La pandemia ha supuesto para España un cambio importante en el mercado laboral. Las restricciones en la movilidad, el confinamiento, el distanciamiento social y la desescalada, han generado caída de la producción y desempleo. Esta situación ha obligado a aplicar medidas para reducir su impacto. Entre ellas, el teletrabajo, que ha permitido que las empresas mantuvieran su actividad durante el confinamiento al que se ha tenido que someter la población por la crisis sanitaria.
Sin embargo, asumir las labores a distancia, presenta nuevos desafíos para la relación entre el trabajador y el patrono. Por ejemplo, el uso de recursos propios por parte del empleado, como equipos, conexiones a Internet, dispositivos móviles, líneas telefónicas físicas y electricidad, deben ser tomados en cuenta.
Además, trabajar desde casa dificulta separar la línea entre los horarios laborales y los tiempos de descanso, así como definir los los límites a la disponibilidad del trabajador.
En promedio, los trabajadores telemáticos han aumentado su jornada laboral en dos horas diarias. Además, los expertos alertan del impacto que puede tener el aislamiento social sobre las personas que estén de forma permanente en esta fórmula.
La posición sindical
Esta realidad ha llevado a la Union General de Trabajadores (UGT),a presentas las propuestas «para lograr un teletrabajo digno e impedir que se convierta en una nueva forma de explotación laboral«. El proyecto fue presentado por el Secretario de Política Sindical de la organización sindical, Gonzalo Pino, y el Director del Servicio de Estudios Confederal, Luis Pérez Capitán.
Pino explicó que en España, alrededor de 10 millones personas han estado trabajando a distancia durante esta pandemia. Lo han hecho utilizando sus propios medios, con tiempos de trabajo que exceden su jornada laboral y asumiendo los costes del mismo. A su juicio, la crisis sanitaria ha evidenciado que las empresas españolas no estaban preparadas para el teletrabajo. Ha sido la propia necesidad y la enorme responsabilidad de los empleados lo que lo ha hecho posible, aseguró.
Normas claras
El trabajo a distancia forma parte de la ordenación laboral en las empresas, por lo tanto, atañe a las relaciones laborales y al diálogo social, dijo Pino. En este sentido, hizo un llamamiento a CEOE y a Cepyme para iniciar las negociaciones para impulsar un teletrabajo con derechos en los convenios colectivos.
El contenido de estos posibles convenios debería formar parte del próximo Acuerdo Interconfederal para el Empleo y la Negociación Colectiva. Asimismo, rechazó que CEOE trate de posponer este debate. «El teletrabajo ha venido para quedarse«, subrayó.
Entre las propuestas de UGT de cara a la regulación del teletrabajo en España, figuran que la empresa compense al trabajador por los gastos que le genera -luz, internet, mobiliario y alquiler en algunos casos- y fijar una jornada máxima de cuatro días semanales.
La oferta gubernamental
Por su parte, el Ministerio de Trabajo y Economía Social estudia implantar una ley que permita al Ejecutivo Central regularizar el teletrabajo en España, según informa Europa Press.
La intención del Ejecutivo es alcanzar un equilibrio entre las ventajas que supone esta fórmula y los derechos de los empleados. La norma se propone bajo la premisa de que el teletrabajo sea siempre voluntario y reversible.
Dentro del apartado de derechos, el Ministerio realiza un especial hincapié en el salario. El Gobierno quiere una igualdad de trato entre los empleados que elijan teletrabajar y los que no. Por este motivo asegurará las condiciones profesionales entre las que se encuentran la compensación de gastos, la promoción y la formación profesional.
La privacidad es otro de los aspectos en los que pretende incidir Trabajo. Con la esta ley, el Ministerio asegurará al trabajador sus derechos de privacidad, a pesar de desarrollar su actividad a través de dispositivos digitales en remoto. Una circunstancia que no impediría a las empresas realizar un control empresarial sobre el empleado, para garantizar que cumple con su contrato, según las exigencias de la ley.
Un recurso sub utilizado
El análisis realizado por la UGT, destaca que, si bien el teletrabajo no es una herramienta nueva, ha sido una opción infrautilizada en nuestro país. En 2019, comparando nuestros datos con los países del entorno, se observa que en España sólo el 4,9% del total de personas empleadas trabajaron habitualmente desde casa y un 3,5% lo hizo alguna vez. El 91,6% nunca usó esta modalidad.
Las mismas cifras en la Unión Europea ascienden al 5,7% y al 9%, rebajando el porcentaje de trabajadores que no utilizó esta modalidad al 85,4%. Los países nórdicos son los que presentan las tasas más elevadas.
En el ámbito del trabajador por cuenta propia, esta modalidad es mucho más frecuente. Un 30,6% de los trabajadores por cuenta propia ya trabajaba a distancia habitualmente u ocasionalmente, frente al 4,2% de los asalariados. Una tendencia también marcada en el conjunto de la Unión Europea.
Se calcula que un 80% de las empresas españolas ha incrementado el trabajo a distancia con el fin de conseguir que su actividad se resienta lo menos posible ante esta crisis, según una reciente encuesta del Banco de España. Muchas empresas se plantean seguir con esta modalidad hasta pasado el verano, cuando la crisis sanitaria esté más controlada.
De acuerdo al informe del Banco de España, la proporción de trabajadores que podrían trabajar en su domicilio, el 30,6 %, es 22,3% mayor que la que actualmente realiza parte del trabajo en su residencia. La mayoría de los colectivos tendrían margen de mejora, destaca el documento.
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