Desde Cleopatra y Qin Shi Huang, hasta Jennifer Aniston, los intentos de mostrar una edad biológica inferior a la cronológica han sido una constante humana. El deseo genuino de preservar la juventud o alargarla tanto como sea posible nos ha llevado a beber pócimas, untarnos todo tipo de aceites en la piel, inyectarnos productos químicos y entrar al quirófano una y otra vez.
¿Pero por qué algunas personas se ven jóvenes siempre y sin mucho esfuerzo y otras no? Luego de décadas de investigación, científicos especializados en el envejecimiento celular tienen algunas respuestas.
El envejecimiento depende de múltiples procesos internos y factores de incidencia externos. Es por ello que dos personas de la misma edad cronológica, que han crecido en el mismo entorno, pueden aparentar una edad biológica diferente. La edad cronológica es el número de años que tenemos, contados desde nuestro nacimiento. Para determinarlo solo hace falta mirar el calendario y sacar las cuentas. La edad biológica en cambio, se refiere al ritmo de envejecimiento celular y tisular de cada organismo.
Para medir la edad biológica, los científicos han desarrollado una herramienta que se denomina reloj epigenético, basado en la metilación del ADN. Este proceso químico consiste en introducir uno o más radicales de metilo en el ADN, sin alterar su secuencia. Los patrones de metilación del ADN cambian con el tiempo, y estos cambios pueden usarse para predecir la edad biológica de una persona con relativa precisión.
Los biomarcadores del envejecimiento
En el estudio Biomarcadores del Envejecimiento para la Identificación y Evaluación de Intervenciones de Longevidad, Mahdi Moqri y su equipo de la Escuela de Medicina de Harvard, hacen un esfuerzo por estandarizar y caracterizar los denominados biomarcadores de envejecimiento.
Estos marcadores son cada vez más fundamentales para comprender mejor el proceso de envejecimiento, desarrollar nuevos tratamientos para prevenir o retrasar el envejecimiento, establecer la eficacia de las intervenciones antienvejecimiento y personalizar la atención médica en función de la edad biológica de una persona.
Los biomarcadores de envejecimiento miden los cambios en células, moléculas, tejidos y funciones fisiológicas a lo largo del tiempo. Por ejemplo, los biomarcadores moleculares registran modificaciones en el ADN, las proteínas o los metabolitos. Los biomarcadores celulares miden los cambios de tamaño de las células. Los biomarcadores de tejidos determinan aspectos como la densidad mineral ósea. Y los biomarcadores fisiológicos registran las funciones de los sistemas y órganos del cuerpo que varían con la edad.
En la investigación, publicada en agosto de 2023, Moqri y su equipo afirman que los cambios que experimentan los organismos con el paso del tiempo tienen dos orígenes: la ejecución de un programa genético de desarrollo y los efectos acumulados de experiencias, exposiciones y subproductos nocivos de la vida.
“Colectivamente, estos cambios comprenden el envejecimiento. En conjunto, estos eventos conducen al colapso acumulativo de los sistemas fisiológicos, la pérdida de resiliencia, una mayor susceptibilidad a las enfermedades y, en última instancia, la mortalidad”, dicen los expertos de Harvard.
Pero admiten que “las intervenciones genéticas, farmacológicas, dietéticas y de estilo de vida extienden la esperanza de vida saludable y/o atenúan el deterioro funcional relacionado con la edad en modelos animales, lo que sugiere que los procesos biológicos subyacentes al envejecimiento son susceptibles de modulación”.
Relojes epigenéticos
La línea de investigación apunta cada vez más a que centrarse en la edad biológica del paciente, en su proceso de envejecimiento como tal, en lugar de las enfermedades individuales de la vejez, puede prevenir, retrasar o reducir la gravedad de muchas enfermedades relacionadas con la edad cronológica.
Por otro lado, determinar la edad biológica no solo sirve para tratar más eficazmente a personas cronológicamente mayores, sino también a personas más jóvenes pero que por sus hábitos o predisposición genética, registran un envejecimiento celular, molecular, de tejidos, etcétera.
Por ejemplo, una persona de 30 años que fuma y tiene una dieta poco saludable puede tener una edad biológica mayor que su edad cronológica. Una persona de 65 años que hace ejercicio regularmente y come una dieta saludable puede tener una edad biológica menor que su edad cronológica. Algunas personas tienen una predisposición genética a envejecer más lento o más rápido.
