Arrancar la última hoja del calendario no significa la solución a nuestros problemas. Tampoco es garantía de el mundo seguirá un mejor rumbo. Pero hay un encanto en asumir que con la noche del 31 de diciembre se cierra un ciclo que nos da la oportunidad de reinventarnos. La llegada del Año Nuevo es una ocasión propicia para ver el futuro con optimismo.
No es de extrañar que alrededor del mundo, más allá de las fiestas multitudinarias y los fuegos artificiales, el cambio de año esté envuelto de ritos para atraer la buena suerte y propiciar que el año entrante nos sea más favorable. Esta vez, sin embargo, la pandemia le dará a la celebración un elemento nuevo, que demandará el uso del sentido común y la prudencia, sin dejar de lado el tradicional encanto de estas fechas.
El paso de 2020 a 2021 se ha convertido, entonces, una mezcla de tradiciones y restricciones. El mundo trató de no dejar atrás una celebración que define, incluso, la cultura de prácticamente cada rincón del planeta. Mientras, las autoridades se han esforzado por evitar que las pasiones de desborden más allá de lo que sea prudente en las actuales circunstancias. ¿Cuán diferente ha sido este fin de año? ¿Cuánto de las tradiciones se han logrado mantener?
China: Un duro golpe
En China, el Año Nuevo es la festividad más importante. Se rige por el calendario lunar y cada año se celebra en una fecha diferente, siendo para el 2021, el 12 de febrero. Eso quiere decir que, por ahora, en Occidente vamos varios pasos adelante.
La llegada del año se recibe con fuegos artificiales, bailes de dragones y leones. Se festeja en familia con millones de personas que vuelven a sus poblaciones de origen para pasar esos días. Este es uno de los mayores problemas que supone esta fecha, al menos en tiempos de pandemia.
En 2020, la celebración del Año Nuevo en China fue más temprano, el 25 de enero. Para ese momento, el coronavirus no había adquirido el status se pandemia. Se hablaba entonces de un virus que había aparecido en la población de Wuhan. Sin embargo, el miedo a una propagación ya estaba presente y muchos viajes fueron cancelados.
A principios de ese mes, China se preparó para 3.000 millones de viajes individuales durante el período del Festival de Primavera. Pero en cambio, cientos de miles de personas vieron sus planes de viaje interrumpidos. Los viajeros hacían cola en la estación de tren de alta velocidad de Wuhan, tratando de salir antes de que los trenes dejaran de funcionar.
Wuhan, y varias ciudades de los alrededores, estaban bajo un cierre parcial. Las autoridades de Pekín cancelaron todas las celebraciones a gran escala del Año Nuevo Lunar, incluidas las ferias tradicionales y las celebraciones en torno a los templos. Fue un duro golpe.
Para millones de ciudadanos chinos, esas fiestas son la única oportunidad al año que tienen para ver a sus familiares, reunirse y festejar. El brote del coronavirus empañó esta gran ocasión.
Celebraciones alrededor del mundo
Desde la firma del acuerdo internacional de 1884, cuando el planeta quedó dividido en 24 husos horarios, cada región inicia las celebraciones a una hora distinta, las imágenes de las celebraciones comenzaban a llegar a las pantallas.
Los fuegos artificiales que explotan en el puerto de Sídney generalmente simbolizan el comienzo de las festividades mundiales de Año Nuevo para la mayoría de los europeos. Aunque Australia no es el primer país del mundo en recibir el Año Nuevo.
Mientras el Año Nuevo va llegando a cada rincón del planeta, los pueblos, ciudades y hogares se van llenando de celebraciones tradicionales.
A diferencia de China, el resto del mundo se vio poco afectado en sus celebraciones de año nuevo, cuando llegó 2020. Pero 2021 ha obligado a hacer algunos cambios.
Puerta del Sol vacía
En España, el Gobierno y las Comunidades Autónomas firmaron un acuerdo el 2 de diciembre con las medidas que había que tomar durante las Navidades. El Ministerio de Sanidad autorizó a las autonomías a endurecer las medidas referidas a cierres perimetrales, el límite del número de personas en las reuniones, el toque de queda y los eventos multitudinarios.
