Estados Unidos y China ya están envueltos en una guerra comercial. Pero con el paso del tiempo, Donald Trump ha abierto otros varios frentes.
Con las elecciones del año próximo acercándose, la administración Trump parece estar trabajando hacia una resolución en varias de estas disputas. Llegó a un acuerdo para levantar los aranceles de metal en Canadá y México y se negó a imponer aranceles devastadores para automóviles en la Unión Europea.
Ha estado tratando de sellar un acuerdo comercial de primera fase con China, aunque las dos partes continúan lidiando con los términos. Y la administración ha estado presionando para que el Congreso apruebe su revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que marcaría una importante promesa de campaña para Trump.
Sin embargo, Trump tiene a los economistas acostumbrados a constantes idas y venidas. Ahora le ha tocado el turno a Francia, en una disputa que involucra desde quesos hasta alta tecnología.
Nuevo escenario en la guerra comercial
El gobierno de Estados Unidos propuso aranceles sobre importaciones francesas por un valor de hasta 2.400 millones de dólares. Los bienes afectados incluyen queso Roquefort, bolsos, lápiz labial y vino espumoso. La medida fue tomada en represalia por el impuesto de Francia a los gigantes tecnológicos estadounidenses como Google, Amazon, Facebook y Apple.
La Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos denunció el lunes que el nuevo impuesto a los servicios digitales de Francia discrimina a las compañías estadounidenses.
El impuesto francés está diseñado para evitar que las empresas tecnológicas eludan los impuestos al establecer sedes en países de la Unión Europea con bajos impuestos. Impone un gravamen anual de 3% sobre los ingresos franceses de las empresas digitales con ventas globales anuales por valor de más de 830 millones de dólares (750 millones de euros) e ingresos franceses que superen los 25 millones de euros.
Estados Unidos criticó el impuesto francés por apuntar a los ingresos de las empresas, no a sus ganancias, y por ser retroactivo.
The Trump administration said that a new French tax that hit American technology companies discriminated against the U.S., a declaration that could lead to retaliatory tariffs as high as 100% on French wineshttps://t.co/iVrpnzVNUc
— The New York Times (@nytimes) December 3, 2019
EEUU anuncia medidas
La decisión de buscar aranceles «envía una señal clara de que Estados Unidos tomará medidas contra los regímenes fiscales digitales que discriminan o imponen cargas indebidas a las empresas estadounidenses», dijo el representante comercial de EEUU, Robert Lighthizer.
Su agencia analizó el impuesto francés bajo la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974. Se trata de la misma disposición que la administración Trump usó el año pasado para investigar las políticas tecnológicas de China.
La decisión de atacar a Francia obtuvo el respaldo bipartidista del senador republicano de Iowa Chuck Grassley y del senador demócrata de Oregón Ron Wyden. En una declaración conjunta, atacaron el impuesto digital francés como «irrazonable, proteccionista y discriminatorio».
Mayores tensiones con Europa
Es probable que el anuncio de tributos aumente la tensión entre Estados Unidos y Europa. Washington ya está preparando aranceles sobre 7.500 millones de dólares en importaciones de la UE. La medida constituye una respuesta a supuestos subsidios ilegales para el gigante europeo de aviones Airbus.
La Organización Mundial del Comercio dio el lunes a los Estados Unidos una luz verde para imponer esos tributos. El organismo dictaminó que la UE no había cumplido con una orden para poner fin a los subsidios.
Los cuatro países a los que más perjudican esos aranceles son España, Francia, Alemania y Reino Unido. Entre los bienes afectados están la aceituna y el aceite de oliva españoles.
América Latina en la mira
Y en otro recordatorio de que la guerra comercial de Washington se extiende mucho más allá de un enfrentamiento de 16 meses con China, el presidente Donald Trump se comprometió el lunes a aplicar aranceles al acero y al aluminio de Brasil y Argentina.
Ambas naciones sudamericanas se encontraban entre un grupo de aliados de EEUU que Trump eximió de los tributos al acero y aluminio en marzo de 2018. La amenaza del presidente estadounidense de revertir esa decisión e imponer las tarifas de metales es el último ejemplo de su enfoque impredecible de la política comercial.
Trump acusó a los países de manipular sus monedas a la baja para hacer que sus exportaciones sean menos costosas en los mercados mundiales y obtener una ventaja comercial injusta.
Pero los economistas no creen que la políticas cambiarias de Buenos Aires y Brasilia tengan un trasfondo de competencia desleal. Las monedas débiles de los países reflejan sus economías débiles.
Brasil enfrenta un desempleo de dos dígitos y un estancamiento económico después de dos años de profunda recesión. Argentina está luchando contra una crisis económica marcada por una inflación galopante, enormes deudas y pobreza generalizada.
Brazil and Argentina have been presiding over a massive devaluation of their currencies. which is not good for our farmers. Therefore, effective immediately, I will restore the Tariffs on all Steel & Aluminum that is shipped into the U.S. from those countries. The Federal….
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) December 2, 2019
Otros frentes del pasado
En mayo pasado, durante una visita de estado a Japón, el presidente Donald Trump reclamó una «ventaja sustancial» en el comercio y pidió a las empresas japonesas que inviertan más en los Estados Unidos.
En esa ocasión, el mandatario dijo que Tokio y Washington se estaban «acercando» a un acuerdo que abordaría el déficit comercial de su país.
Estados Unidos tuvo un déficit de 56.800 millones en bienes y servicios con Japón en 2018, según el Representante de Comercio de EEUU.
Por otro lado, y después de meses de tensas conversaciones, el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA) también ha enfrentado posición por parte de Trump, quien ha puesto en duda el convenio, al amenazar a México con aranceles para obligar al país a detener el flujo de migrantes a los Estados Unidos.
India ha sido otro objetivo de la guerra comercial de Trump. En junio, su gobierno eliminó a India de una lista de países que recibieron acceso libre de impuestos por miles de millones de dólares en importaciones después de que el mandatario dijo que Estados Unidos no recibió un trato comparable a cambio.
Nueva Delhi respondió con tributos sobre 28 productos de los Estados Unidos, incluidas las almendras y las manzanas.
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