Productos de plástico tan cotidianos como las cápsulas de café, los bastoncillos para los oídos, las pajitas, los cubiertos o los platos, entre otros, tienen los días contados en la Unión Europea. Navarra, de hecho, prohibirá muchos de ellos a partir de 2020. La eliminación de los plásticos de un solo uso es la antesala del nuevo modelo socieconómico que está en camino; y que avanza, eso sí, muy lentamente. La descarbonización en favor de las energías renovables, la mejora del ecodiseño de los productos y, en general, la transformación global del sistema lineal son solo algunas de las premisas del cambio. De la realidad ya vigente en España, la vida circular del vidrio es un ejemplo de buenas prácticas en sostenibilidad.
Describir realidades futuras es un ejercicio no exento de riesgos. En todo caso, “procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado”, como dijo una vez Miguel de Unamuno. Llevando a la práctica las palabras del célebre escritor español de la generación del 98, la sociedad del presente tiene por delante el reto de fijar los cimientos de un modelo considerablemente más sostenible que el ya archiconocido. La “sostenibilidad” y el “medio ambiente” comienzan a ser conceptos transversales de la economía, de la industria y de la realidad social de buena parte de la ciudadanía –aunque a un ritmo mucho más pausado del que exige la buena salud del planeta–.
Desafíos y frentes de la transformación
“Nos enfrentamos a un cambio radical de modelo, que se opone al actual poder de las empresas, cuyo único objetivo es aumentar cada año su balance de beneficios económicos, sin importar realmente el medio ambiente ni el bienestar y equidad de los seres humanos”, alega el responsable de la campaña de residuos de Greenpeace, Julio Barea, en declaraciones a Cambio financiero.
El camino por recorrer tiene como punto de origen el clásico modelo lineal –consistente en extraer, fabricar y consumir– y como destino la economía circular –que promueve las tres erres: reducir, reciclar y reutilizar–. El objetivo estratégico de este nuevo modelo económico “es que el valor de los productos, materiales y recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible y que se reduzca al mínimo la generación de residuos”, argumenta la Fundación para la Economía Circular (FEC).
Acción contra el cambio climático
Una de las prioridades medioambientales en la actualidad es combatir el cambio climático. De no lograr avances significativos con prontitud, España podría ser uno de los países más perjudicados del viejo continente hacia el año 2050. El escenario que dibujan para entonces las principales organizaciones ecologistas contempla cambios en los patrones de precipitaciones, así como la dificultad de generar alimento. “Estamos hablando de afectaciones a la vid, al olivo, a los cereales… es decir, a los sectores primarios principales”, dice Sara Pizzinato, responsable de la campaña de renovables de Greenpeace.
“También tenemos que pensar en el sector del turismo. Todas las previsiones de cambio climático aplicadas a España, si no hacemos nada, dicen que hará demasiado calor para que los turistas se sientan atraídos por nuestro país. De hecho, el índice de confort señala que afectará especialmente a las regiones del sur y a la costa mediterránea”, justifica Pizzinato.
En un reciente estudio internacional, que ha contado con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y se ha publicado en la revista Climatic Change Letters, se expresa la necesidad de controlar el aumento global de las temperaturas y alcanzar los objetivos propuestos en el Acuerdo de París sobre cambio climático. De lo contrario, podrían incrementarse las muertes relacionadas con las temperaturas extremas. Según el investigador del CSIC Aurelio Tobías, una subida media de entre 3 y 4 °C en España supondría un crecimiento exponencial de defunciones que oscilaría entre el 3,27% y el 6,29%.
Crecimiento económico
Las instituciones comunitarias europeas sostienen que la disminución de las emisiones de carbono no perjudica al crecimiento económico. Como ejemplo, la Comisión Europea aporta el siguiente dato: el producto interior bruto de la Unión Europea (UE) ha crecido un 50%, mientras que los gases de efecto invernadero se han reducido un 24% desde 1990.
Basándose en estas premisas, Europa quiere apostar por la economía circular. Ya se ha puesto en marcha un paquete legislativo que, entre otras herramientas, cuenta con el europeo Plan de Acción de Economía Circular. La financiación de la puesta en marcha de estas políticas circulares se nutre de los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos (Fondos EIE), con 5.500 millones de euros para la gestión de residuos y con otros 650 millones procedentes de Horizonte 2020 –el programa de financiación de la investigación e innovación de la UE–. En España, el Gobierno también trabaja en la llamada Estrategia Española de Economía Circular.
El problema del plástico
La UE se plantea que para 2030 todos los envases de plástico deberían ser reciclables. Y es que, precisamente el plástico, es uno de los residuos más problemáticos en el plano medioambiental a escala global. Desde los años 60, los mares y océanos se van llenando de este material no biodegradable, que solo aspira a deshacerse en trozos cada más pequeños hasta reducirse a los denominados “microplásticos”. Estos fragmentos resultantes de la descomposición son los “microplásticos secundarios”. Los “primarios”, en parte, proceden de los restos de productos cosméticos que acaban en el desagüe y que llegan a través de aguas residuales.
