Por David Simner
6/6/2017
Gestor del Fidelity Funds Euro Short Term Bond y del Fidelity Funds Euro Corporate Bond Fund
El riesgo político europeo remitió tras la victoria de Macron en las elecciones presidenciales francesas y los activos europeos reaccionaron con fuertes subidas, pero los mercados no pueden permitirse todavía ser demasiado complacientes ahora que el foco se ha desplazado hacia el otro factor clave en la región: el BCE.
En la reunión de este mes de junio probablemente veamos cambios en las declaraciones que reflejen una visión más equilibrada de la economía por parte del Consejo de Gobierno de la entidad. La recuperación económica avanza a un ritmo constante en la zona euro y, por lo tanto, existen argumentos para adoptar una política monetaria menos expansiva. Sin embargo, dado que se prevé un descenso de la inflación a medida que vayan disipándose los efectos de base de los precios de las materias primas durante la segunda parte del año, y que no se observan apenas señales de subidas salariales, esperamos que el BCE cambie el tono de forma muy gradual. Además, la revalorización del euro que hemos visto desde comienzos de año será otro obstáculo para la inflación durante los próximos meses y tendrá que integrarse en las predicciones y decisiones futuras del BCE.
El ritmo actual de las compras, de 60.000 millones de euros al mes, se mantendrá al menos hasta diciembre de 2017 y hasta 2018 no veremos ninguna reducción. Para la deuda pública europea, eso se traduce en un apoyo técnico constante y fuerte, con aproximadamente unos 500.000 millones de euros de oferta neta negativa prevista para este año que mantendrán los rendimientos a raya. Aunque se ha apuntado la posibilidad de que suba el tipo de depósito antes de reducir las compras de activos, no lo contemplamos como hipótesis de referencia. Las condiciones crediticias de la zona euro siguen mejorando y un tipo de depósito más alto probablemente tenga un efecto limitado en la disponibilidad de crédito y, en lugar de eso, dé más impulso al euro, algo que no resulta deseable en estos momentos.
En duración europea, mantenemos una posición general de neutralidad, aunque con una ligera preferencia por la deuda pública de los países centrales frente a los de la periferia. Los segundos se han beneficiado de los acontecimientos positivos en el plano político, pero siguen bajo la lupa y podrían sufrir nuevos picos de volatilidad y ampliaciones de los diferenciales; en este sentido, la situación política de Italia, y la posibilidad de que se celebren elecciones anticipadas, probablemente sea el factor más determinante durante los próximos meses.