Este jueves 29 de agosto se conmemora el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares. Comunes fueron los ensayos atómicos en la época de la Guerra Fría; estadounidenses, soviéticos, franceses y británicos dedicaban dinero y recursos para tener la bomba más destructiva. Sin embargo, estas pruebas causaron graves consecuencias y mucha gente sufrió los embates de la nuclearización del planeta.
En 1945, Estados Unidos realizó la primera prueba de una bomba atómica en el marco de la Segunda Guerra Mundial con el Proyecto Manhattan. Las bombas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki terminaron el conflicto más sangriento de la historia, pero a partir de ese momento empezaría otra devastadora página de la historia: la era nuclear.
Nuclear Test Ban Treaty critical to global collective security – UN chief @antonioguterres said on the International Day against Nuclear Tests. #IDANT https://t.co/OGEInc92YF pic.twitter.com/nV1Xcw1r8T
— UN News (@UN_News_Centre) August 30, 2018
Desde la primera prueba atómica en 1945, se han ejecutado 2000 pruebas nucleares aproximadamente. Todos conocemos los efectos destructivos de un artefacto atómico, pero poco se habla de las terribles consecuencias que han dejado estas pruebas en la humanidad.
La vida alrededor de los ‘tests’ atómicos se ha visto afectada hasta el día de hoy. La radiación liberada a la atmósfera, a las tierras, mares y ríos, junto con las lluvias radiactivas, han afectado y podrían seguir afectando a miles de personas en el mundo.
«El Polígono» de la destrucción
Uno de los casos más emblemáticos sobre la terrible capacidad destructiva de las pruebas nucleares se encuentra en Kazajistán. «El Polígono», oficialmente llamado Sitio de Pruebas de Semipalátinsk, era el principal campo de pruebas nucleares de la Unión Soviética.
Today, the #Kazakh government estimates that Soviet-era testing harmed about 1.5 million people in #Kazakhstan alone.@DarylGKimball: 70 years after the first Soviet nuclear test… we must finally "Close the Door on Nuclear Testing": https://t.co/W8VLR5ynur#nuclearban #CTBT pic.twitter.com/InBzsJGXV2
— Permanent Mission of Kazakhstan to United Nations (@KazakhstanUN) August 27, 2019
En este extenso campo, del tamaño de Bélgica, se probaron cerca de 500 bombas atómicas de alta capacidad de destrucción. No obstante, alrededor del área vivían aproximadamente 700.000 personas, quienes sufrieron los terribles efectos colaterales de la radiación.
Un testigo viviente y doliente de los efectos nucleares es Karipbek Kuyukov. El kazajo nació en el pueblo de Yegyndybulak en 1968, tan solo a 97 kilómetros de «El Polígono». Para sorpresa de todos, el niño nació sin brazos producto de las radiaciones recibidas por su madre cuando lo llevaba en su vientre.
Posteriormente se conocería que muchas zonas aledañas al campo de Semipalátinsk habían sido irradiadas por las pruebas, generando aumentos considerables en casos de cáncer y otras enfermedades.
Kuyukov se convirtió en activista por la desnuclearización del planeta y la abolición de cualquier tipo de prueba nuclear con fines armamentísticos. Gracias a su esfuerzo, en conjunto con muchas otras personas y organizaciones, la ONU decidió conmemorar y marcar un hito en la lucha contra las pruebas atómicas.
The ATOM Project's (@theatomproject1) Honorary Ambassador Karipbek Kuyukov's call for continued effort for a nuclear weapon-free world, #Kazakhstan's work in attracting and coordinating #FDI and more in our latest newsletter https://t.co/VKACC8sn44 pic.twitter.com/Uu41Vf8lBT
— Kazakh Embassy 🇰🇿 to UK 🇬🇧 (@KazakhEmbassyUK) August 20, 2019
Fue así como la Asamblea General de la ONU estableció el Día Internacional contra los Ensayos Nucleares. «La resolución fue propuesta por la República de Kazajstán, y coesponsorizada por muchos otros países, con el fin de conmemorar la clausura del polígono de ensayos nucleares de Semipalatinsk es mismo día de agosto de 1991», reza la moción para promulgar dicho día en el pleno de Naciones Unidas.
