Ir al espacio es un sueño inalcanzable para la mayoría de los seres humanos. Es difícil incluso para los elegidos. Cuando la NASA daba sus primeros pasos en la carrera espacial Edward Dwight fue uno de ellos. Era un joven y guapo capitán de la Fuerza Aérea que gozaba de la simpatía de los hermanos Kennedy. Iba a ser el primer afroamericano en el espacio. Pero el racismo se interpuso. Seis décadas después, finalmente, hará su viaje.
Los astronautas son una élite, generalmente admirados por sus congéneres, independientemente de su raza, sexo o país de origen. Somos 8.000 millones de personas en la Tierra. Al momento de escribir esta historia solo 10 están en el espacio. Desde que se inició la carrera espacial apenas 549 personas han ido al espacio. De ellas 336 fueron estadounidenses, apenas 7 mayores de 55 años, solo 1 de 90 años (el actor William Shatner). La Estación Espacial Internacional, desde su puesta en marcha en 1998, la han visitado 273 personas de 21 países diferentes.
Cuando comenzó la carrera espacial solo eran dos los jugadores: la extinta Unión Soviética y Estados Unidos. Hoy se han incorporado China, India, Japón, Israel, la Unión Europea y empresas privadas como Spacex, y Blue Origen. Actualmente se estima que hay unos unos 650 astronautas de 45 nacionalidades desarrollando sus trabajos en diferentes proyectos. Como la Estación Espacial Internacional, plataformas orbitales, sondas y proyectos tecnológicos, entre otros. El espacio es esa “última frontera” que por generaciones hemos soñado con conquistar. El regreso de una tripulación a la luna con la Misión Artemisa y Colonizar Marte son las próximas metas.
Solo 15 astronautas negros
Hasta la fecha, la representación de negros en el espacio ha sido limitada. Según la NASA 15 astronautas afroamericanos han visitado el espacio en vuelos tripulados. La mayoría, astronautas profesionales. El capitán de las Fuerzas Aéreas, Ed Dwight, en 1962 fue el primero seleccionado por la NASA, pero no llegó a viajar. Robert Henry Lawrence jr. habría sido el primer astronauta negro en llegar a la Luna si no hubiera sido por su trágico accidente en 1967 en la Base Edwards, en California.
El primer afrodescendiente en viajar al espacio fue el cubano Arnaldo Tamayo en 1980 en una misión de la URSS. El primer estadounidense negro en viajar al espacio fue Guion Bluford, un astronauta de la NASA, quien realizó su primer vuelo espacial en el transbordador espacial Challenger en 1983. Mae Jemison, la primera mujer negra americana en volar al espacio. Bernard Harris jr, el primer astronauta negro en caminar en el espacio en 1991.
Desde entonces, otros afroamericanos se han unido a estos pioneros en la exploración espacial. Entre ellos se encuentran Ronald McNair, el general Charles Bolden, entre otros. También hay viajeros negros como Jean-Loup Chrétien, un francés nacido en Argelia. Otros dos astronautas africanos, Yvonne Cagle y Robert Satcher, también completaron misiones espaciales.
En los registros recientes de la exploración espacial destaca Victor Glover. En noviembre de 2020, pilotó la primera misión tripulada de la empresa SpaceX a la Estación Espacial Internacional y es el primer astronauta negro permaneció en la ISS durante seis meses. Actualmente, Glover es parte del equipo de la Misión Artemis de la NASA, que busca volver a enviar humanos a la Luna y, por primera vez, a Marte.
Astronauta pionero
Edward Dwight tiene actualmente 90 años. Por sugerencia de Whitney M. Young, Jr. de la Liga Urbana Nacional, la administración Kennedy eligió al entonces capitán Ed Dwight como el primer astronauta negro en formación en 1962. Tenía 30 años. La prensa lo trató como pionero afroamericano. Apareció en la portada de Ebony, Jet, Sepia y en revistas de noticias de todo el mundo.
No fue una elección al azar. Tenía méritos de sobra. Dwight creció como un ávido lector y un artista talentoso que tenía habilidades para la mecánica y disfrutaba trabajando con las manos. Se unió a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en 1953 y persiguió su sueño de volar aviones a reacción. Se convirtió en piloto de pruebas de la USAF y en 1961 obtuvo una licenciatura en Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Estatal de Arizona. Terminó en el programa de formación de astronautas de la base Edwards de las Fuerzas Aéreas de California a principios de los años sesenta, bajo el mando del general Chuck Yeager.
Con su carisma y atractivo, era el sueño de cualquier equipo de relaciones públicas para una administración que buscaba liderar en derechos civiles. El presidente Kennedy lo respaldaba. Pero el general Yeager no estaba convencido. Según una historia bien documentada, Yeager describió a Dwight como un piloto mediocre que había sido promovido por razones políticas. Dwight tenía una versión diferente. Recuerda a Yeager como un racista que quería eliminarlo. Su estatura (1,70 m) también fue un obstáculo.
De astronauta a reconocido escultor
A pesar de enfrentar una fuerte discriminación por parte de otros astronautas, Dwight perseveró hasta la muerte del presidente Kennedy, cuando los funcionarios del gobierno crearon un ambiente amenazante. Después del asesinato del presidente en 1963, Dwight no fue seleccionado para ir al espacio. Renunció en 1966 sin lograr su sueño.
