Por Andrés Tovar
27/12/2016
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A menos de una semana después que el presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro canadiense Justin Trudeau se unieron para bloquear la perforación en el Ártico y el Atlántico, el Ártico experimentó altas temperaturas récord por segunda vez en dos meses.
Las temperaturas se dispararon en los días previos a la Navidad. Los informes precisaron que la elevación de la temperatura llegó a unos 20 grados centígrados por encima de la media. Ya el 22 de diciembre, las temperaturas en el Polo Norte estaban siendo empujadas hacia arriba, por encima del punto de congelación; algo muy inusual para esta época del año dado la temperatura media en invierno en el Polo Norte es de alrededor de -40 grados Fahrenheit.
Antes de la revolución industrial, «una ola de calor como éste habría sido extremadamente raro», comentó Otto Friederike, investigador principal del Instituto de Cambio Ambiental de Oxford, a la BBC. «Lo normal era esperar que se produjera aproximadamente cada 1.000 años».
Pero ahora, debido a la fusión sin precedentes del hielo marino, el Ártico ha experimentado temperaturas récord en meses consecutivos. En noviembre, las temperaturas en el Ártico eran de 36 grados Fahrenheit por encima de lo normal. Del mismo modo, el año pasado, una ola de calor azotó el Ártico cerca de la Navidad de 2015.
El calentamiento del Ártico puede ser un concepto difícil de entender, especialmente cuando éste coincide con temperaturas más frías en las áreas continentales.
Algunos científicos han postulado la teoría de «calentamiento en el ártico=frío en los continentes«, lo que sugiere que las temperaturas del Ártico más cálidas pueden ir acompañados de un «tipo de intercambio de las masas de aire frío del Ártico con las masas de aire caliente al sur de ellos». Las temperaturas cálidas en el Ártico han llegado al mismo tiempo que las anormales corrientes de frío en la costa este de Estados Unidos.
Aunque los científicos no están de acuerdo universalmente en la teoría, están preocupados por la posibilidad de que el calentamiento en el ártico pase de una excepción a ser una regla.
«Si las temperaturas continúan aumentando aún más será una enorme presión sobre el ecosistema», apuntó Otto a la BBC.