El polaco Donald Tusk lamenta que la UE (Unión Europea) no reaccionara rápido a la pandemia. Quien presidió el Consejo Europeo entre 2014-2019, reflexiona sobre la política europea, y el porvenir de la región post coronavirus.
En una entrevista, concedida al diario La Razón, no dejó de lado a su natal Polonia para transitar por la crisis de la COVID-19 y el rol de Europa.
Al ser consultado sobre los valores en los que debería basarse la UE en un proceso de reconstrucción post pandemia, Tusk fue enfático. «Todavía sabemos muy poco sobre este virus y sus posibles mutaciones, cuándo terminará la primera ola y cuándo comenzará la segunda», dijo.
Insiste en que la respuesta a la pandemia debe ser «más Europa, no menos». Por ello Donald Tusk critica que la UE no supiera reaccionar adecuadamente en los primeros días de la crisis. Asevera que la salud «es una competencia de los Estados miembros (…) La debilidad en este ámbito es criticada con mayor ferocidad por quienes bloquean una mayor integración y que siempre protestan cuando tratamos de hacer más fuerte» al organismo.
Asegura que es necesaria la solidaridad «como estrategia política, financiera y logística (…) La seguridad solo puede ser garantizada por un poder fuerte, por los estados de emergencia y por medidas especiales. La falta de empatía y de signos claros de solidaridad al principio de la pandemia, que tan dolorosamente sintieron los españoles y los italianos, fue un error tan fatal».
España ¿la primera víctima de la UE?
Ante la pregunta ¿la UE dio una respuesta tardía a los ciudadanos españoles en la crisis del coronavirus?, Donald Tusk no vacila en su respuesta. «La Unión Europea no es una abstracción política. España es también la Unión».
Agrega que es entendible «la amargura de los españoles, porque se sintieron abandonados por Europa en un momento verdaderamente trágico. Lo que nos faltó fueron unos buenos reflejos».
A su juicio, «algunos ignoraron el problema al principio, pensaron en sí mismos, no en sus vecinos y esto nos perjudica a todos. Estos errores deben corregirse lo más rápidamente posible».
«Ninguno de los Estados miembros estaba preparado para el ataque del virus, en términos organizativos, materiales y psicológicos, y esa fue quizás la razón más importante de esta falta de reacción a las llamadas de ayuda procedentes de Madrid y Roma», destaca.
Europa, China y Rusia frente al coronavirus
Tusk, quien en la década de los 80 ejercía como activista del movimiento clandestino Solidaridad en su Polonia natal, mantiene su posición hacia China y Rusia en este tema del coronavirus. «La reacción tardía a la pandemia y la falta de empatía los primeros días crearon un nuevo espacio para las acciones de propaganda agresiva de ambos países», indica.
Añade: «Este es un juego muy cínico y peligroso, porque ambos cuentan con aliados fieles y activos en casi todos los rincones de Europa. Pero la ayuda europea es incomparablemente más grande«.
Especifica al diario La Razón que la ayuda de «la Unión son miles de millones de euros que irán a los afectados por la pandemia. No podemos pretender no ver esta colosal diferencia».
Tusk y las elecciones pospuestas en Polonia
El expresidente del Consejo Europeo expresa que «la situación en Polonia me preocupa mucho. Las autoridades no quieren posponer la fecha de las elecciones».
A su juicio, celebrar unas elecciones por correspondencia va en contra del principio de confidencialidad de las elecciones.
«La mayoría de los ciudadanos están a favor de aplazar las elecciones a una fecha segura, pero el partido gobernante no quiere respetar la Constitución, la ley electoral y las reglas del sentido común», aseveró.
Reiteró que «es bastante paradójico que el autoritarismo que garantiza el orden y la seguridad, en realidad solo conlleva el caos y la amenaza. Mientras hablamos, el caos político se profundiza».
Donald Tusk, impulsor de la solidaridad
Donald Tusk nació el 22 de abril de 1957 en Gdansk, Polonia. En 1976 comenzó la carrera de Historia en la Universidad de Gdansk, donde se implicó en actividades ilegales contra el régimen comunista.
En 1980 fundó la Asociación Independiente de Estudiantes (NZS), que formaba parte del movimiento Solidaridad. Se convirtió en dirigente en su centro de trabajo y en redactor de un periódico publicado por la organización. Estuvo oculto. Trabajó como dependiente en una panadería y más tarde, entre 1984 y 1989, se ganó la vida como obrero especializado en trabajos verticales con equipo de escalada.
Hacia la década de los años 1990, Tusk fue miembro del Parlamento y, entre otros cargos, ejerció como vicepresidente del Senado. Fue uno de los promotores del nuevo partido de centro llamado Plataforma Cívica, y en 2003 se convirtió en su máximo dirigente.
En 2007, tras una dura campaña, derrotó al partido conservador en el Gobierno y se convirtió en presidente del Gobierno. Ocupó el cargo durante siete años, con lo que se convirtió en el presidente del Gobierno que más tiempo ha ocupado el cargo en la Polonia democrática y el primero en ser reelegido.
En 2014, Tusk fue elegido para el cargo de presidente del Consejo Europeo. Fue reelegido en 2017 para un segundo mandato de dos años y medio de duración. Su mandato finalizó el 30 de noviembre de 2019.
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