Ya se ha vuelto casi un mantra. Adoptar una dieta más saludable representa no solo un beneficio para la salud humana, sino también para la salud del planeta Tierra. La realidad es que la forma actual de producir y consumir alimentos es uno de los principales factores que intervienen en la pérdida de biodiversidad.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) en su más reciente informe Revirtiendo la curva: El poder restaurador de las dietas para el planeta explica cómo el sistema alimentario actual se basa en una explotación insostenible de los recursos naturales.
Un daño que está agravando la crisis climática y acelerando la destrucción de la naturaleza. Además advierte que durante los próximos años el impacto puede ser mucho mayor y puede generar cambios irreversibles que pongan en peligro la seguridad alimentaria.
La pandemia y lo importante de una dieta sostenible
La pandemia de la COVID-19 ha evidenciado que es más importante que nunca la adopción de dietas mucho más saludables y sostenible. Los estudios científicos señalan que los principales factores de la aparición y transmisión de enfermedades emergentes infecciosas se deben justamente a la conversión de tierras para la agricultura y la ganadería intensiva. Además, del comercio ilegal de vida silvestre para su consumo.
La transición a dietas basadas en el planeta ofrece una gran gama de beneficios para la saludo y bajo costos ambientales. Un equilibrio perfecto asegura bienestar, pero también un clima más estable, menos pérdida de vida silvestre y más espacio donde prosperar. Y sobre todo una vida más larga para las personas.
Adoptar una dieta que se base en el planeta reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% y evita la pérdida de vida silvestre hasta en un 5%. El uso de la tierra agrícola también mejoraría en un 41% y las muertes prematuras disminuirían un 20%.
Mejorar los patrones de consumo
La premisa básica es que el sistema alimentario debe nutrir a las personas sin dañar el planeta. Sin embargo, hay fallas en los dos ámbitos. Casi 700 millones de personas en el mundo tienen hambre, mientras que casi 2.000 millones son obesas o presentan sobrepeso. Lo grave es que se pierde naturaleza a un ritmo alarmante.
Con dietas basadas en el planeta la situación se puede revertir y lograr que todos tengan alimentos saludables y nutritivos. Permitirá doblegar la curva de impactos negativos del sistema alimentario y pasar de uno que explota el planeta a otro que lo restaura.
Mejorar los patrones de consumo permitirá revertir la pérdida de biodiversidad, detener la deforestación, reducir las emisiones y reducir el uso y la contaminación del agua. Como si fuera poco, también se podrá proporcionar a toda la población alimentos verdaderamente saludables y nutritivos.
Revertir la curva a favor del planeta con una dieta sostenible
Actualmente, la mitad de los sistemas alimentarios del mundo funcionan a expensas del planeta. Una práctica que ha dejado consecuencias que ahora se empiezan a ver: cambio climático, problemas de salud e inseguridad alimentaria, pérdida de biodiversidad, pandemias y penurias económicas.
Sin embargo, todos estos factores negativos se pueden revertir justamente si se cultivan los alimentos de una manera que no sigan destruyendo la Tierra. Restaurar la naturaleza dependerá de una combinación cambios en la dieta, reducción de la pérdida y desperdicio de alimentos y adoptar prácticas de producción que sean respetuosas con el medioambiente. Lo mejor es que los cambios dietéticos con los más rápidos de lograr y facilitan el logro de los demás.
Con dietas basadas en el planeta se podrán conseguir medidas estratégicas con un gran impacto: revertir la pérdida de biodiversidad, vivir dentro del presupuesto global de carbono para alimentos, dar alimento a la humanidad con tierras de cultivo existentes y lograr emisiones negativas. Todo esto a la par de la optimización del rendimiento de los cultivos.
Acciones locales para resolver un problema mundial
En todo el mundo ha habido llamados de atención para cambiar los alimentos que se consumen, pero la transformación de la dieta solo puede hacerse localmente. Cada dieta basada en el planeta será diferente en todo el mundo y se basarán en distintas culturas, tradiciones, disponibilidad y también asequibilidad.
Cambiar a dietas más saludables, con la cantidad adecuada de alimentos, puede reducir la pérdida de biodiversidad en Brasil en un 50%; mientras que en Indonesia aumentaría la pérdida de biodiversidad hasta en un 50% per cápita.
Las dietas balanceadas que son más sanas podrían reducir en 50% las emisiones en Suecia debido a la disminución en los alimentos de origen natural; pero también podrían aumentar las emisiones en Malawi por el incremento del consumo general, especialmente de frutas, verduras, pescado y productos lácteos.
Es muy importante que cada dieta se adapte a su contexto, contribuyendo desde lo local con una solución que tendrá un impacto global.
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