España lleva años sufriendo las consecuencias del aumento de la temperatura en el Mediterráneo. Sequías, tormentas, variaciones en el nivel del mar y extinción masiva de especies como aves marinas son algunos de los efectos del cambio climático que se pueden percibir en la península ibérica y que tienen repercusión en la economía y salud de los españoles.
Joaquim Garrabou, investigador del Instituto de Ciencias Marinas (CSIC), asegura que la temperatura ya ha aumentado en 1,5°C. “Estamos viviendo en el escenario de 2050. La velocidad del calentamiento es cada vez más rápida”, explica a la agencia SINC.
En el caso del Mediterráneo, el nuevo panorama ha alterado la distribución de peces, que tienden a desplazarse hacia el norte en búsqueda de agua más frías pero no pueden seguir subiendo. Un fenómeno que se ha observado en especies de interés comercial como la anchoa, lo que obliga a los pescadores a buscarlas en otras aguas o adaptarse a las nuevas especies exóticas que aparecen.
Sin embargo, la aparición de estas últimas no es beneficioso para los ecosistemas ya que los alteran. Por ejemplo, el pez conejo se come los antiguos bosques de algas, dejando auténticos desiertos marinos con rocas peladas. Mientras que el pez globo tiene una toxina muy potente para la salud y está llegando ya a las costas españolas.
Desaparición de bosques submarinos
Además, especies bentónicas, que están fijadas al sustrato, como los corales o las esponjas, se están muriendo de forma masiva ya que al no poder moverse no tienen forma de huir de los cambios ambientales. Toda esta situación tendrá repercusiones en actividades turísticas como el buceo, por ejemplo, y en la pesca.
Una situación parecida sucede en las regiones de Asturias, Cantabria y el País Vasco, que contaban con grandes bosques submarinos de algas laminariales, conocidas como kelp, y otras especies como las Gelidum, que sirven de refugio y alimento para miles de peces, y tienen potencial comercial ya que se utilizan en alimentos y fármacos.
Sin embargo, las altas temperaturas han dejado casi desnudas a las rocas. “Es como si a un bosque le quitas los árboles. Los grandes bosques submarinos desaparecen”, lamenta Araceli Puente, investigadora del Instituto de Hidráulica Ambiental y Profesora Titular de la Universidad de Cantabria.
Aumento del nivel del mar
Otro de los efectos del cambio climático que ya se está sintiendo en España es el aumento del nivel del mar, que está entre 10 y 15 centímetros más alto que antes. Esto ocasiona que cuando vienen los temporales, el agua se adentra más en la tierra, retira el sedimento y acaba con las playas, según Marta Marcos, investigadora del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA).
“Dos ejemplos son las playas mallorquinas de Palma o Cala Millor, para las cuales se espera una pérdida de la mitad de su superficie para final de siglo”, señala la experta.
Por su parte, Marcos aclara que “estamos a tiempo de mitigar estos efectos para decidir si podemos seguir viviendo aquí o que cambie la configuración de las costas, lo cual afectaría muchísimo socioeconómicamente. Podemos llegar a los 30 cm más dentro de 80 años o dejarlo subir hasta un metro”. El aumento del nivel del mar también incrementará la salinidad en los humedales.
Otros efectos del cambio climático en España
En las zonas montañosas del norte de la península, las sequías se están comenzando a notar y tienen un impacto en la ganadería extensiva. En las zonas de regadío surgirán problemas por la competencia de agua cuando haya escasez. “Hay que planear el futuro pensando que habrá muchos menos recursos. Lo más preocupante de estos cambios es que generan desigualdades sociales”, indica Ana Iglesias, profesora de la Universidad Politécnica de Madrid e investigadora del Centro de Estudios e Investigación para Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales.
En este sentido, los humedales también podrían secarse y ocasionar la desertificación de la zona, como sucedió hace miles de años en Almería. Pero también habrá que tener en cuenta que el aumento de eventos atmosféricos como tormentas, también provocarán inundaciones que destruirán la producción agraria. Valencia estará entre las zonas más vulnerables a las inundaciones en los próximos 10 años.
En el interior del país, las montañas tampoco se libran del impacto de la emergencia climática. Sierra Nevada está perdiendo paulatinamente su carácter alpino, se está reduciendo la cantidad de nieve y su duración en las altas cumbres, ya que la fecha de las primeras nevadas se ha retrasado mientras que la fecha de fusión de la nieve se ha adelantado. Todo ello, podría afectar no solo a la supervivencia de las especies sino también a las actividades socioeconómicas que se llevan a cabo en el parque natural durante los meses de invierno, como el esquí.
Información de: María Marín/Agencia SINC
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