El rendimiento de lo cultivos de maíz, trigo y soja variarán con las alteraciones del clima
Los fenómenos meteorológicos extremos tienen una incidencia directa sobre los cultivos. El calor intenso y las sequías extensa o las lluvias profusas e inundaciones enérgicas comprometen el rendimiento de los campos. El cambio climático afecta la producción de alimentos y, el avance de las altas temperaturas, puede derivar en escasez, trastornos en la cadena de suministros y aumento de precios.
La realidad es compleja. Los factores climáticos, los suelos y los productos que están en juego son amplios y responden con igual diversidad según la geografía. Algunos cultivos en ciertos lugares podrían beneficiarse, pero en otros, su rendimiento corre el riesgo de sufrir una disminución. Los fenómenos meteorológicos límites plantean amenazas adicionales que podrían desestabilizar los sistemas alimentarios en el futuro.
El impacto de las alteraciones del clima en los rendimientos de los sembradíos dependerá de algunas variables. Entre ellas, el tipo de cultivo, cuánto más se calienta el mundo (lo que dependerá de qué tan rápido se reduzcan las emisiones de carbono), en qué parte del mundo se encuentran y qué se hace para la adaptación.
El cambio climático, junto con el aumento de los niveles de dióxido de carbono, influye en el comportamiento de los cultivos de tres formas principales. Los niveles elevados de CO2 estimulan el crecimiento de las plantas. Los cultivos como el trigo y el arroz (conocidos como cultivos C3) son los más beneficiados porque absorben más CO2.
Los alimentos sujetos al cambio climático
En el caso de los cultivos C4, como el maíz, el sorgo y el mijo, ven menos ventajas a menos que estén en condiciones de sequía. El aumento de las temperaturas afecta al rendimiento de los cultivos de manera diferente en las distintas regiones. En climas más fríos, un calentamiento moderado puede mejorar las cosechas.
Sin embargo, en las regiones tropicales y subtropicales, donde las temperaturas ya están cerca del umbral óptimo para el crecimiento, un mayor calentamiento podría reducir ampliamente la productividad.
El agua es un recurso agrícola fundamental, y tanto la escasez como los excedentes pueden ser perjudiciales. Las sequías o inundaciones, exacerbadas por la crisis del clima, amenazan el rendimiento de los cultivos en muchas regiones, señala Hannah Ritchie científica de datos e investigadora principal de la Oxford Martin School de la Universidad de Oxford y editora adjunta de Our World in Data.
El maíz, por ejemplo, que se cultiva típicamente en regiones más cálidas, es muy vulnerable debido a los limitados beneficios de la fertilización con CO2. Ritchie menciona las investigaciones de Jonas Jägermeyr, científico del cambio climático y modelador de cultivos en el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA.
El calentamiento determina el rendimiento de cultivos
Señala el experto que, en un escenario de calentamiento moderado, que limita el aumento de la temperatura global a menos de 2 °C por encima de los niveles preindustriales, los rendimientos del maíz podrían caer un 6%. En un escenario más extremo con temperaturas que aumentan entre 3 y 5 °C, las pérdidas podrían alcanzar el 24%.
Sin una adaptación efectiva, los sistemas alimentarios pueden enfrentar graves desafíos. Incluso en regiones más frías como Europa, los rendimientos del maíz podrían caer hasta un 20%. Esto muestra que el cambio climático afectará no solo a las áreas tropicales sino también a las zonas templadas, lo que podría desestabilizar los sistemas alimentarios globales y la producción de algunos alimentos.
El futuro de la agricultura y la seguridad alimentaria depende de la rapidez con la que la humanidad se adapte a las nuevas realidades climáticas. Anticipa que la tecnología, las prácticas agrícolas y la cooperación internacional pueden ayudar a mitigar el impacto del cambio climático y garantizar la producción de alimentos para la creciente población mundial.
El cambio climático afectará a los cultivos de manera diferente. Si bien el maíz enfrenta riesgos significativos, las perspectivas para el trigo parecen más favorables, lo que demuestra la importancia del efecto de la fertilización con carbono. Recientes estudios sugieren que sin el efecto de la fertilización con carbono, un calentamiento de 2 °C podría reducir los rendimientos del trigo en un 6,6 %. Sin embargo, si se considera este efecto, los rendimientos podrían aumentar en un 1,7 %.
Geografía, clima y adaptación
En Europa se proyecta que los rendimientos del trigo de invierno disminuirán en 9 % para 2050 sin la fertilización con CO2, pero con ella, podrían aumentar en un 4 %. En un escenario de calentamiento extremo, los rendimientos del trigo podrían aumentar en 18 %, lo que subraya el papel de la fertilización con carbono en la estabilización. E incluso el impulso de los rendimientos en condiciones más cálidas.
En el caso del arroz y la soja, las temperaturas más altas afectarán negativamente los rendimientos. Pero este efecto se verá parcialmente compensado por la fertilización con CO2. En regiones como China, India, Bangladesh e Indonesia, un metaanálisis muestra posibles aumentos de rendimiento de entre 0 y 10 % en los escenarios más favorables. Comprender las tendencias globales es esencial, pero los análisis locales son igualmente importantes.
Los rendimientos de los cultivos variarán significativamente según la geografía. Los países templados y de latitudes altas pueden experimentar menos efectos adversos y, en algunos casos, aumentos de rendimiento. Mientras que las regiones tropicales y subtropicales son más vulnerables, enfrentando descensos más pronunciados y menos oportunidades de adaptación.
Un análisis de Ehsan Ehsani Rezaei y sus colegas respalda estas proyecciones. Incluso en escenarios de calentamiento moderado, se espera que los rendimientos del maíz disminuyan, desde Francia hasta China y desde Estados Unidos hasta Brasil. Mientras tanto, el trigo muestra tendencias positivas en casi todas partes. Y los cambios en los rendimientos del arroz siguen siendo menores. Se prevé que cultivos clave como el mijo y el sorgo, cruciales para la seguridad alimentaria en la India y África occidental, enfrenten descensos.
Saldo de las sequías e inundaciones
La mayoría de los estudios se han centrado en los impactos promedio sobre el rendimiento de los cultivos en función de los cambios de temperatura y la fertilización con carbono. Un aspecto que podría introducir más volatilidad en la producción y en los precios de los alimentos es el cambio climático extremo en los patrones hídricos. Las inundaciones o el estrés por sequías intensas pueden tener un gran impacto en el rendimiento.
Un estudio a gran escala analiza el posible aumento del anegamiento en escenarios climáticos futuros. Concluye que las penalizaciones por rendimiento en escenarios climáticos extremos podrían aumentar del 3% al 11% en el pasado al 10-20% en 2080. Destaca que estos impactos se pueden compensar modificando las prácticas de cultivo. Pero sin adaptación y con unas precipitaciones más intensas podrían hacer que los mercados alimentarios sean más volátiles.
Coinciden los expertos que en estas previsiones destacan la importancia de los enfoques específicos para cada región en materia de adaptación agrícola. Se debe prestar especial atención a los cultivos y las regiones más vulnerables al cambio climático. Las tecnologías destinadas a mejorar la resiliencia de los cultivos, como el desarrollo de variedades tolerantes a la sequía y al calor, desempeñarán un papel fundamental para garantizar la seguridad alimentaria futura.