Especialmente significativo ha sido el impacto para la tradicional celebración en la Puerta del Sol. Después de más de un siglo de acoger a madrileños y visitantes, este emblemático punto de encuentro estuvo vacío al sonar las 12 campanadas. Una transmisión en directo de RTVE y otras cadenas dio la bienvenida a 2021. Hubo críticas a la transmisión, donde no se pudo apreciar bien la actuación de Nacho Cano, a excepción de Telemadrid.
Desde 1901 nutridos grupos de madrileños comenzaron a acudir a la Puerta del Sol para festejar el Fin de Año comiendo las 12 uvas. Pero esta vez, el Gobierno madrileño decidió prohibir los actos de celebración de fin de año en la vía pública.
Más cambios emblemáticos
Las celebraciones con vistosos fuegos artificiales en Sídney marcan, para buena parte del mundo, la primera imagen de la llegada del Año Nuevo. Cuando en Europa faltan algunas horas para arrancar la última hoja del calendario, la silueta del icónico Teatro de la Ópera aumenta la expectativa ante la proximidad del 1 de enero.
Sin embargo, la Premier de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, anunció que el descubrimiento de rastros del virus en nuevas plantas de tratamiento de desechos preocupan a las autoridades sanitarias, obliga a cancelar los planes de realizar un evento especial en el centro de Sídney, al cual se había invitado a unos 5.000 trabajadores esenciales para que fueran a disfrutar de los fuegos artificiales en primera fila.
Berejiklian dijo que lamentaba la decisión, pero que habían llegado a la conclusión que se trataba de «un riesgo sanitario demasiado alto. No queremos a multitudes reunidas en las zonas aledañas a la bahía de Sídney en lo absoluto», explicó.
«Les decimos a los trabajadores de primera línea que habíamos invitado, que encontraremos otra oportunidad durante el año para reconocer su labor». Llegado el momento, Sídney recibió el año nuevo con sus emblemáticos fuegos artificiales. Fue uno de los primeros signos de cómo podemos mantener el espíritu festivo, a pesar de las restricciones.
Una solitaria Times Square
No hace falta haber viajado a Nueva York para saber que cada 31 de diciembre más de un millón de visitantes de todo el mundo se dan cita en Times Square para despedir el año viejo y darle la bienvenida al Año Nuevo. Mientras contemplan el descenso de la famosa esfera de cristal y disfrutan de la cuenta regresiva.
Este acto se ha hecho universal gracias a películas tan icónicas como Forrest Gump (saludos, teniente Dan). La tradición de bajar la esfera, con más de 2.688 triángulos de cristal, inició en 1907. A partir de ahí, se ha convertido en un evento clave y en uno de los principales atractivos en la temporada decembrina.
Pero este año, la pandemia ha impuesto una serie de normas sanitarias para evitar más contagios. No obstante, estas restricciones no impedirán, hasta cierto punto, que se lleve a cabo la Fiesta de Año Nuevo en Times Square.
Esta vez, no hubo multitudes masivas. En cambio, el Año Nuevo en Times Square utilizó las transmisiones simultáneas en televisión y redes sociales para llegar a todos los Estados Unidos y otros lugares del mundo con presentaciones musicales, confeti, luces, fuegos artificiales y más.
«El año que viene nos reuniremos y llenaremos Times Square. Pero este año ni siquiera intenten venir», dijo el jefe del Departamento de la Policía de Nueva York, Terence Monahan. Los ciudadanos no pudieron ver cómo la bola descendía los 24 metros que mide el mástil que la sustenta, una ceremonia que se remonta a 1904.
Miami fue otra de las icónicas ciudades estadounidenses que se quedó sin fiesta, luego de que se canceló la multitudinaria celebración del Parque Bayfront.
Brasil se queda sin celebración en las playas
El estado de Sao Paulo, el más afectado por el coronavirus en Brasil, decretó «fase roja» para los días de Navidad y Año Nuevo, con restricciones para algunas actividades y servicios, según anunciaron las autoridades regionales. Las medidas contemplan la restricción a la circulación de vehículos automotores, el cierre de centros comerciales, gimnasios, salones de belleza, clubes deportivos, restaurantes, parques, bares y servicios no esenciales. Estas restricciones se cumplieron durante los días 25, 26 y 27 de diciembre. Otro tanto se hará el 1, 2 y 3 de enero.
En el marco de estas medidas, la alcaldía de Río de Janeiro anunció que en la noche del jueves 31 de diciembre sería bloqueado el acceso a las playas de la urbe, con el objetivo de evitar aglomeraciones que contribuyan a propagar el nuevo coronavirus.
La medida local incluye la prohibición de circulación de vehículos a lo largo de unos 30 km del litoral carioca, donde millones de personas solían reunirse cada 31 de diciembre para recibir el Año Nuevo y observar un espectáculo de fuegos artificiales.
De acuerdo a las nuevas disposiciones, solo los habitantes de los barrios vecinos podrán pasear por el lugar,. La infracción a esa norma será penalizada con multas por un equivalente de hasta 2.800 dólares.
«Es necesario que este 31 de diciembre todos se queden en casa. Aplacemos las fiestas para el próximo año cuando ya tengamos vacunas y lechos disponibles», afirmó el jefe del Centro de Operaciones de Río, Alexandre Cardeman.
Otras restricciones
En Dinamarca, del Ayuntamiento de Copenhague, donde cada año se suelen juntar miles de personas, estuvo cerrada por primera vez y custodiada por la policía, mientras en Oslo y Estocolmo se suspendieron los espectáculos con fuegos artificiales.
En Italia entró están prohibidos los desplazamientos entre regiones y municipios, salvo por comprobados motivos laborales, de salud o de necesidad. Ciudades como Roma, Milán, Turín y Génova ofrecieron programas con actores, músicos, humoristas y deportistas que se pudieron seguir por las redes sociales.
La Plaza Roja, en Moscú, está cerrada al gran público, por lo que los moscovitas no pudieron acudir al empedrado frente al Kremlin para ver cómo el reloj de la torre Spáskaya daba las campanadas. En los Países Bajos no hubo espectáculos de fuegos artificiales con público ni eventos musicales. Incluso, se ha cancelado la Nieuwjaarsduikel, el mundialmente conocido chapuzón de Año Nuevo en la playa de Scheveningen.
En Portugal por la pandemia fueron eliminadas todas las fiestas conocidas como Passagem de Ano. La Praa do Comércio de Lisboa, estuvo este año desierta y se canceló el concierto que solía reunir a miles de personas.
El el Reino Unido y Francia fueron cancelados los espectáculos masivos con fuegos artificiales que cada año reúnes a multitudes en Londres o París.
Las costumbres que se podrán mantener
Si bien la pandemia ha afectado las celebraciones masivas y restringido la movilidad, aun podemos mantener las tradiciones más íntimas, esas que se dan en cada hogar. Con menos visitas, pero con el mismo espíritu. Seguramente nos apegaremos a una o dos tradiciones de Año Nuevo.
En España, pudimos comer las 12 uvas -una en cada campanada del reloj- en la medianoche de la víspera de Año Nuevo. Cada uva representa buena suerte durante un mes del próximo año. En muchos países de Hispanoamérica estas tradiciones de Año Nuevo también se han arraigado.
Otros rituales pueden variar de acuerdo con la religión, las tradiciones y la cultura. Pero aunque son muy variados en la forma, en el fondo conservan la esperanza de buen augurio para los siguientes 12 meses.
En todo el mundo, las culturas dan la bienvenida al cambio de calendario con sus propias tradiciones únicas de Año Nuevo. Desde quemar muñecos hasta colgar cebollas.
Una buena forma de celebrar
El 2020 fue un año marcado por la pandemia. Desde marzo el coronavirus ha cobrado la vida de más de 1,5 millones de personas en el mundo, con un total de 76 millones de casos registrados y 43 millones de recuperaciones. Con las empresas paralizadas por la cuarentena obligatoria dictada por la mayoría de países afectados, muchos ciudadanos no han podido cumplir sus metas para este 2020 y se vieron obligados a cambiar su estilo de vida.
Pero el Año Nuevo abre con una gran noticia para todos, ya que las primeras dosis de vacunas para el virus han comenzado a ser aplicadas. Un balance de los «bueno y lo malo». Una oportunidad para comenzar. Fue un momento para celebrar en familia. Con moderación y con esperanza, pudimos dar la bienvenida a 2021.
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