Distintas escuelas de idiomas consideraron por años que los niños tienen más aptitudes que los adultos para aprender una nueva lengua. Más si se quiere lograr la fluidez del hablante nativo. Pero nuevos estudios observan otras ventajas en las personas de edades mayores para lograr igual meta.
A medida que se avanza a la edad adulta se hace más difícil aprender un idioma que no sea nuestra lengua materna, sostienen aún muchos profesores y académicos. Incluso precisan que la edad óptima es antes de los 10 años, porque más que aprender un idioma, lo adquieren.
Sin embargo, hoy las tendencias y propuestas han cambiado. Los especialistas ofrecen una visión mucho más compleja de cómo evoluciona nuestra relación con los idiomas a lo largo de la vida. Y hay mucho para alentar a los principiantes tardíos.
Las distintas etapas de la vida dan diversas ventajas en el aprendizaje de idiomas, dice Antonella Sorace, profesora de desarrollo lingüístico.
“Como bebés tenemos un mejor oído para diferentes sonidos. Y como niños pequeños podemos recoger acentos nativos con una velocidad asombrosa”, advierte la directora del Centro de Asuntos de Bilingüismo de la Universidad de Edimburgo, Escocia.
“Pero como adultos”, añade la experta a la BBC, “tenemos períodos de atención más largos y habilidades cruciales. Es el caso de la alfabetización, que nos permite ampliar continuamente nuestro vocabulario, incluso en nuestro propio idioma”.
Aprender idiomas en distintas etapas de la vida
También las circunstancias sociales, los métodos de enseñanza e incluso el amor y la amistad pueden afectar la cantidad de idiomas que hablamos. Y, al mismo tiempo, qué tan bien lo hacemos, sostiene.
«Los niños pequeños son muy malos en el aprendizaje explícito, porque no tienen el control cognitivo ni las capacidades necesarias de atención y memoria», explica Sorace. Los adultos son mucho mejor en eso.
«Eso puede ser algo que mejora con la edad», destaca la experta.
Un estudio realizado por investigadores en Israel encontró que los adultos son mejores para comprender las reglas de un lenguaje artificial; así como aplicarlas a nuevas palabras en un entorno de laboratorio.
Para ello los científicos compararon tres grupos diferentes: niños de 8 años, niños de 12 años y adultos jóvenes. Los adultos obtuvieron puntajes más altos que los dos grupos más jóvenes. Y los niños de 12 años también obtuvieron mejores resultados que los más pequeños.
Esto coincidió con los resultados de un estudio a largo plazo de casi 2000 estudiantes bilingües (hablantes de catalán y español) de inglés. Los principiantes tardíos adquirieron el nuevo idioma más rápidamente que los principiantes más jóvenes.
Para los investigadores israelíes, los adultos jóvenes que participaron en su experimento pueden haberse beneficiado de las habilidades que vienen con la madurez. Por ejemplo, estrategias más avanzadas de resolución de problemas y una mayor experiencia lingüística.
En otras palabras, los estudiantes mayores tienden a saber más sobre sí mismos y sobre el mundo, y pueden usar este conocimiento para procesar nueva información.
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