El aumento vertiginoso de casos de cáncer de aparición temprana prendió las alarmas médicas. Hasta hace pocos años se consideraba que la enfermedad tenía mayor incidencia en personas de edades más avanzadas. Sin embargo, los índices de por lo menos una docena de tipos de cáncer entre adultos menores de 50 años se han disparado. Aunque con variaciones según el país y el tipo de cáncer. Los modelos basados en datos globales estiman que las cifras crecerán hasta un 30% antes de 2030.
Los médicos han notado especialmente un aumento en los cánceres del sistema gastrointestinal, incluidos el colorrectal, de riñón y de páncreas. Las autoridades científicas del mundo están preocupadas no solo por el hecho de que se trata de personas sanas y en la parte más productiva de sus vidas, sino porque la enfermedad se manifiesta de forma más agresiva y mortal.
Investigadores de Estados Unidos, Europa y Asia se asocian en un proyecto para investigar la implicación los estilos de vida y el medio ambiente en en la brusca subida de casos. Un total de 25 millones de dólares serán financiados por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, Cancer Research UK, Bowelbabe Fund for Cancer Research UK y el Instituto Nacional del Cáncer de Francia.
Escudriñarán modos de vida
El equipo se trazó como meta recopilar durante los próximos cinco años pruebas en Estados Unidos, México, Reino Unido, Francia, Italia y la India. Aseguran que quieren hacer el estudio con una perspectiva internacional. «Eso nos ayuda a tener una idea de lo que es común en diferentes partes del mundo y lo que es único», destacó el codirector del proyecto Andrew Chan, epidemiólogo del cáncer y gastroenterólogo clínico de la Facultad de Medicina de Harvard y del Hospital General de Mass.
El grupo de científicos combinará grandes encuestas de población, estudios en animales y campañas de concientización sobre la salud pública. Están seguros de que con la información que obtengan podrán identificar los factores decisivos en los cánceres de aparición temprana. Igualmente, los mecanismos biológicos que los impulsan. Los datos recogidos pueden ayudar a descubrir cómo inciden los alimentos que comemos, los bienes de consumo que producimos y el tejido mismo de la vida cotidiana en los casos de cáncer en jóvenes.
Se cree que desde toxinas hasta dietas ricas en alimentos ultraprocesados contribuyen al aumento de los cánceres tempranos. Estudios habían indicado que la incidencia había subido en muchas partes del mundo desde la década de los noventa. Un artículo de la revista BMJ Oncology confirmó un incremento del 79 % en el número de nuevos casos global.e De 1,82 millones hace 34 años pasó a 3,26 millones en 2019.
Suponen que l incremento de cáncer en jóvenes se puede atribuir a varios factores, pero toman en cuenta, sobre todo el crecimiento de la población mundial y la adopción generalizada de mejores tecnologías para la detección de la patología. Igualmente, el aumento de factores de riesgo por estilos de vida poco saludables, patrones alimentarios y exposición a sustancias químicas y radiaciones, entre otros.
Posibles causas
El cáncer de tráquea (nasofaringe) y el de próstata son los que más habían subido en ese período, con variaciones porcentuales anuales de 2,28 % y 2,23 %. En cambio, el cáncer de hígado de aparición temprana se había reducido cerca de 2,88 % anual. En 2019, el cáncer de mama representó el mayor número y más muertes asociadas, con 13,7 por cada 100.000 personas. Más de un millón de menores de 50 años murieron de cáncer en 2019, lo que supone un aumento de algo menos del 28 % respecto al año 1990.
Después del cáncer de mama, los de mayor estragos fueron los de tráquea, pulmón, estómago e intestino. El incremento más pronunciado de fallecimientos fue entre personas con cáncer de riñón u ovario. Las tasas más elevadas de cánceres de aparición temprana en 2019 se registraron en Norteamérica, Australasia y Europa Occidental.
No obstante, en los países de ingresos bajos a medios en Oceanía, Europa del Este y Asia Central hubo tasas de mortalidad más altas entre los menores de 50 años. El cáncer de aparición temprana tuvo un impacto mucho mayor en las mujeres que en los hombres, tanto en muertes como de mala salud posterior.
Cáncer desde la infancia
Más de 280.000 niños son diagnosticados cada año con cáncer y la mayoría viven en países de ingresos bajos y medios, donde es común que los tratamientos fracasen por falta de diagnóstico, diagnóstico erróneo, tratamiento inasequible o abandonado, muerte tóxica (relacionada con el tratamiento) y exceso de recaída. Solo 20% de los niños con cáncer sobrevive. En cambio, en países de altos ingresos el índice de supervivencia supera el 80%.
Los tipos de cáncer más frecuentes son leucemia, tumores en el encéfalo y el sistema nervioso central, y linfomas. Bélgica presentó en 2020 la tasa bruta de cáncer infantil más alta del mundo. Se calcula que 29.000 niños menores de 19 años en América Latina y el Caribe desarrollarán cáncer cada año, y más de 10.000 morirán.
Entre los factores más importantes que contribuyen a la baja supervivencia del cáncer infantil se encuentran la mortalidad asociada con las infecciones y la dificultad para acceder a un tratamiento oportuno y de calidad.
La edad cuenta
Científicos sospechan cada vez más que la exposición a factores de riesgo en determinadas edades, ya sea en el útero, en la primera infancia o en la edad adulta temprana, predispone al organismo y aumenta el riesgo de una persona a desarrollar cáncer a una edad temprana. Estas teorías encuentran respaldo en estudios como el que encontró que consumir más bebidas azucaradas durante la adolescencia se asociaba con un mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal temprano en mujeres.
Sin embargo, todavía no se encuentra una explicación definitiva para estos aumentos en las tasas de cáncer en jóvenes. De allí la importancia del proyecto de investigación internacional, que representa uno de los intentos más completos para encontrar respuestas claras. Durante el estudio algunos de los investigadores recopilarán datos de cohortes de población en Estados Unidos, Reino Unido, Europa y México. Luego preguntarán a los participantes sobre factores de riesgo de cáncer conocidos. Tanto la dieta y estilo de vida como factores novedosos, como exposiciones ambientales y características demográficas. También recolectarán muestras de heces para analizar los microbiomas de los participantes. Buscan identificar cualquier vínculo entre los cambios en las bacterias intestinales y el crecimiento del cáncer.
La información recopilada de esos estudios se utilizará para generar hipótesis con miras a realizar experimentos con animales y también in vitro. Se probarán diferentes carcinógenos potenciales en diferentes combinaciones. También se simulará la exposición en diferentes etapas del ciclo de vida (incluso en el útero y en la adolescencia). Los investigadores reconocen que la investigación no responderá definitivamente todas las preguntas, pero aportará más claridad por su amplio enfoque sobre un tema extraordinariamente complejo.