers», los posibles bebés que nacerían entre diciembre de 2020 y enero de 2021 como fruto de las relaciones sexuales entre parejas durante el confinamiento.
Desde hace algunas semanas los investigadores especulan si el confinamiento aumentará o disminuirá la tasa de natalidad. ¿Cuál será el efecto de la pandemia de la COVID-19 en la cantidad de de nacimientos en el futuro cercano?
Un estudio efectuado en la Universidad de Florencia, Italia, buscó la respuesta. Evaluó cómo el cambio en el estilo de vida impacta a las parejas en edad reproductiva y el deseo de ser padres. «Deseo de paternidad en el momento de la pandemia de COVID-19: una idea de la situación italiana» es un artículo que se publicó en la Revista de Obstetricia y Ginecología Psicosomática.
Se pierden las ganas
La investigación es un estudio cuantitativo que hizo una encuesta en línea a 1.482 personas entre hombres y mujeres, con relaciones heterosexuales estables y con edades comprendidas entre 18 y 46 años. Participaron 944 mujeres (63,7%) y 538 hombres (36,3%).
Los resultados revelan que la pandemia está afectando el deseo de ser padres. Los investigadores no aseguran si esta falta de ganas de ser padres durante el confinamiento afectará la tasa de natalidad en un futuro cercano. De lo que sí están seguros son de las cifras. Un 81,9% de los encuestados señaló que no pretendía concebir antes de la pandemia. El 18,1% restante de la encuesta sí tenía planes de concebir antes de que apareciera la COVID-19 en escena.
Ahora, que las perspectivas y hasta el presente es otro, de ese 18,1% que buscaba concebir un 37,7% ya no quiere tener hijos. Las razones para no concebir se dividen básicamente en dos: futuras dificultades económicas y los efectos en el embarazo de la COVID-19.
«Excepcionales medidas bélicas»
La investigación señala que las «excepcionales medidas bélicas» que se han tomado para frenar el contagio de la COVID-19 propiciaron un clima de miedo e inseguridad con respecto al presente y al futuro. Las «excepcionales medidas bélicas» afectan el estilo de vida de las personas y, en muchos casos, han impactado la calidad de vida de las personas y generado miedo, ansiedad y hasta pánico.
Esta vorágine de sentimientos negativos pueden causar la aparición de trastornos en la adaptación y de depresión, o exacerbar trastornos existentes que pueden alterar la salud sexual y la estabilidad de las parejas. También existe la otra cara de la moneda, que el confinamiento sea una oportunidad para compartir más y mejor con la pareja, lo que puede influir en la calidad y frecuencia de las relaciones sexuales.
El confinamiento tiene un impacto en el deseo sexual. Laura Morán Fernández, autora del libro Orgas (mitos), psicóloga, sexóloga y terapeuta familiar, señala que el confinamiento produce un estrés sostenido que puede disminuir el deseo sexual: «Desde un punto de vista químico, el estrés sostenido influye en la segregación de una hormona llamada cortisol que en situaciones de estrés afecta la testosterona, la principal reguladora sexual.
Además, influyen otros factores, como si eres una pareja recién enamorada que ha hecho del confinamiento un espacio para la liberación sexual; si eres una pareja estable con mucho tiempo juntos o si eres una pareja que estaba crisis antes de la crisis.
A pesar de la pandemia…
También influye el hecho de tener hijos, de vivir en lugares más grandes o pequeños, si viven más familiares con la pareja… Este variopinto cuadro influye hasta en las ganas de autosatisfascerse. La falta de libertad produce altibajos emocionales que pueden hacer que un día alguien esté apático y otro día esté eufórico y productivo.
El estudio italiano no solo se restringió a saber si una pareja quería concebir o no. El estudio recopiló información sobre el grado de instrucción de los participantes, el estado de la relación, el tiempo promedio de la relación y el número de niños anteriores. Se investigó sobre cuestiones de índole soscioeconómica y el estado de bienestar de los participantes.
La conclusión es que a pesar de que la pandemia ha generado un enorme estrés sobre las parejas, hay muchas parejas que continúan en su intento para ser padres. Sin embargo, esto no garantiza que afectará la tasa de natalidad futura.
En las conclusiones resaltan que no se debe subestimar el miedo a las consecuencias económicas y el poco conocimiento que hay sobre los efectos de la COVID-19 en la salud de un embarazo. Según los datos del estudio, la probabilidad de «coronaboomers» se reduce.
Un 81,9% de los encuestados no quería tener hijos y se mantiene en esa idea. Mientras que del 18.1% que sí quería tener hijos disminuyó la cantidad de parejas que desean concebir. Por supuesto, la COVID-19 no ha erradicado las ganas de ser padres y hay que esperar hasta el año que vine para ver los efectos en la tasa de natalidad.
Lea también:
El lenguaje alejó al ser humano de la naturaleza