Estados Unidos decidió darle un puntapié a la mesa de negociaciones con Europa sobre un impuesto digital. De momento quedan detenidas. En suspenso. Con un agravante: Washington amenazó con tomar represalias si la región sigue adelante con sus propios planes.
Varios países de la Unión Europea esperaban imponer tributos a las empresas tecnológicas por encima de un cierto umbral de ingresos. Afectarían principalmente a las tecnológicas estadounidenses, por su gran tamaño. Las iniciativas tropiezan con un nuevo obstáculo.
El Financial Times informó que Estados Unidos en una carta a Francia, Italia, España y el Reino Unido, anunció que las conversaciones internacionales habían llegado a un punto muerto, que ni siquiera había espacio para un acuerdo interino. El movimiento de la Casa Blanca, efectivamente, cierra cualquier posibilidad de que se pueda alcanzar pronto algún convenio.
Un largo desacuerdo
Estados Unidos y la Unión Europea han estado en desacuerdo sobre cómo gravar a los gigantes tecnológicos. A principios de 2019, los gobiernos del bloque optaron por no implementar un impuesto digital en toda la región. Llevaron las negociaciones a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en busca de un enfoque internacional. Mientras, algunos países del bloque decidieron aplicar un impuesto digital. Francia fue la primera gran economía en hacerlo.
«Estados Unidos no quiere continuar las negociaciones sobre impuestos digitales en la OCDE. Confirmo que efectivamente habrá una imposición de los gigantes digitales en Francia en 2020 como en 2019», dijo Le Maire en Twitter.
En julio de 2019, el gobierno francés aprobó un impuesto sobre los servicios digitales. Se le conoce en francés como “taxe GAFA”. Es similar a la tasa digital planteada por la Comisión Europea. En represalia, Washington anunció la aplicación de aranceles a los productos franceses.
Para aliviar las tensiones, ambos países acordaron en enero suspender los aranceles comerciales propuestos y los impuestos digitales, y continuar las conversaciones a nivel de la OCDE.
Pero la decisión francesa da al traste con estos acuerdos y revivió las tensiones con Estados Unidos. El representante comercial Robert Lighthizer dijo que el nuevo impuesto era injusto para las empresas estadounidenses. Anunció aranceles a ciertos productos franceses en contrapartida.
Propuestas nacionales
Mientras tanto, el Reino Unido, Italia y España han desarrollado su propia propuesta digital de impuestos, por si fracasan las conversaciones de la OCDE. La organización debía presentar una propuesta a finales de este año.
En el caso de España, a mediados de febrero, el Consejo de Ministros aprobó el establecimiento de la tasa Google y la tasa Tobin, que pechan los servicios digitales y las transacciones financieras.
La polémica tasa Google consiste en gravar con un tipo del 3% los servicios digitales de la publicidad online. Además, los de intermediación que permitan localizar a otros usuarios e interactuar con ellos. Asimismo, a los de transmisión de datos recopilados de usuarios.
El impuesto sobre transacciones financieras, comúnmente conocido como tasa Tobin, gravará con un 0,2% las operaciones de compraventa de acciones de empresas españolas con una capitalización bursátil superior a 1.000 millones de euros. La recaudación estimada es de 850 millones de euros al año.
La ministra María Jesús Montero declaró que el objetivo es gravar a compañías «que pueden tener actividad en un país sin tener presencia en él», aportando actualmente «escasa o nula tributación», al tratarse de «grandes empresas multinacionales que apenas contribuyen en los países donde generan beneficios».
Independientemente de las negociaciones de la OCDE, Estados Unidos anunció a principios de este mes que investigaría a Austria, Brasil, la República Checa, la Unión Europea, India, Indonesia, Italia, España, Turquía y el Reino Unido para implementar o proponer nuevos impuestos sobre gigantes digitales.
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