Desde que se tiene conocimiento, se sabe que los seres humanos han tenido que adaptarse al ambiente en aras de su supervivencia. Ocurrió hace miles de años cuando al cambio climático ocasionó variaciones en el nivel del mar durante la última Edad de Hielo en Indonesia y tuvieron que modificar su dieta para adecuarse a las nuevas condiciones.
Un estudio a cargo de la Universidad Nacional Australiana (ANU, por sus siglas en inglés), determinó el cambio de dieta de la población de la isla Alor, en Indonesia, una de las paradas que hicieron los antiguos humanos que migraron desde territorios insulares de Flores y Timor a Australia.
El equipo de la ANU se enfocó en la cueva Makpan, en la costa suroeste de Alor, para realizar las pesquisas. Fue la zona más impactada por los cambios en el nivel del mar durante los 43.000 años que estuvo ocupada por humanos. Allí analizaron espinas de pescados, restos de conchas, anzuelos y otros artefactos que hallaron para comprender cómo estos humanos antiguos se adaptaron a los cambios de su entorno.
La dieta de los humanos antiguos
Makpan estaba cerca de la costa, como en la actualidad, cuando los humanos llegaron. Fue una primera comunidad que “se alimentó de mariscos, erizos marinos y percebes”, de acuerdo con Shimona Kealy, investigadora de la ANU.
Pero su dieta cambió cuando comenzó a bajar el nivel del agua y la distancia entre la cueva el mar se fue haciendo cada vez más grande. Los pobladores tuvieron que empezar a comer frutas y vegetales terrestres. Un escenario que volvió a cambiar hace 14.000 años, cuando el nivel del mar aumentó y regresaron a su dieta de productos marinos. Sus cambios alimenticios siempre estuvieron atados a las modificaciones del ambiente.
Los huesos de una gran variedad de peces y tiburones y los distintos tipos de anzuelos hechos con huesos de los mismos pescados que encontraron en la cueva arrojaron una pista de cómo pescaban en aquel momento, hace aproximadamente 12.000 años. Aquella comunidad de humanos antiguos adaptó sus hábitos alimenticios para acoplarse con los cambios que la rodeaban; un panorama contrario al que enfrentan los humanos de ahora, quienes ven en el cambio de su alimentación una manera de luchar contra el cambio climático.
La dieta de los humanos de ahora para la preservación del planeta
El cambio climático no se ha detenido, al contrario, sigue avanzando furiosamente. Esto mientras los humanos de ahora buscan alternativas para frenar, de alguna manera, su evolución. Una de ellas la encontraron justamente en el sistema de alimentación, que de adecuarse, podría detener el impacto de la crisis climática.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature, el impacto ambiental del sistema alimentario actual (rico en carnes rojas y alimentos procesados) podría incrementarse hasta un 90% para el año 2050.
Marco Springmann, autor del estudio y miembro del Programa Oxford Martin sobre el futuro de los alimentos en la Universidad de Oxford, explica que este sistema “superó los límites planetarios que definen un espacio operativo seguro para la humanidad más allá de que los ecosistemas vitales de la Tierra podrían volverse inestables”.
Si se mantiene la dieta actual los impactos en el planeta serían gigantescos y la Tierra no podría resistirlo. Así lo cree la nutricionista dietética y experta en alimentos y sustentabilidad basada en plantas de Los Ángeles, Sharon Palmer.
Los humanos de ahora tienen la posibilidad de hacer cambios significativos en lo que al cambio climático respecta. Modificando su alimentación estarían frenando el impacto del daño ambiental.
Una dieta basada en plantas dejó de implicar solamente contar con un estado de salud óptimo. Ahora también puede ser beneficiosa para el medio ambiente. De acuerdo con Springmann, para mantener un planeta más saludable se tendrá que reducir casi a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos. Además de mejorar las prácticas y tecnologías agrícolas y hacer un cambio hacia una dieta basada en plantas.
El estudio publicado en Nature indica que la adopción de más dietas a base de plantas podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en más de la mitad; con ello se podría frenar el cambio climático.
El mundo ha cambiado desde que los antiguos humanos se refugiaron en una cueva de Indonesia y adaptaron su vida y alimentación en función del comportamiento de su entorno. En en el presente, los humanos de ahora han descubierto que de ellos también dependen los cambios positivos que quieren ver en el planeta; ahora saben que están a solo un cambio de hábitos alimenticios para lograrlos.
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