Ana Josefa Soler Valls, Universidad de Castilla-La Mancha
Todos los años ocurren numerosas muertes por golpes de calor. Conocemos el drástico efecto de las altas temperaturas y cómo afecta los procesos biológicos, pero ¿sabemos el impacto que tiene el calor sobre la reproducción? Los estudios experimentales realizados en animales demuestran efectos claros del estrés térmico. Las altas temperaturas afectan la producción de espermatozoides, la calidad de los óvulos, incluso al tamaño del feto.
En animales, se ha comprobado que la fertilidad se encuentra comprometida por encima de una temperatura de aproximadamente 32 °C, cerca del periodo de ovulación o durante la formación de espermatozoides. Durante las épocas de más calor los animales de granja disminuyen su eficacia productiva y reproductiva, lo que pone en riesgo la producción de alimentos.
Efecto del calor en las hembras
El calor disminuye la fertilidad en las hembras. En las ovejas, produce alteraciones que van desde la longitud del periodo receptivo a aquellas relacionadas con el comportamiento de celo, lo que reduce las posibilidades de un acoplamiento exitoso. Puede ser debido a una disminución de las hormonas responsables de controlar la reproducción.
En las condiciones climáticas actuales, supone un riesgo significativo para la eficiencia de la producción de carne y lana, y su impacto es mayor a medida que aumentan las temperaturas globales.
Además, tras un estrés calórico, los ovocitos de bovino y ovino sufren alteraciones en el citoplasma (filamentos de actina, mitocondrias, proteinas), en la membrana (incremento de ácidos grasos saturados) y en el núcleo (alteraciones en el huso meiotico y en el ADN).
Estos efectos se hacen evidentes cuando los ovocitos se utilizan para fecundación in vitro. En estos casos tienen una menor capacidad para madurar y posiblemente se deba a un elevado estrés oxidativo, a una organización aberrante de los cromosomas o a una mayor fragmentación del ADN.
Efecto del calor en los machos
En los machos de la especie ovina la exposición a 32 °C durante 4 días aumenta el porcentaje de espermatozoides anormales. Además, la movilidad de estas células disminuye tras la exposición durante un tiempo prolongado a altas temperaturas.
Un incremento en la temperatura de los testículos en ratón y toro puede dar lugar a alteraciones en la maduración espermática y daño en el ADN de los espermatozoides .
Toda esta pérdida de calidad de los espermatozoides revierte en una disminución de los porcentajes de fertilidad y supervivencia embrionaria cuando tiene lugar la cópula.
Efecto del calor sobre la descendencia
El calor también afecta a la pérdida de embriones tempranos en la especie ovina. Así, cuando la cópula ocurre unos días antes o después de experimentar temperaturas altas se produce una mayor mortalidad embrionaria.
Este efecto también tiene lugar cuando los embriones se producen in vitro. Los embriones presentan un mayor porcentaje de células con el ADN dañado y son más susceptibles de no progresar a fases más avanzadas. Esta es la razón por la que muchos laboratorios de embriología de especies domésticas de granja disminuyen su actividad durante los meses más calurosos.
La exposición a estrés por calor en hembras gestantes también afecta el fenotipo de los recién nacidos en rumiantes y murinos. El resultado son crías con menor peso al nacimiento y con alteraciones en el sistema inmune y metabólico.
Además, las altas temperaturas experimentadas durante el desarrollo del feto pueden dar lugar a modificaciones en la expresión de los genes (epigenética), lo que impactará en su salud y productividad y la de las siguientes generaciones. Así, los nietos nacidos de abuelas que sufrieron estrés por calor tendrán un menor éxito productivo y reproductivo.
¿Y en humanos?
En humanos no son tan manifiestos los efectos de las altas temperaturas sobre la reproducción. Nuestra especie cuenta con mecanismos para evitarlas. Pero es posible que en un futuro se incrementen los problemas reproductivos en zonas muy calurosas o con problemas para hacer frente al calor extremo. Con las previsibles subidas de temperatura asociadas al cambio climático, cada vez resulta más relevante la investigación sobre los efectos del estrés térmico, no solo en animales, también en nuestra especie.
Ana Josefa Soler Valls, catedrática del área Producción Animal, línea reproducción del Grupo SaBio del IREC, Universidad de Castilla-La Mancha
Publicado en The Conversation. Lea el original.