Los talentos de Dwight lo llevaron a trabajar como ingeniero, en bienes raíces y para IBM. A mediados de la década de 1970, se dedicó al arte y estudió en la Universidad de Denver, donde aprendió a operar la fundición de metales de la universidad. Obtuvo una Maestría en Bellas Artes en 1977 y ganó reputación como escultor.
Actualmente, Ed Dwight Studios, en Denver es una de las mayores instalaciones privadas de producción y marketing del oeste de los Estados Unidos. Dwight, con su formación en ingeniería y una amplia biblioteca de historia y cultura afroamericana, ha innovado en la técnica del espacio negativo en la escultura.
Es el autor de importantes obras de arte afroamericano, incluyendo monumentos al Ferrocarril Subterráneo en Detroit y Windsor, un memorial a Martin Luther King en Denver, y el Memorial de la Historia Afroamericana de Carolina del Sur en Columbia, entre otros. Con 35 obras principales, algunas de las cuales están en exhibición permanente en el Instituto Smithsonian, Dwight ha dejado una huella indeleble en el arte afroamericano. Ahora quiere dejarla en el espacio como el primer afroamericano de 90 años. Su madre le convenció de que podía lograr casi cualquier cosa. Y así lo ha demostrado.
Rumbo al espacio
Si las circunstancias lo permiten, en las próximas semanas, Dwight será parte de la tripulación de seis personas que se embarcará en la última misión de Blue Origin. Será el séptimo vuelo tripulado de a compañía espacial fundada por Jeff Bezos. Contará con un variado grupo de aventureros. Incluye un inversor de capital de riesgo, un empresario francés de cerveza artesanal, una contadora jubilada a quien los médicos le han informado que perderá la vista ya Edward Dwight.
Para el nativo de Kansas es el cierre de una larga batalla contra las circunstancias. “He pensado que sería un bonito final para una historia fascinante sobre todo lo que he pasado. (…) Toda mi vida ha consistido en hacer cosas. Esta es la culminación”, dijo en una entrevista a The New York Times. Al hacer un balance de su vida siente que es la culminación de una larga batalla cuesta arriba; para entrar en el ejército, ser piloto de las Fuerzas Aéreas y resultar elegido por el presidente de Estados Unidos para ser el primer astronauta negro. Programa en el que le tocó enfrentarse a todo tipo de obstáculos. “Pero mi rendimiento era bueno, y por eso decían: ‘Dios mío, este hombre está consiguiendo cosas’, y mi negritud y mi baja estatura no significaban absolutamente nada”.
Racismo
Aunque el racismo se interpuso en su camino al espacio, Edward Dwight no alberga resentimientos o ira. “Cuando te enfadas, tu cerebro deja de funcionar. Ni siquiera puedo pensar en enfadarme o decepcionarme por nada”, afirma. En lugar de enfadarse con las personas que podrían haberle causado problemas, Dwight optó entender sus motivaciones.
Recuerda sus conversaciones con Chuck Yeager, quien creció creyendo en los estereotipos negativos sobre los negros. “Le enseñaron de niño que los negros eran ignorantes y estúpidos y que no sabían hacer nada (…) La gente es producto de su entorno y yo no iba a hacer nada para cambiar su actitud”.
En lugar de enfadarse con Yeager, Dwight optó por demostrarle que podía cumplir y superar todas las expectativas. “Lo único que podía hacer era demostrarle que podía hacer todo lo que se esperaba de mí y trascender. De ninguna manera podía echarme o deshacerse de mí”.
No es justicia
Recuerda cuando el general le le mostró una lista de pilotos blancos que supuestamente estaban más calificados que él. “Y yo le respondí: «¿Me estás diciendo que todos estos chicos blancos son superiores? Todas las calles de Edwards llevan el nombre de un piloto de pruebas muerto. Todos ellos son blancos y están muertos. Tuvieron que cometer errores en algún momento para que una calle lleve su nombre. No me venga con eso de que los blancos son más listos, ingeniosos, brillantes y capaces que los negros».
Ahora, seis décadas más tarde, a los 90 años, Dwight está a punto de viajar al espacio. Algunas personas pueden verlo como un acto de justicia. “Pero yo no pienso así- declara-. Me parece demasiado tarde para que sea justicia. Mi filosofía es que todo tiene un tiempo y un lugar. Esto es un suceso natural que debería haber ocurrido en algún momento”.
Recuerda que durante sus días como piloto de pruebas, llegó lo suficientemente alto como para ver la curvatura de la Tierra, apreciarla como una gran esfera azul. “Pero tengo curiosidad. Estaremos tumbados en la cápsula, y con una gran ventana panorámica. Definitivamente voy a poner esto en mi archivo gee-whiz”. Para el nonagenario astronauta, pese a todo, Estados Unidos, sigue siendo la luz que guía al mundo. Volar más allá de las nubes le ha permitido tener una perspectiva más amplia de la vida. Por ello se atreve a dar un consejo.
“Cualquiera que piense en presentarse a un cargo nacional debería dar al menos tres órbitas alrededor de la Tierra como requisito previo. Deberían contemplar lo valiosa que es, lo sagrada que es y lo frágil que es”.
Edward Dwight