Los microplásticos son ingeridos por muchos animales marinos –unas 180 especies–, incluyendo a los peces que entran en la cadena alimentaria humana. Es decir, indirectamente, el plástico acaba en los platos que ingerimos. A principios de este año, sin ir más lejos, un cachalote era hallado muerto en el murciano cabo de Palos. Realizada la necropsia, los expertos determinaron como causa de la muerte la ingesta de unos 29 kilos de basura –en su mayoría plástico–.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), por su parte, recoge en un informe reciente que el 67% de la contaminación plástica marina se origina en una veintena ríos, principalmente del continente asiático. Pero eso no exime de responsabilidad al resto de países de otras regiones del mundo.
Ecodiseño, el principio de un ciclo más sostenible
El ecodiseño, entendido como el inicio de un ciclo más sostenible, plantea una serie de acciones dirigidas a la mejora ambiental del producto, así como a su tratamiento residual ecológico, de forma que se permita la reutilización de los materiales de fabricación. Una de las estrategias prioritarias europeas de ecodiseño es la eliminación de los plásticos de un solo uso en cientos de productos de uso diario.
Los bastoncillos para los oídos, las pajitas, los cubiertos o los platos fabricados de plástico, entre otros, son algunos productos a los que la UE ya ha puesto en el punto de mira. No es baladí este interés, teniendo en consideración que Europa, además del compromiso estrictamente ambientalista, desembolsa cada año entre 194 y 630 millones de euros en la limpieza de los aproximadamente 50.000 kilómetros de playas y costas de sus fronteras. El plástico vuelve a ser aquí también uno de los principales enemigos.
A todo ello se suman, en el ámbito mundial, determinadas malas prácticas pesqueras. Entre ellas, el uso inadecuado y el abandono de redes. Hace tan solo unas semanas, la web de cambio16.com recogía la noticia de la muerte de unas 300 tortugas marinas en peligro de extinción en la costa sureña de México. A la espera de que las autoridades determinen la causa exacta de la defunción de estos ejemplares, la hipótesis principal es que “quedaron atrapados por las mallas, debe suponerse de un barco atunero”, afirmaba el coordinador de Protección Civil del estado de Oaxaca.
El protagonismo de los consumidores
“El papel de los consumidores en el modelo de economía circular es fundamental y es a través del consumo responsable, entendiendo este como otra manera de consumir bienes y servicios, además del precio, donde tienen en cuenta las consecuencias medioambientales y sociales posteriores”, valora Ileana Izverniceanu, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
OCU, en aras de su espíritu europeísta, ha sido activa en las discusiones sobre el Plan de Acción de Economía Circular. A través de BEUC, la organización europea de consumidores de la que OCU forma parte, presentaron una serie de demandas al Consejo Europeo para mejorar la posición de los consumidores.
Entre otras reivindicaciones, han reclamado que “los productos deberían ser diseñados de forma más sostenible, teniendo en cuenta el ciclo de vida completo y minimizando el impacto negativo en la salud humana”. También han urgido a la Comisión a incluir medidas para mejorar la durabilidad, reparabilidad y reutilización de los productos, así como a ampliar los plazos de las garantías.
Un importante reto
“En OCU entendemos que la economía circular es un importante reto para España. Nuestro país, carente hasta ahora de recursos energéticos, puede salir muy beneficiado de un nuevo modelo de producción basado en las energías renovables. Se trata de una gran oportunidad de reforma en profundidad de nuestro ecosistema económico, que no podemos permitirnos el lujo de desaprovechar.
Para ello necesariamente se ha de favorecer la posición central del consumidor en el nuevo modelo a través de la promoción de un consumo responsable”, concluye Izverniceanu.
Los consumidores serán determinantes de cara al éxito o al fracaso de este nuevo modelo de economía circular, en tanto que sus decisiones moverán a las empresas y al conjunto del mercado en una determinada dirección. También representan un eslabón imprescindible en la evolución del reciclaje, en la forma de consumir energía o en la movilidad sostenible.
Estrategia europea
Diversos países de la Unión Europea llevan varios años planificando y llevando a la práctica políticas circulares en distintos niveles –tanto en el ámbito local, regional y nacional–. Alemania, el Reino Unido, Francia, los Países Bajos, Bélgica o Portugal ofrecen algunos ejemplos en este sentido. Ocurre igual al contemplar la realidad española: ayuntamientos y comunidades autónomas, junto a la administración central, están poniendo en marcha acciones encaminadas al fomento de la economía circular.
