Por Juan Emilio Ballesteros
16/07/2017
Lugar de encuentro y foro de intercambio
Fundado en 1988, el American Business Council (ABC) es mucho más que un foro donde se reúnen los directivos de las principales empresas de Estados Unidos con presencia en España para intercambiar ideas y opiniones e impulsar proyectos que transforman la sociedad y generan riqueza, siempre bajo la perspectiva de la innovación y la excelencia.
Se trata de un lugar de encuentro idóneo para el fomento de oportunidades de negocio y sinergias empresariales, donde el espíritu emprendedor encuentra una plataforma de inversión que cuenta con la experiencia de los principales agentes políticos, económicos y sociales del país.
Desde hace un cuarto de siglo ejerce como portavoz de las compañías norteamericanas radicadas en territorio español y, a partir de 2015, bajo la presidencia de Miguel Carmelo, que preside, asimismo, el Consejo de Administración de la Universidad Europea de Madrid, perteneciente a la red Laureate International Universities.
Retos y oportunidades para competir
Estados Unidos es el principal inversor en España, con un stock de 43.000 millones de euros, que equivale al 17% de la inversión extranjera directa en nuestro país. Las empresas nortemaericanas, de las que medio centenar de las 1.200 que operan se encuentran representadas en el ABC, generan 300.000 puestos de trabajo y suponen el 7% del PIB, según datos de la Cámara de Comercio. Las empresas norteamericanas consideran sus inversiones en España como un factor estratégico hasta el punto de trasladar al país algunos de los centros de decisión y desarrollo de talento. Ello genera empleo de alta cualificación e inversión en innovación, desarrollo y formación.
Para Miguel Carmelo, los directivos norteamericanos confían en el potencial económico de España y demandan al tejido empresarial capacidad de innovación, talento y transformación digital. Precisamente, los principales proyectos que se ejecutan en la actualidad tienen que ver con nuevas tecnologías, inteligencia artificial, automatización de procesos industriales, cloud y big data.
Con estos objetivos, el ABC organiza actividades enfocadas al análisis económico, político y social, con la colaboración de instituciones y organismos como la embajada de Estados Unidos, con la que se ha constituido un comité mixto de trabajo, el Círculo de Empresarios, la CEOE, el Real Instituto Elcano, la American Chamber of Commerce, el IE Business School, la Universidad de Harvard y Laureate Universities.
En el último semestre, el ABC ha llevado a cabo en la Casa de América encuentros con líderes y representantes de la Administración en los que han sido protagonistas Begoña Cristeto, secretaria general de Industria y de la PYME; Alfonso Dastis, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, y Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid.
La revolución digital, un cambio vertiginoso
La transformación digital es un proceso que se compara con la revolución industrial, solo que se produce a una velocidad vertiginosa: es un cambio disruptivo. Si se quiere competir en un mercado global, resulta fundamental la capacidad de adaptación del tejido empresarial a la nueva realidad del mercado.
Tanto la gestión del talento como la digitalización son conceptos esenciales para las empresas. Constituyen un reto y una oportunidad para que se afiance la competitividad en un mercado cada vez más grande.
En este empeño, el talento resulta una baza fundamental. El presidente del ABC explica que “las soft skill –creatividad, improvisación, pensamiento crítico, inteligencia emocional o adaptación y coordinación– serán aún más relevantes para la excelencia laboral en el futuro. Por ello, las empresas también deben preocuparse por los candidatos a un puesto de trabajo. El poder ya no está en manos de los profesionales de Recursos Humanos sino en los del candidato para ocupar un puesto”.
Errores del pasado y desafíos del presente
Entre las claves de la transformación digital de las empresas también está el cambio de mentalidad del consumidor, la personalización del servicio y la confianza y seguridad en el tráfico de datos entre el consumidor y la empresa.
Así lo han visto el presidente de Deloitte, Fernando Ruiz; el director general de Cisco, José Manuel Petisco; el director general de Accenture Technology, Adán Plaza y el presidente de Steelcase, Alejandro Pociña, los directivos de empresas norteamericanas que han analizado por iniciativa de la cumbre anual del ABC la importancia de la transformación digital en el mundo empresarial, el impacto en la sociedad, la seguridad en el mundo digital y cómo llevar a cabo una innovación constante.
La tecnología no solo permite a las empresas hacer lo mismo de una forma distinta y más eficiente, sino que también facilita la aparición de nuevas oportunidades y, por supuesto, de nuevos jugadores en el mercado. Los modelos de negocio necesitan basarse en una plataforma tecnológica muy potente, que sea capaz de analizar todos los datos y tomar decisiones en tiempo real.
Perfiles profesionales para nuevos empleos
La transformación digital está provocando un excedente laboral en el caso de ciertas tareas de poco valor añadido que implica cuestionarse sobre cuál será el futuro de esos trabajadores, pero, a la vez, esta revolución ha provocado la demanda de perfiles que no existen. Esto genera una situación de desigualdad donde la sociedad tiene que ser responsable de buscar una solución que pasa necesariamente por implementar la educación que permita preparar a las nuevas generaciones para el futuro. Además, las empresas deben de dotar a sus empleados de las herramientas necesarias que potencien la capacidad de colaboración para fomentar su creatividad y que les permita ser más eficientes y estar más comprometidos con su compañía.
Así, mientras el director general de Accenture Technology, Adán Plaza, considera la inteligencia artificial como básica para la supervivencia de las empresas, el presidente de Deloitte, Fernando Ruiz, destaca la velocidad con la que se está llevando a cabo esta revolución Industrial y los cambios sociales que se tienen que asumir para que se acepte este cambio. La automatización y la inteligencia artificial sustituirán el 25% de los puestos de trabajo actuales. Será necesaria la formación en nuevas capacidades profesionales y habilidades para atender la demanda del mercado laboral. Las empresas que primero se adaptan a esta teconología liderarán su segmento de negocio.
Los datos son el oro del futuro
La segmentación tradicional ha dejado paso a un gran volumen de información que permite a las empresas ser capaces de personalizar la experiencia de sus clientes independientemente del canal que utilicen para entrar en contacto con ellos. Las empresas tienen que ser capaces de conocer, prever y anticiparse a las necesidades y demandas de sus clientes; y darles una respuesta adecuada.
El director general de Cisco, José Manuel Petisco, destaca la importancia del big data y reconoce que las compañías nunca han sabido más de los clientes que ahora. “Los datos son el oro del futuro”, subraya, y atribuye ese valor a la capacidad de conocer los hábitos y gustos del cliente y, con ello, desarrollar tecnologías para ofrecer productos a medida.
Universidad y empresa para gestionar el talento
Durante años universidad y empresa se han dado la espalda bajo la falsa creencia de que la institución académica genera el talento y el empresario lo gestiona. Hoy van de la mano porque han comprendido que las capacidades profesionales tienen que aflorar mediante el estímulo de la formación. Para salvar esta brecha, directivos como Antón Valero, presidente de DOW Chemical; Juan Orti, presidente de AMEX; Miguel Gómez Navarro, rector de la Universidad Europea; Pilar Santiago, managing partner para Financial Services & Digital de Heidrick & Struggles y Raúl Grijalba, CEO de ManpowerGroup, se han puesto de acuerdo para reducir el gap entre universidad y empresa.
En definitiva, las empresas norteamericanas precisan un marco institucional estable tanto a nivel nacional como local, invertir en educación y talento y trabajar para generar crecimiento económico de manera que tenga su réplica en una generación de empleo de calidad.