El peligro de desaparición del oso polar es real. Si no se lanza objetivo de limitar a por lo menos 2 °C el aumento promedio de la temperatura del planeta para 2030 la especie se extinguirá irremediablemente. No puede vivir sin hielo
El Ártico se derrite a un ritmo alarmante y pone en peligro la supervivencia de los osos polares, que dependen del hielo marino para cazar y desplazarse. El cambio climático está reduciendo su hábitat. Los que viven en la bahía de Hudson, en la costa nordeste de Canadá, podrían desaparecer de la región si no se logra el objetivo de limitar al menos a 2 °C. el aumento promedio de la temperatura del planeta para 2030.
Su principal fuente de alimento son las focas. Las cazan desde mediados de otoño hasta finales del invierno. Al llegar la primavera van a tierra y ayunan todo el verano. Debido a las altas temperaturas la solidificación del agua es cada vez más lenta. Cada año deben recorrer mayores distancias en busca de comida.
Se calcula que el período sin hielo podría prolongarse más allá de 183 días si las temperaturas aumentan por encima de los 2 grados. La zona se ha calentado más de un grado respecto a la era preindustrial y en la actualidad los días sin hielo han pasado de 120 a más de 150 días. Con un aumento de la temperatura de más de 2,1 grados, la duración del deshielo sería superior al ayuno que pueden soportar los individuos adultos.
Los osos polares pierden alrededor de 7 kilogramos de grasa por cada semana de hielo que desaparece y afecta su capacidad para sobrevivir los largos meses de ayuno del el verano. La población de osos polares en la bahía llega a 1.700 ejemplares.
Se derrite el Ártico
En los últimos 20 años la cantidad de hielo presente durante invierno en el Ártico ha disminuido en un tercio. El ritmo de pérdida se está acelerando. Por ejemplo, Groenlandia lo perderá este siglo a un paso más rápido que en los últimos 12.000 años. Todo por las emisiones de gases de efecto invernadero. Si no las reducimos de manera drástica, la velocidad de deshielo será todavía mayor.
La región ártica se ha calentado 0,75 °C en la última década. El mundo se dirige a experimentar un calentamiento medio de 2 °C. Pero las predicciones para el Ártico son de 4 °C más cálido a lo largo del año, y 7 °C más caliente en invierno. El cambio climático no solo está provocando el deshielo, sino el incremento de tormentas, cuya intensidad es mayor en las regiones polares y rompen las capas de hielo.
El derretimiento ha sido tan significativa, que en el futuro ni siquiera un año frío tendrá la misma cantidad de hielo marino en verano que la observada a mediados del siglo XX. El Ártico se está ha calentado a una escala sin precedentes, que se espera que para mediados de este siglo en lugar de caer nieve, lloverá durante varios meses del año.
En la década de los años ochenta el oso polar pasaba la mayor parte de los meses de verano en el hielo marino en busca de presas. Sus interacciones en tierra duraban un par de semanas. Ahora sus estadías en tierra se prolongan unos dos meses.
Además, la proporción de osos que veranean en el terreno ha aumentado drásticamente, del 5% al 50% o más. Todo indica que para 2040 más de la mitad de la población de osos polares estará de tres a cuatro meses, o más, en tierra.
Osos en estudio
El Centro de Ciencias de Alaska lideró un equipo internacional de investigación para estudiar cómo se comportan los osos polares ante este deshielo. Colocaron collares con cámaras de video y GPS para seguir a 20 osos polares durante la época estival en el Ártico —de agosto a septiembre— entre 2019 y 2022 en el oeste de la bahía de Hudson. El período sin hielo en esta región aumentó tres semanas entre 1979 y 2015, lo que mantuvo a los osos en tierra durante aproximadamente 130 días durante la última década.
Los investigadores controlaron el gasto energético diario del oso polar, los cambios en la masa corporal, la dieta, el comportamiento y el movimiento. Buscaban descifrar qué comían y qué hacían estos superdepredadores del hielo durante el prolongado tiempo que pasaban en tierra cuando sus presas preferidas, las focas, estaban fuera de su alcance. Esto les permitió determinar que los osos mostraron una variedad de comportamientos y estrategias energéticas mientras estaban en tierra.
Sin embargo, no impidieron que 19 de los 20 osos polares en estudio perdieran masa corporal. Una media de un kilogramo por día. Incluso los que buscaban comida adelgazaron al mismo ritmo que los que se acostaron. Tan solo uno de ellos engordó tras tropezar con un mamífero marino muerto.
Entre las tácticas para gastar menos energía están el ayuno, la reducción de sus movimientos y el consumo de bayas y pájaros. Todas las llevaron a cabo independientemente de la edad, el sexo, la etapa reproductiva —se siguió también a hembras embarazadas— o los niveles iniciales de grasa.
Protegido
El oso polar fue considerado en 2008 como «amenazado» por la Ley de Especies en Peligro de Estados Unidos. La última reevaluación mundial de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza incluyó la especie en la categoría de «vulnerables y con población decreciente» en su Lista Roja de especies amenazadas. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre estadounidense supervisa periódicamente la situación de los osos polares. Evalúa si el estatus del animal necesita ser actualizado a la luz de la información científica más reciente. En el caso de los osos polares y otras especies afectadas por el calentamiento global las revisiones son importantes.
Otros enemigos al acecho
El Fondo Mundial para la Naturaleza calcula que solo quedan alrededor de 20.000 ejemplares en todo el mundo. El 60% de la población de osos polares vive en Canadá, mientras que también se encuentran en: Alaska, Estados Unidos, Rusia, Groenlandia y Noruega. Además del calentamiento global, estos animales se ven afectados por la contaminación que hay en todo el planeta.
La grasa de las focas, su principal alimento de las que necesitan comer por lo menos 50 al año, está llena de toxinas que acaban en su organismo. Lo que provoca que sufran una gran cantidad de abortos, nazcan cachorros con muy poco peso y con un sistema inmunológico muy débil. En pocas palabras, está desapareciendo no solo porque mueren, sino porque les cuesta reproducirse.
Otra amenaza a su supervivencia es la explotación de recursos impulsada por el deshielo de los polos. Entre ellas la perforación petrolífera, cuyos principales problemas son los derrames de crudo. También el deterioro del ecosistema y una mayor interacción entre osos y seres humanos.
La caza furtiva los afecta, pero en menor proporción. Las poblaciones de América del Norte, Rusia oriental y Groenlandia las cazan en función de cuotas que a nivel mundial son menos de un millar. Sobre todo, los cazan los inuit en territorio estadounidense y canadiense.
A pesar de que desde 1973 está prohibida la caza del oso polar si no es como medida de subsistencia, en países como Rusia hay una clara falta de regulación que se convierte en campo abonado para que crezca el furtivismo.