La ya citada Estrategia Española de Economía Circular, en la que concurre la participación interministerial, así como la de las autonomías y la de agentes sociales, es la correspondencia estatal del europeo Plan de Acción de Economía Circular. Este proyecto español contempla la contratación pública bajo criterios ecológicos, atendiendo al ingente volumen que generan las administraciones. Además, incluye medidas en otros sectores como el agroalimentario, el turístico, el energético o la innovación.
Aplicación en España
La administración central también trabaja con herramientas como el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR), el programa “más alimento, menos desperdicio”, el Plan de Energías Renovables, el Plan Nacional de Ciudades Inteligentes o la Estrategia española de Bio-economía Horizonte 2030.
Navarra, por otra parte, se rebelaba en junio contra los plásticos, siendo una de las primeras regiones que prohibirá los de un solo uso a partir de 2020. Las cápsulas de café, los cubiertos, las bandejas o las vajillas desechables, entre otros, no podrán ponerse a la venta si no están fabricados con materiales biodegradables. Otras comunidades como la valenciana o la balear también están desarrollando legislaciones autonómicas en este sentido.
Con todo, son muchos los retos pendientes. El más próximo es la eliminación efectiva del denominado “impuesto al sol”, que contempla el peaje por vertido eléctrico y que el actual Gobierno pretende eliminar a través de la nueva regulación del autoconsumo eléctrico.
España, referente en reciclaje de vidrio
Los residuos de envases de vidrio en España están íntegramente gestionados por Ecovidrio, una entidad sin ánimo de lucro que pretende, además, fomentar “los hábitos responsables de reciclaje con el fin de contribuir al desarrollo sostenible de una sociedad basada en la economía circular”.
José Fuster, director de operaciones de la citada organización, alega que “tratamos con un material, el vidrio, especialmente circular, ya que es inerte, se recicla al 100% e infinitas veces”. Para ilustrar esta premisa se refiere a la vida de una botella, de la que surge otra igual; con las mismas propiedades y características. “Todo ello gracias al gesto de millones de ciudadanos responsables que depositan sus envases en el contenedor verde”, concreta.
La utilización de vidrio reciclado –conocido como “calcín”– en la fabricación de nuevos envases, requiere menor temperatura en el horno de fundición que cuando únicamente se usan las materias primas originales –arena, sosa y caliza–. Fuster sostiene que, “como consecuencia, se consigue un ahorro de energía y, a su vez, una reducción de las emisiones de CO2, que ayuda a mitigar el cambio climático”.
Reducir las emisiones de CO2
Ecovidrio justifica que con todo lo reciclado en 2017 se evitó la emisión de CO2 equivalente a retirar de la circulación 134.700 coches durante un año. En palabras de su director de operaciones, “este ejemplo da una idea de todo lo positivo que podemos conseguir para el medio ambiente reciclando envases de vidrio”.
La recogida selectiva de residuos de envases de vidrio alcanzó en España más de 789.000 toneladas –un 5% más que en 2016– lo que equivale a 16,9 kg y 64 envases reciclados por cada ciudadano. “En Ecovidrio estamos muy orgullosos de estos resultados y, además, destacamos que el reciclaje de esta fracción crece año a año de manera sostenida, por encima del 4%, por tercer año consecutivo”.
Objetivo: 100% de reciclaje de vidrio
En Bélgica, que tiene un modelo de contenedor de vidrio similar al español, se ha conseguido ya una cifra de reciclaje del 100%. Y, volviendo a España con el ejemplo de este país comunitario presente, Ecovidrio trabaja con su Plan Horizonte 2016-2020, que implica la inversión total de 330 millones de euros en los ejes de actuación de la entidad: reciclado, prevención y sensibilización.
Sin embargo, Ecovidrio considera que “para alcanzar el 100% la Administración debe poner en marcha medidas complementarias afines al modelo contenedor, relacionadas con la fiscalidad ambiental, así como la obligatoriedad, incentivación y vigilancia del cumplimiento del reciclaje para los grandes generadores, como la hostelería”.
Ahora, el principal reto “es superar holgadamente los objetivos en la tasa de reciclado de envases de vidrio que marcan las nuevas directivas de vertidos, de residuos y de envases, que están fijadas en un 70% para el 2025 y en un 75% para el 2030”, explica José Fuster. Asimismo, cabe señalar que 264 empresas adheridas a Ecovidrio participan en el plan trienal de prevención y ecodiseño, que se centra en mejorar la sostenibilidad en el proceso de fabricación y diseño de envases.
Otro punto esencial para la correcta vida circular del vidrio –también aplicable en el caso de otros residuos– es la sensibilización de la ciudadanía. “El año pasado realizamos 315 campañas en todo el territorio español y seguiremos trabajando en la misma línea en los siguientes ejercicios, concienciando de la importancia del reciclaje de envases de vidrio”, concluye Fuster.
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