Nevada irradiada
EEUU, por su parte, probaba la mayoría de sus armas nucleares en el Sitio de Pruebas de Nevada, ubicado a unos 105 kilómetros de la ciudad de Las Vegas.
En un desierto abierto de 3.500 kilómetros cuadrados, las fuerzas armadas estadounidenses realizaron 928 pruebas nucleares entre 1951 y 1992. Las pruebas atómicas no tardaron en causar efectos nocivos en la población aledaña.
En ciudades y pueblos de Nevada y Utah las autoridades sanitarias comenzaron a constatar el aumento en los casos de varios tipos de cáncer entre 1950 y 1980, como el de tiroides, de mama, leucemia y otros tumores cerebrales.
Join us on 29 Aug in marking International Day Against Nuclear Tests! If you are in @UN_Vienna, swing by the Rotunda at 13:15 for our annual event. Has your country signed the Comprehensive Nuclear-Test-Ban Treaty? #LetsFinishWhatWeStarted @UN #CTBT pic.twitter.com/uiSL8lRPL0
— CTBTO (@CTBTO) August 27, 2019
Habitantes de Las Vegas, una de las ciudades más famosas de EEUU, incluso observaban a la distancia los hongos atómicos tras las detonaciones, entraban en rango y es más que probable que hayan sido irradiados.
En dicho campo de pruebas también se realizaron innumerables detonaciones subterráneas, contaminando los suelos y tierras de la región.
Otros casos
Otra gran parte de las pruebas nucleares, sobre todo de las potencias occidentales como EEUU, Francia y Reino Unido, fueron realizados en atolones y pequeñas islas del Pacífico.
Las pruebas estadounidenses de la ‘Operación Ivy’ y la ‘Operación Castle’ son dos de los casos más emblemáticos por su destrucción masiva. La primera, ejecutada en 1952, fue la primera prueba de una bomba termonuclear (bomba de hidrógeno) en el mundo.
Tras la explosión de la bomba llamada ‘Mike’, que era de 10,4 megatones, se creó un cráter enorme en el atolón Enewetak. Toda la vegetación con su fauna desapareció de la isla y dejó grandes y peligrosos rastros de uranio y radiación. Pobladores de islas aledañas sufrieron los efectos radiactivos.
Dos años después se harían las pruebas de la ‘Operación Castle’, que también causó destrucción en el atolón Bikini y cuyo hongo nuclear llegó hasta la estratosfera, provocando una liberación importante de radiación hacia los cielos del Pacífico.
Nueva carrera armamentística
El 7 de diciembre de 1987, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov firmaron el histórico acuerdo de ‘Intermediate-Range Nuclear Forces’, también denominado INF.
Los mandatarios de las principales potencias nucleares acordaron eliminar los misiles balísticos y de crucero nucleares o convencionales cuyo rango operativo de alcance estuviera entre 500 y 5.500 kilómetros.
#Pentagon test-launches cruise missile previously banned by expired INF treaty pic.twitter.com/i2bJ1SVUt2
— Ruptly (@Ruptly) August 19, 2019
Este pacto, más esfuerzos de movimientos en contra de las pruebas nucleares, puso fin a la carrera atómica entre ambas naciones. Sin embargo, las preocupaciones por una renovada competencia nuclear se avivaron cuando Donald Trump decidió salirse del tratado a principios de año.
EEUU alega que Rusia ha estado probando en secreto un nuevo tipo de misil crucero. Rusia ha negado estas acusaciones y también se retiró del acuerdo.
De esta manera, el fantasma de un enfrentamiento nuclear sigue rondando el planeta.
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