Los efectos del cambio climático se están sintiendo en todas partes del mundo, sobre todo en los países más vulnerables. No basta con que lugares como Afganistán, Siria o Venezuela vivan luchando contra la pobreza y los conflictos internos, pues ahí la emergencia climática es devastadora. Ante esto, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados trata de crear conciencia con un informe que muestra el impacto del calentamiento global en las personas que habitan las zonas de conflicto, que provoca más desplazamientos y reduce las posibilidades de retorno.
La nueva visualización de datos de la ACNUR aborda los fenómenos meteorológicos extremos como la sequía o las inundaciones, que están afectando fuertemente cada región. “Esperar a que ocurra un desastre no es una opción”, señala el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi. Además, agrega que es momento para invertir en preparación y así prevenir más desplazamientos causados por el clima. Y es que más de mil millones de personas viven en países que están expuestos a peligros relacionados con los fenómenos climáticos y que tienen una capacidad muy limitada para recuperarse si ocurre algún desastre.
Situación crítica de los refugiados
Los refugiados, los desplazados internos y los apátridas se encuentran en la primera línea de la emergencia climática. Muchos viven en «puntos críticos» climáticos donde normalmente carecen de los recursos para adaptarse a un entorno cada vez más inhóspito. Durante la última década, los eventos relacionados con el clima provocaron un promedio de 21,5 millones de nuevos desplazamientos cada año. Esto refleja más del doble que los desplazamientos causados por conflictos y violencia.
La mayoría de las personas desplazadas por desastres permanecen dentro de sus países de origen. A menudo viven en áreas altamente expuestas a peligros relacionados con el clima, como inundaciones y tormentas. Algunos de ellos no pueden regresar a sus hogares, convirtiéndose en desplazados internos. Mientras que un número menor busca seguridad en otros países y puede necesitar protección internacional.
Pero además de los impactos directos de los desastres más frecuentes, el cambio climático está agravando otros factores de desplazamiento. El empeoramiento de la pobreza, la inseguridad alimentaria, la escasez de agua y el acceso a otros recursos naturales de los que dependen las comunidades para sobrevivir son algunos de ellos. La realidad es que múltiples desastres afectaron las economías de los países, así como los ingresos familiares individuales. Todo esto dejó a las comunidades con capacidad limitada o asistencia gubernamental para recuperarse.
Desde Afganistán hasta Venezuela
El informe de ACNUR refleja la situación en Afganistán, donde las sequías e inundaciones recurrentes combinadas con décadas de conflicto y desplazamiento han dejado a millones de personas vulnerables al hambre. También de Mozambique, donde están experimentando una confluencia similar de conflictos y desastres naturales, con un ciclón tras otro azotando la región central del país. Mientras tanto, el aumento de la violencia y los disturbios en el norte desplazan a cientos de miles de personas.
Bangladesh no se queda atrás, más de 870.000 refugiados rohingya que huyeron de la violencia en Myanmar están ahora expuestos a ciclones e inundaciones cada vez más frecuentes e intensos. Los expertos aseguran que durante la próxima temporada de monzones, las lluvias torrenciales podrían afectar el campo de refugiados rohinyás en Cox’s Bazar, lo que podrá obligar a sus habitantes a desplazarse nuevamente. En concreto, muchos de los países más expuestos a los impactos del cambio climático ya albergan un gran número de refugiados y desplazados internos.
No hay país en el mundo que no haya sufrido los efectos del cambio climático. Sin embargo, hay regiones mucho más afectadas que otras en todos los sentidos. Los cinco países con más población refugiada están también entre los más vulnerables a la crisis climática, estos son Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar.
En el caso de Venezuela, aproximadamente el 90% de los refugiados y venezolanos desplazados en el extranjero provienen de países que son los más vulnerables y menos preparados para adaptarse a los impactos del cambio climático. Estos países también albergan alrededor del 70% de las personas desplazadas internamente por conflictos o violencia.
Exigencia a los líderes mundiales
La ACNUR aprovecha para visualizar estos datos mientras se llevaba a cabo la Cumbre virtual de Líderes sobre el Clima organizada por el presidente Joe Biden los días 22 y 23 de abril y donde participaron unos 40 países. Sin embargo, no es la única agencia de Naciones Unidas que ha pedido a los líderes mundiales un llamado a la acción para combatir el cambio climático. Aunque si es la que más ha puesto el foco en la necesidad de brindar protección y asistencia a las personas desplazadas por sus efectos, un problema que normalmente no centra las conversaciones climáticas.
Mientras logran llamar su atención, ACNUR se mantiene trabajando para reducir los riesgos que los fenómenos meteorológicos extremos suponen para los refugiados y los desplazados internos. Un ejemplo es que en Bangladesh están plantando árboles de crecimiento rápido en partes de los campos de refugiados que son propensos a deslizamientos de tierra durante las tormentas monzónicas. También distribuyen fuentes de energía alternativas a la leña para cocinar.
El cambio climático es un hecho
El cambio climático es real. Sus efectos están llegando a los lugares más recónditos del globo. Las actividades humanas son la causa principal. Las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan la temperatura global promedio más rápido que en cualquier otro momento de la civilización moderna. Los datos confirman que los últimos seis años han sido los más cálidos registrados.
El nivel del mar está aumentando, el hielo marino está retrocediendo, los patrones de precipitación estacional son más impredecibles y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes e intensos. Por ello, la ACNUR considera que el momento para tomar acción es ahora.
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