Por Luis Miguel Pascual | Efe
18/07/2016
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El autor del atentado de Niza, que mató a 84 personas e hirió a más de 300 personas con el camión con el que arrolló a una multitud el jueves, había preparado minuciosamente su golpe y tuvo apoyo logístico de varias de las personas que han sido detenidas.
Uno de los hombres que se encuentra arrestado recibió del tunecino Mohamed Bouhlel un cuarto de hora antes de que éste cometiera la matanza un mensaje de texto en el que le decía «trae más armas, trae 5 a C».
El SMS salió del teléfono móvil que se encontró en la cabina del camión donde Bouhlel fue abatido después de atropellar a cientos de personas y donde también estaba la pistola del calibre 7.65 que utilizó contra los policías antes de ser alcanzado por los tiros de los agentes, según BFM TV.
Una pareja de albaneses fue detenida el domingo porque se sospecha que le proporcionaron el arma, aunque no directamente, sino a través de otro de los arrestados, añadió la cadena iTélé. Está por ver si unos y otros conocían sus planes criminales.
Los investigadores también tratan de sacar partido de otro SMS en el que el tunecino afirmaba que ya tenía «material».
En total son seis las personas que están siendo interrogadas bajo arresto por la policía -su exmujer fue liberada esta mañana sin cargos- para aclarar el alcance de las complicidades de esta acción, reivindicada por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Bouhlel alquiló el camión frigorífico en Saint Laurent du Var, cerca de Niza, se lo llevó de allí el lunes y, como se ha visto en las cámaras de vigilancia, circuló con él dos veces por el paseo de los Ingleses, el martes y el miércoles, prestando atención a la zona.
El atentado lo cometió el jueves por la noche justo cuando acababan los fuegos artificiales que habían reunido en esa avenida a unas 30.000 personas.
Derribó una de las vallas de seguridad, evitó los coches de policía que bloqueaban el paso por la calzada subiéndose a la acera y se lanzó en un recorrido mortal de unos 2 kilómetros zigzagueando para atropellar al mayor número de gente.
Tres policías alertados por radio le salieron al paso y encontraron a un hombre en moto que había tratado de detenerle en un gesto heroico. Boulhel disparó primero con la pistola, a lo que respondieron los agentes, que efectuaron 27 disparos hasta que le neutralizaron.
Aunque el autor -de 31 años, padre de tres hijas y recientemente separado- no estaba fichado por los servicios secretos, las autoridades francesas apuntaron pronto al carácter yihadista del atentado.
La tesis se ha ido precisando con los días, primero con la reivindicación del Estado Islámico, en la que consideraba a Boulhel uno de sus «soldados». Un perfil que no encaja con la imagen que proyectaba en sus vecinos y allegados porque no seguía los preceptos del islam, bebía alcohol y multiplicaba las relaciones con mujeres.
Es verdad que tanto uno de los miembros de su entorno que está detenido como su exmujer han explicado que en los últimos tiempos había cambiado: se dejó crecer la barba, dejó de beber alcohol y defendía tesis extremistas. Eso permitió decir al ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, que tuvo una «rápida radicalización».
La investigación espera establecer el vínculo que le llevó a pasar de ser un ciudadano de origen musulmán pero no practicante a un soldado del yihadismo.
Entre tanto, Niza recupera paulatinamente la normalidad, sumergida en la rutina de una ciudad turística. La playa situada frente al paseo de los Ingleses tiene de nuevo bañistas, mientras en el escenario de la tragedia, donde persisten aún los restos sangrientos, siguen llegando personas a recordar a las víctimas.
Una misa reunió hoy en la catedral a miles de ciudadanos, muchos de ellos no católicos, en un oficio convertido en un homenaje.
En los hospitales siguen internados 85 heridos, entre ellos 29 en reanimación, 18 de los cuales entre la vida y la muerte.