Ahora que todos miran hacia Cataluña a la espera del resultado de las urnas del 27 de septiembre, hemos querido conocer la opinión de los principales partidos vascos sobre lo que acontece en un territorio con muchos paralelismos con el País Vasco.
Ya de entrada se nota que el debate sobre la independencia en el País Vasco se encuentra mucho menos vivo que en Cataluña. El Gobierno Vasco, con el lehendakari Iñigo Urkullu al frente, ha apostado en primer lugar por paliar las consecuencias de la crisis dejando que sea el Parlamento Vasco, en una ponencia, el que mantenga vivo el debate sobre un nuevo estatus jurídico que regule la relación Euskadi-Estado en clave de bilateralidad.
Algo que a los nacionalistas vascos moderados les ha dado sus frutos en las pasadas elecciones municipales y forales. El PNV, con el apoyo de los socialistas, ha recuperado todo el poder institucional -las tres diputaciones vascas y los ayuntamientos de las tres capitales-.
La izquierda abertzale reprocha al PNV su aparente falta de acción para impulsar un debate independentista en clave soberanista, pero tampoco se ha movilizado de forma masiva para colocar a Euskadi en una situación similar a la que se vive en Cataluña. Son otros los debates abiertos que requieren de su atención. Dar por cerrada la etapa violenta de ETA y buscar una solución para sus presos, además de seguir definiendo su espacio político.
Hemos querido conocer la opinión de varios diputados vascos, de diferentes formaciones políticas, sobre la situación que se vive en Cataluña. Dos únicas preguntas para poder observar mejor sus diferencias y matices.
1-¿Cómo se ve el debate de Cataluña desde Euskadi?
2-¿Seguirá la sociedad vasca el mismo camino?
Diputado por Gipuzkoa del PSOE
1- «Lo sigo con gran preocupación porque con los actuales actores políticos no veo salida a la situación de emergencia a la que ha llegado la relación entre Cataluña y España después de años de comportamientos irresponsables diversos y de ceguera política ante lo que se nos venía encima.
En mi opinión, nos encontramos ante una gran derrota de la política entendida como instrumento básico para tratar de resolver problemas y conflictos. Frente a la idea de hacer primar en la política el diálogo y la búsqueda del entendimiento, como proclamaba Ernest Lluch, unos y otros, pero fundamentalmente Rajoy y Mas, la han convertido en un arma arrojadiza que sólo persigue objetivos electorales y que les sirve para desviar la atención de las dos cuestiones que deberían ser centrales: la gestión de la crisis económica y la defensa del estado del bienestar, de un lado, y el combate contra todo tipo de corrupciones e inmoralidades en la vida institucional, de otro».
2- «Euskadi no se puede sentir atraída por ese camino ante el proceso de incertidumbres y de confrontación que se ha abierto para el futuro de Cataluña. Y estoy convencido de que la mayoría de los vascos deseamos una solución para el encaje del pueblo catalán en una España plurinacional y Federal asimétrica dentro de una innovadora tercera vía, pase lo que pase el 27S.
La redefinición de la financiación para Cataluña sin romper el principio de solidaridad interterritorial, algo difícil de articular en cifras en estos momentos de ruptura total, y el estudio de una Ley de Claridad de las Cortes, en la línea de lo aprobado en Canadá para el caso Quebec, así como de los principios jurídicos y garantías fijadas por el Tribunal Supremo de Canadá para abordar una consulta legal que abriera -en su caso- paso a una negociación con el Estado -fue el caso reciente de Escocia-, me parecen las claves de esa tercera vía por explorar. Y ello no requiere esperar a una reforma de la Constitución.
No entiendo que los resultados del día 27 resulten determinantes para nadie. Las espadas seguirán en alto con una escalada de declaraciones y gestos de tensión a la espera de las elecciones generales de diciembre y de sus resultados de gobierno.
Lepoldo Barreda
Diputado del PP por Vizcaya
1-«En Euskadi vivimos ya los diez años de Ibarretxe así como su plan y su consulta. Fue tiempo perdido para la sociedad vasca, mucha energía desperdiciada en la nada. Creo que es lo mismo que estamos viendo ahora en Cataluña: la actuación irresponsable de quien es incapaz de resolver los problemas de Cataluña y se inventa huidas hacia adelante que enfrentan y dividen a los catalanes. Sabemos que en Euskadi hay quienes tienen la tentación de retomar ese camino; ahí está la vigente ponencia del PNV y la pretensión de ser nación vasca en Europa en la próxima legislatura».
