El aluminio está asumiendo una posición de liderazgo en la carrera por un futuro industrial menos contaminante. Pero, contrariamente su proceso de producción, es una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero y de alto impacto en la salud y medioambiente.
Ligero y duradero, este metal es el componente clave en paneles solares y turbinas eólicas, envases, enlatados, automóviles y aviones más eficientes y, materiales de construcción duraderos. Teniendo en cuenta sus valiosas propiedades, organizaciones especializadas prevén que la demanda global de aluminio en 2030 aumente más de un 40% respecto a 2020.
Sin embargo, la producción de aluminio también causa contaminación del aire y del agua que daña a poblaciones y al medio ambiente. Las comunidades de Kentucky, Missouri y Nueva York, en el sureste de Estados Unidos, tienen concentraciones de dióxido de azufre (SO2) en el aire que exceden los límites federales y han iniciado una campaña por su salud.
El refinado de su materia prima llamada alúmina ha generado más de 3.000 millones de toneladas de “barro rojo”, un residuo tóxico que pone en riesgo a las personas, suelos y aguas subterráneas.
La industria del aluminio representó 1.200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a nivel mundial en 2021, según un informe del Proyecto de Integridad Ambiental. Una organización de vigilancia sin fines de lucro que aboga por la aplicación de las leyes ambientales en EE UU.
Ese volumen de gases equivale a la misma cantidad de energía utilizada por más de 150 millones de hogares estadounidenses y su contribución al cambio climático.
El aluminio es altamente contaminante
La industria del aluminio se considera muy contaminante. Para producir una tonelada de papel de aluminio, por ejemplo, se necesita extraer 4 toneladas de bauxita. Y extraerla supone residuos y provoca el deterioro de ríos y acuíferos, dejando una enorme huella ecológica.
En la fabricación de aluminio se emiten a la atmósfera grandes cantidades de vapores de alquitrán, de dióxido de azufre (causante de la lluvia ácida). Y de fluoramina (gas ácido muy perjudicial para la salud por provocar alteraciones de los huesos, los riñones y los cabellos). Y el costo energético es altísimo, pues el proceso de fabricación del aluminio necesita mucho consumo de energía.
La exposición al aluminio puede causar fiebre de los humos metálicos, que es parecida a la influenza. Los síntomas de esta enfermedad incluyen sabor metálico, dolor de cabeza, fiebre, escalofríos, dolores, opresión en el pecho y tos. De allí, que los trabajadores de esa industria deben estar muy protegidos y aún así, presentan enfermedades laborales.
El informe del Proyecto de Integridad Ambiental se publica en momentos en que el gobierno federal ofrece miles de millones de dólares en subvenciones para incentivar la reducción de las emisiones de carbono de la industria pesada a través de la Ley de Reducción de la Inflación.
«El aluminio tiene un papel realmente importante y positivo que desempeñar en el cambio hacia la energía y el transporte limpios. Y en la creación de una industria y empleos fuertes en EE UU», dijo Nadia Steinzor, analista de políticas e investigación y autora principal del informe.
«Pero para cumplir esa promesa, los productores de aluminio necesitan reducir la contaminación y comenzar a modernizarse. Y operar bajo reglas actualizadas para que haya menos daño a las personas, al medio ambiente y al clima», señaló a Inside Climate News.
Proceso de producción
El informe analizó todas las fases de la producción primaria de aluminio en EE UU y el factor contaminante en cada una de ellas. Desde una mina en Jamaica que proporciona bauxita, la materia prima clave en la producción de aluminio, hasta una refinería estadounidense que procesa la bauxita en alúmina. Además de las fundiciones que transforman la alúmina en aluminio.
La investigación también analizó las emisiones de una refinería de coque de petróleo, un derivado del crudo utilizado para fabricar ánodos de carbono que conducen la electricidad en las fundiciones de aluminio.
La fundición Warrick de Alcoa en Newburgh, Indiana, tiene descargas y emisiones particularmente altas, indica el documento. De 2018 a 2023, la instalación tuvo 101 violaciones de contaminación del agua y 15 violaciones de contaminación del aire. Muchas más que cualquier otra fundición de aluminio de EE UU, según una revisión del Proyecto de Integridad Ambiental y el cumplimiento de agencias estatales y federales.
Un portavoz de Alcoa dijo que la compañía está trabajando para abordar las violaciones. «Alcoa se compromete a operar de conformidad con todos los requisitos legales aplicables. Trabajamos con las autoridades reguladoras de manera transparente «, dijo.
También señaló que la fundición cumple con los límites de los permisos de aire desde la segunda mitad de 2022 y que la compañía continúa discutiendo cuestiones de agua con el regulador ambiental del estado.
Shayla Powell, portavoz de la EPA, indicó que el Departamento de Gestión Ambiental de Indiana ha liderado actividades de aplicación de la ley en las instalaciones de Alcoa Warrick desde 2018.
Alcoa «tiene un acuerdo abierto con el Departamento de Gestión Ambiental de Indiana que cubre el agua», agregó el vocero de la empresa. “La instalación está aplicando soluciones de ingeniería que reducirán los eventos que resulten en excedencias».
Mejoras y acondicionamientos más limpios
La fundición de aluminio, o la conversión de la alúmina, que se extrae de la bauxita, es un proceso que consume mucha energía y es contaminante. Según el informe, el 71% de las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a toda la industria del aluminio de EE UU provienen de la producción de electricidad utilizada para operar las plantas de fundición.
El portavoz de Alcoa precisó que la planta de Warrick es un caso atípico en términos de su dependencia de la energía del carbón. «Nuestra cartera global de fundiciones se alimenta en un 86% de recursos de energía renovable», comentó. «Alcoa continúa evaluando nuestros suministros de energía en todo el mundo. Incluso en las instalaciones de Warrick, mientras trabajamos hacia nuestra ambición de cero emisiones netas para 2050».