El cambio climático no solo está acabando con el ecosistema mundial a un ritmo acelerado, sino con la posibilidad de perpetuación de la especie humana. Cada vez son más las personas que ante lo desastroso que se plantea el calentamiento global, han optado por dejar de lado la procreación y no tener descendencia. Algunos temen traer niños a un planeta con cada vez más problemas relacionados con el clima; otros se preocupan por la huella de carbono de un nuevo ser humano (equivalente a más de 5.000 vuelos transatlánticos).
Como lo indica un estudio de 2022 de la encuestadora GlobeScan, cuatro de cada diez personas en todo el mundo no están interesadas en procrear en medio de calentamiento global. Pero qué tanto peso tiene esta percepción catastrófica del futuro en el crecimiento de la población. Los datos indican que en Asia, el 59% de los habitantes de Corea del Sur, el 53% de los de Hong Kong y el 52% de los de la India no quieren tener hijos debido a los efectos del cambio climático.
En Europa, Alemania (40%), el Reino Unido (38%), Francia (37%) y España (37%) como los países menos propensos a fomentar la natalidad. Los porcentajes de Colombia (48%), México (44%), Perú (44%), Canadá (42%) y Estados Unidos (41%), en América, también alarman. El estudio arrojó que entre quienes se ven personalmente afectados por el cambio climático, 44% tiene más probabilidades de evitar procrear que los que no se ven afectados (28%).
Temperaturas que matan deseos
Investigadores preocupados por la tendencia a evitar la procreación revisaron media docena de bases de datos tratando de identificar estudios relacionados con el cambio climático, la salud mental y las decisiones reproductivas. Recopilaron 13 estudios realizados entre 2012 y 2022 en lo que participaron 11.779 personas .
Doce de las investigaciones arrojaron evidencia sólida que vincula la mayor preocupación climática con actitudes menos positivas sobre la procreación, intenciones de tener menos hijos o ninguno en absoluto. Sin embargo, cuatro de los estudios también ofrecieron datos concretos, aunque más débiles, de que la preocupación climática lleva a algunas personas a desear más descendencia.
Más allá de las preocupaciones sobre bienestar de los niños en un mundo alterado por el clima, algunos participantes manifestaron que les inquieta contribuir con la sobrepoblación y el consumo excesivo. En los estudios realizados en Zambia y Etiopía, querían menos hijos debido a que no podrían mantenerlos. El cambio climático dificulta la agricultura y la cría de ganado. No obstante, algunos hombres en Zambia querían más niños que los ayudaran con la agricultura y el pastoreo en condiciones difíciles.
Ecoansiedad le llaman
Todas estas actitudes antiprocreación que se presentan entre la población joven pueden estar relacionadas con lo que los psicólogos llaman ecoansiedad o ansiedad climática. La Academia Americana de Psicología la define como una preocupación excesiva por el futuro de las próximas generaciones y de uno mismo. El temor a un cataclismo ambiental puede desencadenar crisis de ansiedad o síndromes depresivos.
Síntomas más comunes de la ansiedad climática
- Momentos de estrés o ansiedad desmedida por pensamientos pesimistas sobre el calentamiento global.
- Insomnio o alteraciones del sueño.
- Nerviosismo constante.
- Sensación de ahogo.
- Reflexiones catastrofistas similares a que todo está perdido.
- Falta de energía y apatía.
Los especialistas recomiendan actuar en positivo, no despreciar los cambios individuales, conectarse con personas que piensen como tú, formarse e informarse de manera responsable y sobre todo cuidar la salud.
Movimiento antinacimientos
Optar por no tener hijos ante un futuro no muy positivo y así evitarles sufrimiento es una decisión muy personal. ¿Pero qué pasa cuando los ciudadanos con la misma preocupación se asocian para parar el cambio climático mediante la cero natalidad? Han surgido varios movimientos. Como BirthStrike o “huelga de nacimientos”, una iniciativa pacífica nacida en Inglaterra hace unos años con el objetivo hacer reaccionar a las autoridades frente al cambio climático. Sus miembros, muy preocupados por el planeta que heredarán las futuras generaciones, han optado por promover el control de la procreación para reducir el impacto humano en el medioambiente.
En Estados Unidos hay un movimiento similar pero menos extremo, el Conceivable Future, que intenta concienciar sobre la amenaza que supone el cambio climático en la justicia reproductiva. Su tarea es presionar al gobierno para que actúe en contra de la industria de los combustibles fósiles, responsable del calentamiento global. A través de su página web comparte las historias que el cambio climático está dejando en sus vidas reproductivas. Plantean interrogantes como ¿qué daño le hará mi hijo al mundo? y ¿qué daño le causará a mi hijo un mundo más caliente, más violento y menos estable?
Francisco Benedito, CEO de Climatetrade, dice que “argumentar que la reducción de la natalidad es un instrumento contra el cambio climático implica que los más marginados son más responsables por las mayores tasas de natalidad» y es todo lo contrario, son los que menos contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Soluciones rápidas y efectivas, se acaba el tiempo
El experto de Climatetrade recuerda que en menos de10 años efectos del cambio climático serán irreversibles. Las medidas y las soluciones transformadoras hay que adoptarlas de inmediatas. “Incluso, si las mujeres de los países pobres dejaran de tener hijos, sin una descarbonización masiva de la economía el planeta ni sus habitantes estarán mejor”, advierte.
Cree que la solución para el planeta requiere promover un enfoque basado en los derechos humanos que responsabilice a los gobiernos y a las empresas de reducir la dependencia de los combustibles fósiles, y que se hagan los cambios necesarios para que las sociedades mantengan su estilo de vida dentro del sentido común.
Sin embargo, el clima no es la primera amenaza existencial que ha enfrentado la humanidad. Britt Wrayray en el libro Generation Dread: Encontrar un propósito en una era de ansiedad climática precisa que la gente ha seguido criando hijos bajo el espectro de la guerra nuclear y el genocidio. “En lugar de alejarse de traer bebés al mundo, trabajan para cambiar el mundo para que sus bebés puedan vivir mejor”, expresa.
Los intentos anteriores de interferir con el crecimiento de las familias han sido desastrosas. Eugenistas y racistas intentaron usar anticonceptivos en Estados Unidos para ingeniería social, mientras que las esterilizaciones forzadas plagaron a muchos países. La política de un solo hijo de China probablemente retrasó su progreso por décadas.