Este jueves fue el primer día de Joe Biden como 46º presidente de Estados Unidos. Su llegada a la Casa Blanca ha generado expectativas, principalmente porque se esperan cambios profundos en políticas que son clave para la economía y para el medioambiente. Ciertamente, habrá una nueva dirección en todos los órdenes, desde los programas sociales hasta las las leyes de inmigración. Pero en las políticas de protección medioambiental y las relaciones internacionales las diferencias son más marcadas.
Donald Trump se caracterizó por desestimar los problemas del cambio climático, las emisiones de GEI o la protección de especies en peligro. Llegó incluso a asegurar que las advertencias de los científicos climáticos eran mentiras. Priorizó la seguridad energética por sobre la protección ambiental, otorgando permisos a proyectos de fracking, o nuevos oleoductos, a pesar del rechazo de su impacto en el entorno. Su plan de 2017 para retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París entró en vigencia el día después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre de 2020.
Mientras, la posición de Biden es diametralmente opuesta. Se ha comprometido a romper con la política de Trump. Dijo que volverá a unirse al Acuerdo Climático de París y «a poner a Estados Unidos en el negocio de liderar el mundo en materia de cambio climático». Este regreso es una de las acciones más esperadas. Pero no será la única.
La oferta de Biden
Joe Biden ha prometido que su presidencia marcará un cambio radical en la política climática. Uno de los mayores cambios que ha anunciado, es su compromiso de acercar a Estados Unidos a sus aliados tradicionales, como la Unión Europea. Ha ofrecido dejar atrás las políticas «aislacionistas» de Trump y trabajar en una agenda multilateral. Y sus estrategias medioambientales apuntan en esa dirección.
Coincidiendo con el objetivo de la Unión Europea y muchos otros grandes emisores globales, Biden se ha comprometido que Estados Unidos alcance la neutralidad climática para 2050 o antes. Se trata de un gran paso.
La meta anunciada por el nuevo presidente colocará a los tres mayores emisores del mundo (China, Estados Unidos y la Unión Europea) en la ruta de alcanzar los compromisos de neutralidad climática o de carbono para 2050 y 2060. La neutralidad climática se refiere a las emisiones netas cero de todos los gases de efecto invernadero. La neutralidad de carbono apunta específicamente a las emisiones netas cero de dióxido de carbono a la atmósfera.
Pasada la euforia inicial generada por la toma de posesión, hay expectativas en torno a si Joe Biden cumplirá sus promesas y hasta dónde será capaz de llegar. El nuevo presidente ya comenzó a despejar algunas dudas.
El Partido Demócrata se garantizó el control efectivo de ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos, lo que le permitirá tener más poder para impulsar la nueva agenda climática. Se trata del primer paso para hacer realidad lo que se ha prometido.
Regreso al Acuerdo de París
Una de las primeras órdenes firmadas por Joe Biden establece que los Estados Unidos volverán al Acuerdo de París. La medida entrará en vigencia en apenas un mes. De esta manera, dio marcha atrás a la salida ordenada por Donald Trump en junio del 2017, que se hizo efectiva el 4 de noviembre, un día después de las elecciones.
Aseguró que “no hay tiempo como hoy para empezar”. El Acuerdo de París fue un compromiso hecho por las grandes potencias y países en vías de desarrollo que buscaba hacer una transición hacia una economía baja en carbono, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los efectos del cambio climático.
Estados Unidos inicialmente había firmado el Acuerdo de París, pero desde hace más de tres años el presidente Donald Trump había manifestado su seria intención de abandonar el tratado, asegurando que era perjudicial económicamente para su país y que podía costarle el trabajo a 2,5 millones de estadounidenses en 2025.
Celebración mundial
Las reacciones no se hicieron esperar. El Secretario General de la ONU dio una calurosa bienvenida al anuncio de Joe Biden, de unirse a la coalición creciente de Gobiernos, ciudades, Estados, empresas y personas que están tomando acciones ambiciosas para enfrentarse a la crisis climática. António Guterres aseguró que, tras la Cumbre de Ambición Climática del año pasado, los países responsables de producir la mitad del carbono mundial se comprometieron con lograr la neutralidad de sus emisiones en las próximas décadas. Con la intención expresada del presidente Biden, se cubrirían dos tercios de las emisiones de carbono.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, felicitó al nuevo mandatario tras reincorporarse al acuerdo que reúne a 189 países alrededor del mundo. “Seremos más fuertes para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo. Más fuertes para construir nuestro futuro. Más fuertes para proteger nuestro planeta. ¡Bienvenidos de nuevo al Acuerdo de París!“, dijo.
El portavoz del Elíseo, Gabriel Attal, aseguró que la administración francesa está “impaciente por construir una relación sólida, útil y renovada con el presidente Biden”, añadiendo que París tiene la intención de enfrentar desafíos junto con él.
El oleoducto Keystone XL en la mira
Y no solo se trata del Acuerdo de París. En otra orden ejecutiva, Joe Biden insta a las agencias federales a que revisen los retrocesos ambientales realizados bajo la Administración Trump. Entre otras medidas, se deberá analizar los estándares de eficiencia de combustible y los límites de los monumentos nacionales Bears Ears y Grand Staircase Escalante. También detiene temporalmente el arrendamiento de petróleo y gas en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico.
La orden además incluye paralizar la construcción del oleoducto Keystone XL. Esta es la segunda vez que un presidente ha pisado el freno del conflictivo proyecto. Barack Obama negó un permiso en 2015. Luego, en 2017, Donald Trump revocó esa decisión y emitió un permiso.
Durante más de una década, las tribus, activistas y ambientalistas nativos americanos han luchado para detener la construcción del oleoducto de 1.948 kilómetros de largo, desde campos petroleros en Alberta, Canadá, hasta refinerías en Texas..
El desarrollador de Keystone XL, TC Energy, suspendió los trabajos este jueves. Dijo en un comunicado que está «decepcionado» con la decisión de Biden.
En Estados Unidos, las industrias del petróleo y el gas fueron responsables del 31% de la producción de metano entre 1990 y 2017. Invertir en fuentes de energía limpia y crear una transición fuera de estas industrias será importante para reducir las emisiones de metano en los próximos años.
La iniciativa de Joe Biden es una muestra de su compromiso. En el segundo debate electoral, su comentario de que haría una “transición” del petróleo en Estados Unidos a favor de la energía renovable le causó rechazo en estados petroleros clave como Texas, Oklahoma y Ohio. En todos ellos perdió. Y aun así, ha firmado esta orden ejecutiva.
Un largo camino
Los nominados de Joe Biden para abordar la crisis climática están encabezados por el ex secretario de Estado John Kerry. Actuará como un «enviado» climático al mundo. Ha ofrecido «luchar contra el cambio climático a tiempo completo». También se convertirá en el primer funcionario dedicado al cambio climático en formar parte del Consejo de Seguridad Nacional.
El nuevo presidente ha calificado a la crisis climática como «la amenaza existencial de nuestro tiempo». También ha prometido apoyar a los científicos del cambio climático.
Estados Unidos convocará una cumbre climática internacional en los primeros meses de Joe Biden en la Casa Blanca. Además, se unirá a un esfuerzo global para eliminar gradualmente el uso de hidrofluorocarbonos, que contribuyen al calentamiento del planeta.
Con 2050 muy lejos, todos los ojos están puestos en lo que hará Joe Biden en casa en los próximos años. Por ahora, parece totalmente dispuesto a demostrar la validez de su compromiso ambiental.
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