Un informe del gobierno de Donald Trump asegura que a esta fecha EEUU se atornilla en la primera posición mundial en cuanto a producción de petróleo y gas. Los informes más recientes reportan una producción récord de petróleo de 12,3 millones de barriles diarios. La nación norteamericana sube al centro del podio acompañada por Rusia (11,23 millones de barriles) y Arabia Saudí (9,8 millones).
Algunos factores determinan esta marca. Entre los más importantes destacan el fracking, el desarrollo de proyectos de infraestructura, la desregularización, la suspensión de las exenciones a Irán y los acuerdos de la Opep y sus aliados.
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El fracking: el boom que aumenta la producción de petróleo
El desarrollo tecnológico del fracking para incrementar la producción de petróleo y gas ha contribuido a colocar a EEUU a la cabeza del mercado internacional.
Un informe del Consejo de Asesores Económicos recientemente divulgado con la anuencia del mandatario norteamericano Donald Trump, revela que desde 2010 la producción de petróleo se ha incrementado en alrededor del 40 por ciento gracias al fracking.
Indica que sólo en noviembre de 2017 la producción rebasó el récord histórico establecido en 1970, cuando se alcanzó la barrera de los 10,1 millones de barriles diarios. En 2018 esta ratio ha seguido aumentando exponencialmente hasta llegar a los 10,7 millones de barriles diarios.
En los últimos ocho años el aumento de la producción de petróleo ha sido notorio. En efecto, los niveles de extracción previos al boom de la fractura hidráulica eran inferiores a los actuales en 6 millones de barriles por día. La mayor producción de petróleo en EEUU se concentra principalmente en Texas, Dakota del Norte, Montana y Nuevo México.
Él revolucionó el fracking. EEUU aumentó su producción de petróleo. Y países como Rusia y Vzla perdieron influencia: pic.twitter.com/QQd4cXNTzq
— Efecto Naím (@EfectoNaim) January 15, 2017
Desarrollo de proyectos y desregularizaciones
Otros factores que han impulsado el incremento de la producción de petróleo han sido las más recientes autorizaciones otorgadas por la administración de Trump al desarrollo de proyectos de infraestructura. Estas apuntan puntualmente a la construcción de gasoductos, oleoductos y plantas de producción de petróleo y gas.
Adicionalmente, entre los años 2017 y 2018 la Casa Blanca impulsó más de 300 medidas desregulatorias que han beneficiado ostensiblemente a las empresas petroleras. Se calcula que como resultado, la industria estadounidense de los hidrocarburos reportó ahorros cercanos a los 5 mil millones de dólares.
Mayor producción estadounidense suple el déficit petrolero
De otro lado, el déficit energético petrolero en los mercados internacionales obliga a Estados Unidos a incrementar su producción de petróleo para satisfacer las necesidades de su mercado interno.
Dicho déficit es resultado en gran medida de las sanciones impuestas por Washington a las exportaciones petroleras de Irán y Venezuela. La estrategia norteamericana consiste en desgastar a sus regímenes de gobierno. Y al mismo tiempo coordinar con los de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos para mantener el abastecimiento de petróleo alrededor del mundo.
Trump, además, incluía a países como China, Turquía, India, Japón, Corea del Sur, Grecia, Italia y Taiwán en el régimen de exenciones a Irán. El secretario de Estado, Mike Pompeo había lanzado una severa advertencia a estos países. Les dijo que quienes mantengan lazos económicos con Irán tras el 1 de mayo, sufrirían las consecuencias.
«Arabia Saudí apoya completamente cualquier paso necesario dado por EEUU para forzar al régimen iraní a acabar con su política de apoyo y patrocinio del terrorismo por todo el mundo». Así lo sentenció el ministro de Exteriores saudí Ibrahim al-Assaf.
China contra la pared
Una de las naciones más afectadas con esta medida es China, la mayor compradora de crudo iraní. Aunque el ministro de Exteriores chino, Geng Shuang, declaró que su país se opone consistentemente a las sanciones unilaterales de EEUU. Algunas cifras están en juego sobre la mesa del mercado petrolero internacional. Entre ellas es que China le compra o dejaría de comprar a Irán cerca de 30 millones de toneladas al año. Esto se traduce en un consumo de unos 586 mil barriles de petróleo por día. China esgrime que la decisión de Estados Unidos contribuirá a la volatilidad en Medio Oriente y en el mercado energético mundial.
La Opep sin certezas
La producción de petróleo ha aumentado progresivamente, debido en parte también a los recortes pactados por la Opep.
Analistas aseguran que la organización no tiene certezas sobre las perspectivas del suministro petrolero en el segundo semestre de 2019. Esto en vista de que la disminución de la actividad en Irán y Rusia es cada vez más significativa. Mientras que Arabia Saudita es aún renuente a bombear más por temor a un colapso de los precios.
La #OPEP no tiene certezas sobre oferta crudo en segundo semestre ante menor suministro Rusia e Irán https://t.co/Qz9AlLzE4L vía @ReutersLatam pic.twitter.com/RFcWQCqYGP
— Corp Casa de Bolsa (@CorpCasadeBolsa) May 9, 2019
Otro de los vectores que ha movido el mercado mundial ha sido la paralización en abril de los flujos en el oleoducto ruso Druzhba por contaminación del crudo. La interrupción dejó sin proveedor a Europa y no está claro cuánto tardará Moscú en reanudar las operaciones.
Es probable que las exportaciones petroleras de Irán disminuyan más aún en mayo por las sanciones de Estados Unidos. Las cargas desde Venezuela, también afectada por medidas de Washington, podrían reducirse más en las próximas semanas.
Y la falta de información es un dolor de cabeza para la Opep y sus aliados. Estos se reunirán nuevamente en junio para decidir si renueva su pacto de reducción del suministro. El 19 de mayo está convocado un panel de ministros en Arabia Saudita para conversar sobre el mercado y hacer recomendaciones.
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