La frase “peleas como una niña” ha sido utilizada a lo largo de la historia de forma peyorativa, amparada en la creencia (machista, por supuesto) de que las niñas son los seres más débiles que existen. Es cierto que ellas son las más susceptibles a ver sus derechos vulnerados, especialmente en situaciones de pobreza o conflicto, debido a prejuicios culturales que las pisotean y pretenden mantenerlas minimizadas. Pero, a pesar de ello, millones de niñas en todo el mundo se levantan todos los días con una determinación: probar su valor.
Girls are unscripted.
Girls are unstoppable.
Girls can do any – and every – thing! #DayoftheGirl @UNICEF pic.twitter.com/TsLUtY8MK0— UN Women (@UN_Women) October 9, 2019
Para algunas, la más privilegiadas, eso significa ser la mejor deportista, la mejor bailarina o la primera de la clase. Sin embargo, para muchas otras, millones de ellas, significa encontrar la manera de seguir yendo a clases a pesar de que no hay dinero, ni recursos o que, simplemente, está prohibido como en Pakistán. Por esas niñas, quienes probablemente tendrán que sortear un matrimonio a los 14 años o sobrevivir a las consecuencias de la ablación, es que todos los 11 de octubre se celebra el Día Internacional de la Niña.
Esta conmemoración, que se instauró en el 2011, se hace con el objetivo de recordar los compromisos adquiridos con las niñas (y mujeres) del mundo en la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, aprobada en 1995. Estos compromisos son muy sencillos pero todavía no se cumplen en todo el mundo: igualdad en oportunidades para niños y niñas, acceso a la educación, acabar con todas la formas de discriminación y violencia hacia las niñas, entre otros. Todos también se enmarcan en el objetivo número 5 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas.
Contra el matrimonio infantil y la ablación
El año pasado, Anifa, de 14 años de edad, llegó a su casa en la Zona Bale (Etiopía) para descubrir que sus padres estaban negociando para venderla a un hombre de veintitantos años para casarse con ella. “Anifa, queremos venderte”, le dijeron a la confundida criatura. Después del shock inicial, la ira se apoderó de ella. “¡Véndanse ustedes!”, les gritó y salió corriendo hacia su escuela para pedir ayuda.
Aunque la historia para Anifa tiene un final feliz ya que en su escuela hay “clubes de género” en los que las niñas encuentran apoyo para continuar con sus estudios, no ha sido el caso para el 48% de las niñas de su propia región, quienes no han podido escapar del matrimonio infantil. Es más, según UNICEF, unas 650 millones de mujeres alrededor del mundo han estado casadas de niñas.
Married at 14, Mariam had to drop out of school and became a mother of two.
Determined not to become another statistic, she went back to school and runs a business that recycles plastic waste into paving bricks. #DayoftheGirlhttps://t.co/rMbdEgujNd
— UNICEF (@UNICEF) October 10, 2019
Y esta es solo una de las razones que hacen que ser niña sea una de los desafíos más grandes en este planeta. Otra de las prácticas más dañinas es la mutilación genital femenina. Según UNICEF, unas 200 millones de niñas y mujeres han sufrido la ablación en más de 30 países del mundo, la mayoría en Asia, África y Oriente Medio. Las consecuencias, tanto físicas como psicológicas, serán irreversibles y van desde hemorragias hasta problemas de fertilidad o complicaciones en el parto, así como estrés o depresión.
También hay países, como China o India, en los que tener una niña se percibe como una desgracia. Y algunas no les dan ni la oportunidad de nacer porque el aborto selectivo sigue siendo una práctica común. Sin embargo, ninguna niña del mundo, pobre o rica, escapa de ser susceptible de la violencia y la violencia sexual. Según ONU Mujeres, unas 15 millones de adolescentes entre 15 y 19 años han sido forzadas a mantener relaciones sexuales. Mientras que tres de cada cuatro víctimas infantiles de trata de personas son niñas.
La educación, un salvavidas
Anifa pudo decirle decirle que no al matrimonio infantil gracias a que conocía sus derechos y sabía que contaba con una red de apoyo en su escuela. Es por ello que la educación es la principal herramienta que tienen las niñas para acceder a una vida mejor. Sin embargo, aún hoy, 130 millones de niñas no están escolarizadas.
Además del matrimonio infantil, la pobreza o la discriminación de género alejan a las niñas de los colegios. En algunas regiones, muchas familias no ven utilidad de su educación pues están “destinadas a quedarse en el hogar” o porque no se les permite. A veces, como ocurre en algunos campos de refugiados, no hay suficientes recursos para que puedan ir a la escuela. Sin embargo, niñas como Boodor, una refugiada en Jordania, todavía sueñan en grande: ella quiere ser astronauta. Su historia se ha vuelto viral e incluso recibió un mensaje de Dorothy Metcalf-Lindenburger, profesora y astronauta.
“I have a brain, just like any boy. I can think, I can create, I can be whatever I want to be just like a boy. There should be equality. My dream is to be an astronaut. I would be the first woman from Syria to go to the moon.” Bodoor, 17, a refugee in Jordan. #DayOfTheGirl pic.twitter.com/LE9uYwNT9E
— UNICEF (@UNICEF) October 10, 2019
“La falta de acceso a la educación y el trabajo es destructiva para todo el mundo. No solo mantiene a las mujeres minimizadas, limita las oportunidades de vida de sus hijos y entorpece su crecimiento económico”, asegura el informe de la Fundación Gates. Los datos respaldan las afirmaciones. Según UNICEF:
- Si todas las mujeres completaran la educación secundaria, habría un 49% menos de muertes infantiles.
- Si todas las mujeres completaran la educación secundaria en el África Subsahariana y en Asia Occidental y Meridional, el matrimonio infantil disminuiría en un 64%.
- Realizar inversiones para que las niñas puedan completar el siguiente ciclo de educación podría generarles ganancias de por vida que representarían un 68% del producto interior bruto anual.
Por ello, educar a las niñas no solo le servirá a ellas, sino a sus familias y al mundo. Diferentes organizaciones como Plan International, Girls Rising o la Fundación Malala, otra niña (ya adulta) que demostró el poder de su voz, apoyan la escolarización de las niñas y las defensas de sus derechos, porque como el lema de este año, las niñas son una fuerza imparable. Y es que pelear como niña, en este mundo, es tal vez una de las cosas más valiente que puede hacerse.
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