¿Experimentar con animales? ¿Conseguir una vacuna? A pesar del dilema ético, la premura es conseguir la cura al coronavirus. No es la primera vez que los laboratorios médicos han basado sus estudios en el uso de diversas especies como cobayos o como materia prima. Mucho menos ahora que decenas de países están en la carrera por encontrar la una vacuna efectiva e inofensiva lo antes posible.
La pandemia del coronavirus y el confinamiento ha encendido las alarmas ante la «necesidad» de los laboratorios de sacrificar, entre otros, miles de ratones. En Alemania, por ejemplo, algunos laboratorios tomaron sus previsiones ante la declaración de la pandemia por la Organización Mundial de la Salud.
El equipo que trabaja con Andreas Lengeling, encargado de investigación y bienestar animal de la Sociedad Max Planck, se preparó. Consiguieron cajas de heno, jaulas, pellets de comida y medicamentos veterinarios y aseguraron 65 especies de animales alojadas en sus institutos y en el extranjero.
Lengeling explica que a menudo es necesario criar animales de laboratorio que tengan determinadas características genéticas. Los más utilizados son las crías de diferentes especies de ratones.
Desde el inicio de la pandemia del coronavirus le preocuparon mucho los reportes sobre cómo los confinamientos en Estados Unidos dificultaban el cuidado de los animales de laboratorios. Miles de ratones debieron sacrificarse no en los estudios, sino porque no había manera de cuidarlos.
En una entrevista concedida al Deutsche Welle, Lengeling detalla que en Alemania tomaron las previsiones necesarias. «Estábamos muy bien preparados», dijo.
Experimentar con animales: el dilema ético
Las investigaciones de Lengeling consisten en averiguar qué especies de animales corren el riesgo de infectarse con el coronavirus. También analiza los estudios y crea alertas en la base de datos PubMed para encontrar nuevos trabajos de investigación, resultados recientes.
«Afortunadamente, expresó, la mayoría de los animales no pueden ser infectados por el coronavirus. Sin embargo, hay especies que pueden enfermarse y que comparten con los humanos: gatos, hámsteres, hurones, visones y primates no humanos. En los monos macacos, la enfermedad se presenta como un leve resfriado. Los demás animales parece ser resistentes a cualquier transmisión natural del SARS-CoV-2.
Ulrich Kalinke, profesor del Instituto de Investigación Experimental de Infecciones en Hannover, insiste en la necesidad de continuar las pruebas con animales. “El desarrollo de una vacuna sin un modelo de infección no solo es peligroso, sino difícil. Siento una tremenda presión», dice.
Kalinke asegura que la comunidad científica ha aprendido de los fracasos. También quiere evitar un escenario en el que un individuo de cada 1.000 vacunados sufra graves efectos secundarios, cuando las pruebas previas en animales pueden evitar que esto ocurra. «La necesaria vacunación masiva y mundial para superar la pandemia de coronavirus significa que las preocupaciones de seguridad son primordiales. Habrá la necesidad de vacunar de uno o dos tercios de la población humana. Lo mejor es que sepamos que la vacuna es segura», anotó.
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