Los que ya tienen unos añitos han soñado alguna vez con emular a Michael Knight (personaje interpretado por David Hasselhoff en la serie de los 80), tener un reloj al que hablarle y que el coche responda. Pues bien, el sueño se ha hecho realidad. Varias marcas han presentado su coche fantástico en la feria de electrónica CES de Las Vegas.
El Kit de BMW es un prototipo que dispone de un sistema con el que, mediante un reloj inteligente, el usuario podrá dar órdenes a su coche. Órdenes como las de la película, sí están leyendo bien, el usuario podrá llamar a su coche y que éste arranque solito y se desplace hasta el lugar en el que su dueño le espera.
El coche de Mercedes Benz es otro «coche fantástico». El conductor también puede accionarlo vía voz. El F 015 Luxury in Motion cuenta con seis pantallas táctiles integradas en el coche y sus asientos disponen de un motor eléctrico que hacen que se giren hacia fuera 30 grados en el momento en el que se habren sus puertas.
Audi también ha sorprendido con su A7 Sportback piloted driving concept, un prototipo dotado de la tecnología de conducción autónoma desarrollado por el fabricante alemán, que recorrió los 885 kilómetros que separan Silicon Valley de la feria de electrónica de consumo CES de Las Vegas él solito.
Internet de las cosas
La feria electrónica más importante del mundo ha mostrado también robots, patines electrónicos (como los Rocket Skates de Acton diseñados para los traslados diarios de corta duración), televisores con resolución 4K y electrodomésticos conectados a nuestros móviles.
El evento constata la paulatina configuración de ecosistemas tecnológicos en los que los aparatos más mundanos, como una cerradura, se integran en redes que el usuario gestiona a través de su teléfono inteligente y su tableta.
«Suena más a un concepto mucho más pensado, mucho más inteligente que esta idea de lanzar productos individuales que no se comunicaban entre ellos», comentó a Efe el editor jefe del portal CNET en Español.
Samsung anunciaba ya el lunes que para el año 2020 todo lo que fabrique tendrá la característica de «smart», pero fue la cadena estadounidense de productos para el hogar Lowe’s la que se encargó de escenificar con su sistema Iris la transformación que está por llegar a la vida cotidiana.
La compañía montó el decorado de una casa completa que llenó de sensores y cámaras que, conectados a un dispositivo que hacía de ordenador central, podían ser controlados mediante una aplicación para móviles.
Subir y bajar la persiana, detectar una fuga de agua en el baño o el estado de las plantas del jardín son algunas de las funciones de Iris, que ya está a la venta y cuyo precio mínimo son 179 dólares.
La compañía japonesa Logbar fue un paso más allá con su anillo inteligente, cuya nueva versión saldrá en marzo acompañada de un dispositivo a modo de centralita y con forma de piedra que hará que el portador del aro puedan encender una lámpara, el aire acondicionado o bajar el volumen del televisor con solo un gesto.
En CES se mostraron cerraduras que se abren con el teléfono, bombillas que cambian de color en función del estado de ánimo de su propietario, cámaras para detectar intrusos en casa, sistemas que avisan si está una ventana abierta y termómetros para bebés que envían la temperatura al teléfono de los padres en tiempo real.
Se trata de productos que saldrán a la venta, no prototipos futuristas, igual que el enchufe de la empresa californiana Brio que solo transmite electricidad cuando se le conecta un aparato que la requiera, lo que termina con las descargas caseras por meter los dedos donde no se debe.
La portavoz de Brio, Jocelyn Painter, aseguró que los enchufes se empezarán a distribuir este año en Estados Unidos (ya se pueden hacer encargos) y confían en que se pueda convertir en un nuevo estándar en la construcción de viviendas.
El tamaño ya no importa
En el área de los televisores, las grandes empresas cambiaron su estrategia de años pasados, donde el tamaño era lo más relevante, para destacar además de la resolución 4K, los diseños más delgados, en especial Sony y Panasonic, mientras que Samsung enseñó sus pantallas flexibles, más ágiles a la hora de curvarse que modelos anteriores.
Hubo quienes insistieron en el 3D, eso sí, ya con pantallas que no requieren de gafas especiales, si bien el efecto no terminó de llamar la atención como para ser protagonista en la feria.