Por Iñigo Aduriz | Foto: Gorka Estrada
09/10/2016
ENTREVISTA | DIEGO GALÁN. Director de ‘Manda Huevos’, documental sobre el papel del hombre en la historia del cine español.
Triunfó con el documental Con la pata quebrada, en el que trató de narrar con humor cómo el cine español había representado a la mujer española desde los años 30 hasta nuestros días. Ahora Diego Galán (Tánger, 1946) plantea un trabajo similar respecto al varón español. A través de Manda huevos, que cuenta con la voz de Carmen Machi en la narración, repasa el papel en el que ha sido representado el hombre en el cine español, desde sus estereotipos más moralistas y machistas, hasta los más abiertos y tolerantes. El también crítico recibió a Cambio16 durante el pasado Festival de Cine de San Sebastián
Su película tiene un título sugerente: Manda Huevos. Y repasa el papel del hombre en el cine español. Se ven muchas actitudes machistas. ¿Es la historia del cine español también la historia del machismo?
No. Primero, este documental no es la historia del cine español ni lo pretende. El cine español tiene muchas historias. El machismo es algo que está latente en la sociedad española y se manifiesta en muchos aspectos. En el cine también ha quedado recogido. Porque aunque no lo pretenda, el cine es testimonial de lo que está pasando en la vida, aunque sean películas en las que no sea ese su objetivo. El machismo está en la cultura española.
Pero sí muestra películas que ironizan sobre el machismo o las violencias machistas. ¿Eso se ha superado?
Insisto. El cine nunca se ha adelantado a los acontecimientos de la vida real. Ni siquiera la ciencia ficción. Juan Antonio Bardem le decía a un censor que el Acorazado Potemkin se hizo después de la revolución rusa, no propició la revolución. El cine siempre viene detrás. Hoy en día las relaciones machistas en el cine actual se cuentan de otra manera. Incluso parece que el predominio de la mujer en las comedias actuales hace que el barón no sólo no sea machista sino que haya quedado reducido a alguien de menos valor.
¿Cuál es el mensaje que quería transmitir con su película?
Es una crónica de la historia de nuestro país desde la posguerra hasta hoy a través de temas sustanciales de ese periodo de nuestra historia.
Pero sí habla de moralidad, de machismo, incluso de corrupción…
Todos esos temas siguen latentes. La iglesia católica sigue teniendo una importancia en la vida española yo creo excesiva. Pero siguen saliendo obispos diciendo de vez en cuando disparates a los que se les hace mucho caso. La corrupción es un tema actual que ha existido siempre. Lo que pasa es que antes no se podía divulgar. Hay un momento muy bonito de un señor que está leyendo el periódico y le dice la mujer: “¿Trae algo nuevo el periódico?”. Y él responde: “Sí, la fecha”. No se decía nada.
El mensaje de que Spain is different se reproduce en algunas de las películas que menciona enstu documental. ¿Cree que sigue siendo así? ¿Que los clichés se repiten?
También hay clichés franceses, italianos o noruegos. España sigue siendo peculiar, pero diferente no sé por qué. Ese era un eslogan de Fraga Iribarne que tuvo mucho éxito.
En una película que destaca el documental, Forja de almas (1943), se dice que “quien no ama a España es un ser degenerado”. ¿Cree que ese mensaje lanzado a través de las películas de la dictadura ha tenido influencia a la hora de identificar los símbolos con una determinada ideología?
Esas películas tenían un importante contenido ideológico y formativo. Y eso que decía el cura en la película lo decían los militares, los profesores en los colegios, los padres de familia… Era la dictadura y la autarquía pura y dura. Por eso digo que las películas van siempre detrás de la realidad. En esa época seguían fusilando a gente, con lo cual esa frase no es inocua.
Le pregunto por las consecuencias que puede seguir teniendo ese adoctrinamiento hoy en día…
En ese sentido sí que España es diferente. Es un país bien movido en la historia de las banderas y ahora al que lleva la bandera española se le identifica con la derecha. Los mensajes de esas películas no eran inocuos.
También habla en el documental de los modelos a seguir que se trataban de infundir en los filmes españoles: militares, religiosos, sacerdotes militares incluso. ¿El cine actual también plantea modelos a seguir?
No. Los modelos se plantean en momentos de dictadura y de censura. Ahora el cine español puede ser mejor o peor, pero es libre y aunque dependa económicamente de las televisiones o de otras empresas tiene un régimen de libertades que no existía en la dictadura. Entonces se machacaba ideológicamente: había un único partido, un único dirigente, una única censura…
¿Son ahora completamente libres los directores de cine?
Comparado con esos tiempos sí, aunque libre del todo no lo es nadie nunca. Es incomparable la situación actual con aquella otra. Si no se es completamente, sí que hay una libertad considerable. Influye el dinero, que coarta y hace otras perrerías.
En otra película que menciona en su documental, Todos los hombres sois iguales (1993), Antonio Resines, Juanjo Puigcorbé e Imanol Arias hablan del hombre del siglo XXI y lo describen como una “nenaza”. ¿Ha llegado la hora de que el hombre pierda el papel de macho que se le ha tratado de imponer durante años en las películas españolas?
Lo tenía que perder, claro. En las sociedades urbanas por lo menos. No sé si en los pueblos el varón ha dejado de ser el padre de familia y el del ‘aquí mando yo’, y la mujer la pata quebrada y en casa. Supongo que tampoco.
Pero sigue existiendo la España de los sacerdotes, de los militares, del machismo…
Sí, pero con menos fuerza. No es lo mismo que cuando Primo de Rivera propuso que todos los militares españoles fueran mitad monje y mitad soldado…
Otro asunto que aborda el documental es el de las películas que hacen referencia a la corrupción. ¿Es esta innata en el ser humano?
No lo creo. Puede que lo sea en algunos seres humanos. Son reflexiones de sociólogo que están fuera del cine.
Algunos de los aspectos que ha reflejado el cine español y que usted también repasa en su documental se están repitiendo. Por ejemplo, el asunto de la emigración de españoles.
Sí, se repite. Tambien lo del hambre, lo del paro…
¿La historia es cíclica?
No lo sé. Esa afirmación es conformista. La historia se puede cambiar pero no es inevitable que vuelva a ocurrir lo mismo. Está volviendo a pasar por una mala gestión política.
¿Cree que España ha curado suficientemente sus heridas del pasado?
No las ha curado. El asunto de los muertos mal enterrados sigue siendo un asunto que genera mucha polémica violenta. Las heridas siguen abiertas pero también por una mala gestión política. La dictadura tiene muchos herederos, y siguen en el poder.
José Coronado se quejaba de que en el cine español es muy complicado abordar cualquier asunto histórico porque siempre se trata desde un bando. ¿Coincide con esta opinión?
Las películas se hacen desde un punto de vista todas. Las de la guerra, las de la posguerra, las de ETA, las del amor… Eso es inevitable.
¿Cómo puede ayudar el cine a superar asuntos como los que usted aborda en la película, como la corrupción?
De la misma manera que el periodismo.
¿Comprometiéndose?
Claro. Eso es cosa de todos: de las televisiones, de las radios, de las entrevistas, de todo…