Los investigadores están trabajando para desarrollar relojes epigenéticos más precisos y para comprender mejor los factores que influyen en el envejecimiento. En octubre del año pasado, Ognian Neytchev, Helen Erlandsson, Paul Shiels y otros presentaron un nuevo reloj epigenético basado en la metilación del ADN que funciona con precisión tanto en tejidos sanos como no sanos.
«La metilación del ADN se ve afectada por lo que comemos y también por nuestro microbioma intestinal. El nuevo reloj que desarrollamos tiene gran potencial para evaluar intervenciones en el estilo de vida y la dieta que podrían beneficiar al público y ayudar a abordar problemas como las desigualdades sanitarias», dijo Shiels.
Primeros hallazgos
La investigación se realizó en el marco de un estudio sobre el envejecimiento asociado a los pacientes renales y sus tratamientos, a cargo de la Universidad de Glascow. Partieron del hecho de que la edad biológica de los pacientes con enfermedad renal crónica avanza más rápido que la de una persona sana. Para la investigación, desarrollaron su propio reloj epigenético, que bautizaron Reloj Glasgow-Karolinska, y que funciona en tejidos sanos y enfermos.
El estudio consistió en hacer seguimiento a los biomarcadores sanguíneos de 47 pacientes renales. Los evaluaron un año después del trasplante de riñón, o un año después del inicio de la diálisis. También midieron el envejecimiento del tejido sano en 48 pacientes de control. Encontraron que el proceso de envejecimiento de los pacientes renales continuó después de la diálisis. En cambio, los relojes biológicos de los pacientes sólo se ralentizaron luego de un trasplante de riñón.
«Nuestras conclusiones, basadas en el nuevo Reloj Glasgow-Karolinska, muestran que estos pacientes no sólo envejecen más rápido que la población general, sino que su envejecimiento acelerado sólo se ralentiza cuando se someten a un trasplante. El tratamiento con diálisis no parece influir en este proceso», indica Shiels. Peter Stenvinkel, catedrático del Karolinska Institutet, coautora del estudio, señaló que el Reloj Glascow-Karolinska podría utilizarse «para estudiar estrategias de tratamiento en pacientes con insuficiencia renal terminal».
El próximo paso es asignarle un número a la edad biológica por medio del análisis de su salud celular, independientemente de la edad cronológica. Hoy en día en el mercado existen pruebas de sangre de venta directa al consumidor, que apuntan en esa dirección. Pero aún no existe el estándar científico que permita avalar las mediciones de esos productos.
¿Qué hacer para no envejecer… tan rápido?
En 2022, el genetista australiano David Sinclair, sorprendió al mundo con un hallazgo. Tras 20 años de investigaciones sobre el envejecimiento, logró revertir ese proceso en una célula adulta de ratón, llevándola de regreso al estadio de célula madre.
Sinclair es Doctor por la Universidad de Nueva Gales del Sur, PhD del Instituto Tecnológico de Massachusetts y está a cargo de uno de los laboratorios de Harvard donde investiga por qué envejecemos.
Cuando presentó sus resultados, dijo: «Se trata de un restablecimiento permanente, hasta donde sabemos. Creemos que puede ser un proceso universal que podría aplicarse en todo el cuerpo para restablecer la edad. Sabemos que cuando revertimos la edad de un órgano como el cerebro de un ratón, las enfermedades del envejecimiento desaparecen”, dijo.
Ese experimento aún no ha concluido. Pues a la par de revertir la edad de células adultas, registraron células que desarrollaron cáncer durante la experimentación.
Pero Sinclair no solo trabaja contra el envejecimiento en su laboratorio, sino en su vida diaria. Asegura que con algunos hábitos sencillos, es posible tener una vida más larga y saludable. Se trata de hábitos que él mismo lleva a cabo y que le permiten tener una edad biológica 10 años menor que su edad cronológica, sostiene.
Afirma que ha logrado el retraso de su edad biológica practicando el ayuno intermitente, consumiendo una dieta basada en verduras, frutas y agua; e ingiriendo resveratrol. El resveratrol es un químico presente en frutos rojos como las uvas. Además, recomienda proteger la piel del sol, no darse duchas más largas de 10 minutos ya que la piel pierde humedad, usar cremas hidratantes, y consumir suplementos con vitaminas y antioxidantes. Por supuesto, evitar el consumo de tabaco es fundamental para lograr una vida más larga.