2– «Creo que sería tropezar dos veces con la misma piedra si el nacionalismo vasco tomara de nuevo ese camino. Los vascos tenemos los mismos problemas que el resto de los españoles, deseamos estabilidad, convivencia y prosperidad, recuperando la senda del crecimiento y de la creación de empleo. Escenarios de división y confrontación representan todo lo contrario de los intereses de los vascos. La reforma de nuestro Concierto Económico, la Foralidad, la garantía de los servicios públicos y las pensiones, sólo son posibles en el marco constitucional y estatutario. Cuando el nacionalismo vasco cuestiona ese marco y apuesta por escenarios de quiebra institucional pone en riesgo todo eso. Esa permanente amenaza del PNV es una amenaza para el futuro de la sociedad vasca».
Diputado por Gipuzkoa y portavoz de Amaiur en el Congreso
1-«Con mucho interés. Por solidaridad con el pueblo catalán, así como porque la sociedad vasca se identifica plenamente con el proceso constituyente que está llevando a cabo la sociedad catalana, dado que muchos de los factores coinciden también en el proceso constituyente vasco: historia, lengua, necesidad de construir un nuevo modelo socio-económico libre de las ataduras del Estado español, etc.
La gran mayoría de la sociedad catalana se reconoce como sujeto político con derecho a decidir su propio futuro, y demanda su respeto al Estado español, bajo cuya dominación se encuentran desde hace siglos y del que necesitan liberarse. Resulta muy interesante observar la activa y generalizada implicación de todos los sectores de la sociedad, desde la propia Generalitat hasta las instituciones municipales, políticos, juristas, empresarios, académicos, deportistas, entidades sociales y culturales… Hoy la mayoría social catalana demanda tomar por sí misma las decisiones políticas y sociales de su futuro. De hecho, también es mayoritaria la demanda de un Estado catalán soberano e independiente, dado que tienen claro que en el centralizador y colonialista Estado español no hay futuro ni político, ni social, ni económico. No van a permitir que desde Madrid se siga decidiendo la educación que van a recibir sus hijos, ni la sanidad, pensiones o atención a la dependencia de sus familiares.
Deberíamos destacar también que la inmersión lingüística está resultando ser un factor fundamental como aportación al proceso catalán. Hoy nadie duda de que su aplicación durante décadas es la responsable de la cohesión social existente en una sociedad tan plural como la catalana que ha sabido ser inclusiva con una de las tasas de inmigración más alta del Estado. La disposición del Gobierno español es de sobra conocida: negación y desprecio a las decenas de iniciativas políticas e institucionales de intención bilateral emprendidas por las autoridades catalanas. Seguiremos, por tanto, muy de cerca la evolución del proceso catalán unilateral que arranca a partir del 27S».
2- «Aunque existen evidentes paralelismos, la vasca y la catalana son dos sociedades distintas. La mayoría de la sociedad vasca reconoce a Euskal Herria como sujeto político y defiende el derecho a decidir su futuro social y político. Sin embargo, aunque existen evidentes paralelismos, la vasca y la catalana son dos sociedades distintas, y cada uno debemos recorrer nuestro propio camino.
Ahora bien, el Estado español está cerrado en banda. Y niega toda posibilidad de diálogo y acuerdo que pudiera canalizar la demanda política y social mayoritaria, cualquiera que ésta fuera. Más aún, la reforma constitucional que propugnan tanto el PP como el PSOE, van dirigidas a cimentar aún más la indisoluble unidad de España. Cambiar algo para no cambiar nada.
Cualquier reforma que no contemple la participación directa y real de la sociedad, así como el reconocimiento de Euskal Herria como sujeto político y el derecho que le asiste a decidir su propio futuro, supondrá un nuevo fraude a la democracia; como en 1978.
Dado que ni los más optimistas preven un cambio sustancial del Estado español acerca de estas demandas, nos vemos abocados a tomar la iniciativa, a tomar nuestras propias decisiones de manera unilateral. Eso sí, acumular fuerzas políticas y sociales resultará fundamental para el avance en el proceso constituyente vasco».
Diputado del PNV por Vizcaya y portavoz del Grupo Vasco en el Congreso
1- «Se sigue con interés y comprensión. A la expectativa de los movimientos que se produzcan generados por los resultados de los próximos comicios».
2- «Aunque la problemática nacional es la misma para vascos y catalanes, las realidades sociales y nuestra historia durante las últimas décadas han sido diferentes. No sé qué pasará en un futuro. En la medida de que se imposibiliten vías para el acuerdo y el reconocimiento de la identidad nacional vasca, habrá que buscar cauces que hoy por hoy no se contemplan. En estos momentos lo que debe centrar nuestros esfuerzos es la ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco».