Hace dos años apenas el mundo comenzaba a conocer sobre un virus mortal que comenzó en China y se expandía rápidamente por todo el mundo. Luego de varios meses de haberse declarado la pandemia los científicos no confiaban en que fuera posible fabricar una vacuna contra la COVID-19 tan rápido y sobre todo tan eficaz. Ahora la realidad es otra, en todo el mundo ya se han administrado 10.000 millones de dosis de la vacuna anti-COVID, según un recuento de Bloomberg. Un hito científico que destaca el poder y el progreso en ese ámbito, a pesar de vivir en medio de mucha incertidumbre, miedo e ignorancia.
A pesar de que la cifra supera a la población mundial, no todo el planeta se ha vacunado. Solo un 53,6% de la población está completamente vacunada, en total son casi 4.800 millones de personas. Y es que la indiferencia y la desigualdad han marcado la histórica campaña de vacunación contra la COVID-19, que inició hace aproximadamente 13 meses.
Hasta la fecha, gran parte de África, Asia y Sudamérica todavía no reciben ni la primera dosis de la vacuna contra la COVID-19. Mientras que los países más ricos del mundo como China, EE UU y gran parte de Europa constituyen el 71% de las vacunas administradas.
Casi la mitad de la población mundial no está vacunada, y este porcentaje se concentra en los países más pobres. La desigualdad que existe hoy en día se debe, en parte, a que la distribución de vacunas comenzó en los países desarrollados. Los cuales acapararon casi por completo las primeras dosis para ubicarse en los primeros puestos del ranking mundial que parecía más una competencia que una cuestión de vida o muerte.
Más de 50 países aún no vacunan al 10% de su población
Los países más pobres continúan sus lentas pero seguras jornadas de administración de la vacuna. Según la OMS se pondrán al día este año. Y por ello han fijado el objetivo de vacunar al 70% de la población mundial para mediados de 2022. Solo así se podrá ver luz al final de la pandemia, pues aunque más de 100 países ya hayan aplicado hasta terceras dosis, no es suficiente para lograr la inmunidad del rebaño. Sin contar con las varias mutaciones del coronavirus y el desvanecimiento de la inmunidad de las vacunas.
Si desde el comienzo la distribución de las vacunas se hubiera orientado de otra manera para esta fecha ya se hubiera superado la cifra impuesta por la OMS, que en principio era para el año pasado. Quizá la pandemia seguiría por las diversas variantes como Alfa, Delta u Ómicron, pero en general la población mundial estaría mucho menos vulnerable.
Países como Haití, Chad, Jamaica, Nicaragua y la República Democrática del Congo no alcanzan ni el 10% de la población con la pauta completa de la vacuna. La mayoría de ellos están empobrecidos o son de renta media a baja, se encuentran en África, Asia, América Latina y el Caribe. En Oceanía hay solo un país que no ha cumplido el porcentaje, se trata de Papúa Nueva Guinea. Mientras que ningún territorio está en Europa ni en Norteamérica, según datos de Our World in Data.
Los países más ricos tuvieron prioridad con las vacunas
Solo dos países pobres: Ruanda y Tayikistán, tienen casi el 20% de su población completamente inmunizada. Al respecto, el director de la OMS Tedros Adhanom dijo que «esto no es culpa suya», refiriéndose a los países empobrecidos. «Hemos escuchado excusas de los fabricantes y de algunos países de renta alta sobre cómo los países de renta baja no pueden absorber las vacunas. Pero casi todos los países de bajos ingresos ya están poniendo las vacunas que tienen, y tienen una amplia experiencia en campañas y distribución de vacunas a gran escala contra la poliomielitis, el sarampión, la meningitis, la fiebre amarilla y más», señaló a principios de septiembre.
Aprovechó para recordar que los fabricantes «han dado prioridad o se han visto obligados legalmente a cumplir acuerdos bilaterales con los países ricos dispuestos a pagar mucho dinero». Por su parte, los países de bajos ingresos han salido afectados al ser privados de las herramientas para proteger a su población. «Se ha hablado mucho de la equidad de la distribución de vacunas, pero se ha actuado muy poco», enfatizó.
Mientras tanto, las naciones que aún no están vacunadas se han visto obligadas a seguir luchando con creces contra los brotes, las oleadas y las distintas variantes sin ningún tipo de protección. Muchas de ellas tienen su sistema sanitario al límite, su economía estancada y su vida laboral en pausa.
La vacuna española viene en camino
La farmacéutica Hipra se encuentra desarrollando la primera vacuna española contra la COVID-19. Tras los resultados obtenidos en el segundo ensayo, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) autorizó la fase III de los ensayos clínicos, según comunicó el organismo dependiente del Ministerio de Sanidad.
La Aemps además agregó que el producto de Hipra tiene “un buen perfil de seguridad y adecuada eficacia en términos de generación de anticuerpos neutralizantes». Por lo que ahora podrán avanzar y evaluar la seguridad y tolerabilidad de esta alternativa como dosis de refuerzo para personas que ya han recibido la pauta completa.
Ahora solo será necesario presentar una solicitud de autorización a la Agencia Europea del Medicamento (EMA), la cual podría autorizar la distribución de esta vacuna como alternativa para combatir la enfermedad por COVID-19 en los próximos meses. Si la EMA, el laboratorio debe negociar con la Comisión Europea una compra centralizada para que su producto pueda utilizarse como dosis de refuerzo en todo el país.
Por su parte, la directora de investigación de la compañía con sede en Girona, Elia Torroella, explicó que, en los estudios de la anterior fase, se realizó la comparación con uno de los refuerzos autorizados (el de Pfizer). Los resultados revelaron que frente a ómicron, la vacuna de Hipra posee una capacidad de generar anticuerpos superior a la de Pfizer.