El mundialmente famoso barrio rojo de Ámsterdam reanudó sus actividades después del bloqueo del coronavirus y el negocio ya está en auge. Sin embargo, los famosos burdeles no están completamente de vuelta a la normalidad. Las trabajadoras sexuales y los clientes deben seguir estrictas regulaciones para evitar contagios.
La ciudad cerró sus tiendas de sexo a mediados de marzo y en un principio iban a mantenerlas cerradas hasta septiembre, pero adelantó la fecha cuando bajaron los casos de coronavirus, informó Dutch News.
Normalidad relativa
Si bien los negocios reabrieron, hay una serie de reglas que deben seguirse para evitar el contagio y propagación de la COVID-19. Las trabajadoras sexuales deben verificar que los clientes no tengan síntomas de la enfermedad. Otras medidas incluyen la desinfección y el lavado de manos, la limpieza de sábanas después de cada cita. Pero no necesitan usar máscaras faciales durante las citas.
Janet van der Berg, del Centro de Información de Prostitución, dijo: «Hay geles de mano y hemos pensado qué posiciones son útiles, o no, pero eso no está en un protocolo oficial, cada quien puede resolverlo a su manera y con la posición que le plazca».
Señaló que las trabajadoras sexuales se preocupan por evitar las enfermedades de transmisión sexual. Ahora tomarán precauciones adicionales. «Mantienen poco contacto, se lavan primero y cuando están cerca evitan la zona de respiración del otro. La habitación se limpiará bien… incluida la manija de la puerta».
Sentimiento agridulce
El trabajo sexual está permitido en los negocios desde el 1 de julio en la última relajación de las medidas de prevención de virus en los Países Bajos. Los gimnasios también reabrieron.
Van der Berg indicó que no todas las ventanas en los edificios históricos del distrito de luz roja estaban ocupadas el primer día de la apertura. La cantidad de turistas y visitantes a la capital holandesa se ha reducido desde la pandemia. El turismo mundial sigue en pausa, pero la vuelta a la cama fue bulliciosa.
Las trabajadoras sexuales dieron la bienvenida a los clientes en un ambiente de fiesta. Sin embargo, la representante del Centro de Información de Prostitución, que aboga por los derechos de las trabajadoras sexuales, mencionó que había sentimientos agridulces.
«La semana pasada estábamos plantando flores para una colega que se suicidó después de tres meses sin dinero. Dos horas después supimos que podíamos reabrir. Es una tragedia que no supiéramos antes. Se habría salvado», contó.
Nueva fase
El vice primer ministro holandés, Hugo de Jonge, anunció la «nueva fase» de la batalla de los Países Bajos contra la pandemia de coronavirus con la advertencia de que cada personas tenía que permanecer vigilantes del virus asesino.
Los Países Bajos legalizaron la prostitución en el año 2000. Las trabajadoras sexuales debe registrarse en la cámara de comercio local y pagar el impuesto sobre la renta. Oficialmente hay alrededor de 7.000 trabajadoras sexuales en Ámsterdam
Mientras tanto, con la COVID-19 cambiando la forma en la que operan las trabajadoras sexuales. Se especula que podría ser el catalizador de los cambios en el barrio rojo de Ámsterdam, afectado por las preocupaciones sobre el turismo sexual, la embriaguez y el crimen organizado. En febrero, las autoridades de Ámsterdam revelaron planes para trasladar parte del área de luz roja a un complejo erótico.
El barrio rojo sigue siendo uno de los principales imanes turísticos de Ámsterdam con su mezcla de bares, burdeles, espectáculos sexuales y cafeterías que venden marihuana, indicó Dutch News.
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