La crisis sanitaria del COVID-19 ha desencadenado una carrera científica en todo el mundo por conseguir la vacuna contra el COVID-19. China parece ser el país más adelantado en desarrollar la medicina y ya anunció los primeros ensayos clínicos de la vacuna.
Más de un centenar de voluntarios participarán en las pruebas. Específicamente son 108 divididos en tres grupos. Los primeros recibieron las primeras inyecciones el pasado viernes, informó el diario inglés Global Times.
Las edades de los voluntarios comprenden desde los 18 hasta los 60 años, todos habitantes de la ciudad de Wuhan, primer epicentro del coronavirus.
La celeridad de los chinos por aplicar la prueba en seres humanos, surge por los avances que han tenido los científicos estadounidenses. De hecho, las autoridades de salud del país asiático autorizaron los experimentos el pasado 17 de marzo, un día después que los Estados Unidos anunciaran la primera prueba de una vacuna al COVID-19 en Seattle con 45 voluntarios adultos.
La batalla por desarrollar una vacuna
Antes de que la pandemia del coronavirus se desatara, Estados Unidos y China estaban enfrascados en una guerra comercial. Cuando ambas potencias parecían haber llegado a un acuerdo, estalló la crisis sanitaria.
Ahora el anuncio por ambos países de las pruebas de las vacunas ha elevado las tensiones. El presidente norteamericano, Donald Trump, acusó a Pekín de ser en parte responsable de la propagación del “virus chino”, unas declaraciones que irritaron a Xi Jinping.
En un editorial de la semana pasada del Global Times, afirmaron que la nueva batalla global es conseguir la vacuna contra el COVID-19 y que «desarrollar una vacuna es una batalla que China no puede permitirse perder”.
“El mundo paga un alto precio por lo que hicieron”, añadió Trump durante una rueda de prensa en la Casa Blanca.
La respuesta del gigante asiático no se hizo esperar y Geng Shuang, portavoz del ministerio de Exteriores chino se refirió a las palabras de Trump, pero no lo mencionó.
“Algunas personas en Estados Unidos intentan empañar el trabajo de China contra la epidemia y nos echan la culpa. Esta actitud ignora los grandes sacrificios del pueblo chino para proteger la salud y la seguridad de la humanidad”, dijo.
Otros países trabajan por la vacuna
Más allá de Estados Unidos y China, la carrera científica por producir la vacuna contra el COVID-19 involucra a todo el mundo. Científicos españoles, alemanes, australianos, canadienses e ingleses buscan desesperadamente frenar la pandemia mundial.
Compañías farmacéuticas multinacionales se comprometieron el pasado jueves a desarrollar una vacuna contra el COVID-19, en un tiempo estimado de 12 a 18 meses como mínimo.
Autoridades sanitarias rusas también anunciaron que comenzaron a probar una vacuna en animales y los primeros resultados se conocerán en junio. El gigante del este de Europa aseguró en el mes de enero que se lanzaría inmediatamente al desarrollo de una vacuna, después de haber recibido de China el genoma de COVID-19.
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