UNEP/PNUMA
Dentro de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, que en 2024 se centra en la restauración de las tierras, la resiliencia a la sequía y la desertificación, bajo el lema «Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración», la ONU reconoció a la iniciativa Acción Andina como emblemática de la Restauración Mundial.
Desde 2018, Acción Andina, fundada en 2018 por Global Forest Generation, con sede en Estados Unidos, y la Asociación Ecosistemas Andinos, organización peruana sin ánimo de lucro, impulsa la restauración a gran escala de los bosques autóctonos en todo el altiplano andino a lo largo de los 700 kilómetros montañosos de varios países de Sudamérica.
Además de recuperar paisajes montañosos únicos y su biodiversidad apoya a las comunidades indígenas en la protección de sus medios de vida y su cultura ante los estragos del cambio climático. Muchos habitantes de los Andes están especialmente preocupados por accesibilidad del agua.
«Cuando planto estos árboles, pienso que nuestros hijos, mis hijos, crecerán y tendrán sus propias familias aquí. Espero que se conviertan en un bosque y generen más agua», afirmó Laura Punina, líder de la comunidad kichwa de Chimborazo, que debe su nombre a uno de los volcanes nevados que dominan el horizonte y sobre el cual Simón Bolívar escribió el poema prosa: Mi delirio sobre el Chimborazo.
Terapia para la cordillera andina
La iniciativa ha apoyado 22 proyectos en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, y tiene planes para ampliarlos a Colombia y Venezuela. Ha involucrado a unas 25.000 personas para restaurar casi 5.000 hectáreas de bosque y proteger más de 11.250 hectáreas de cubierta arbórea existente.
El galardón que recibió Acción Andina forma parte del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Su objetivo es evitar, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todos los continentes y océanos. Mundialmente, los países se han comprometido a restaurar 1.000 millones de hectáreas, una superficie mayor que la de China.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA dijo que basta una motosierra para talar un todo un bosque en poco tiempo, “pero se necesita una comunidad para restaurarlo y mantenerlo todo el tiempo”.
Señaló que Acción Andina, al reunir a la gente y utilizar tanto los valores Indígenas como los métodos científicos, ayuda a las fuentes naturales de agua, crear puestos de trabajo y apoyar a las comunidades para que sigan creciendo con mayor fortaleza y conciencia del valor del medioambiente.
El bosque más alto del mundo
La restauración en los Andes significa proteger y revivir los bosques de Polylepis, un género de árboles y arbustos autóctonos de la cordillera de hoja perenne y corteza resistente y nudos. Crece a altitudes de más de 5.000 metros y conforman los bosques más altos del mundo.
Luego de décadas de explotación ganadera excesiva, desbroce para pastos y tala ilimitada para obtener madera y combustible, apenas quedan fragmentos de los bosques originales. Además, ha empujado especies como el colibrí pechinegro y el gato montés andino a la extinción.
En los Andes, el cambio climático está intensificando las tormentas, recrudeciendo las sequías y reduciendo los glaciares que alimentan manantiales y arroyos. Sin bosques que almacenen agua, alimenten los humedales y controlen la escorrentía, las comunidades expuestas a inundaciones y corrimientos de tierra, pero sobre todo a escasez de agua.
Esfuerzos colectivos
Está en peligro el suministro de agua a las ciudades de las zonas bajas de la cordillera, como Quito, la capital de Ecuador. «La solución inmediata es emprender grandes reforestaciones para cosechar agua, aumentar la restauración y aumentar la gestión de las cuencas hidrográficas y los lagos», indicó Constantino Aucca Chutas, fundador de ECOAN.
Acción Andina y sus socios trabajan con las comunidades andinas para concienciarlas de la importancia de mantener los ecosistemas sanos e identificar las zonas en las que podrían recuperarse los bosques. Asimismo, aprovechan los antiguos principios incas de ayni y minka, que encarnan un profundo compromiso de trabajar juntos por un bien común.
En la reciente «jornada de restauración» de Chimbarazo, voluntarios con azadones y cubos de agua plantaron cientos de arbolitos en los pastizales. Los árboles, retoños de ocho meses de edad, se obtuvieron de un vivero habilitado con la ayuda de Acción Andina.
Punina, el líder kichwa, relató los miembros de la comunidad acordaron limitar el pastoreo en la zona, incluso alrededor de un manantial, para reducir la contaminación y permitir que los bosques se regeneraran. A las zonas reforestadas le deben colocar veces vallas para mantener a raya al ganado hambriento.
El 5 de junio, Arabia Saudí será el país anfitrión del Día Mundial del Medio Ambiente 2024, una celebración anual del planeta que este año se centra en la desertificación, la resiliencia a la sequía y la degradación de las tierras.
Una visión amplia
La deforestación es una de las causas más comunes de la degradación de las tierras. Cada año la Tierra pierde 10 millones de hectáreas de cubierta forestal, una superficie equivalente al tamaño de Portugal. La desaparición de estos bosques acelera el cambio climático, alimenta la pérdida de especies y agrava la pobreza en las zonas rurales.
A través de sus proyectos, Acción Andina afirma que más de 200 comunidades locales se han beneficiado de las oportunidades económicas generadas por la reforestación. Los miembros de la comunidad han abierto viveros, empresas de ecoturismo y tiendas de artesanía, entre otros tipos de emprendimientos. Además, la iniciativa apoya la creación de más zonas protegidas y ayuda a las comunidades a obtener títulos seguros sobre sus tierras.
El galardón de Iniciativa Emblemática de Restauración Mundial de la ONU confiere a Acción Andina el derecho a recibir apoyo técnico y financiero de las Naciones Unidas. Y podría ayudarle a encontrar nuevos colaboradores para hacer realidad su gran visión. La iniciativa espera recaudar 117 millones de dólares para 2030, la suma necesaria para proteger y restaurar un millón de hectáreas, una superficie 15 veces mayor que Santiago, la capital de Chile.
La restauración del planeta está en manos de todos
«Acción Andina plantará millones de árboles nativos a lo largo de los Andes para asegurar el agua, los paisajes y proteger los ecosistemas, la biodiversidad y la cultura. Las comunidades locales y autóctonas lo exigen y el planeta lo merece», señaló Constantino Aucca, que por sus esfuerzos de restauración fue Campeón de la Tierra del PNUMA en 2022.
El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra desde 1973 con la coordinación del PNUMA y la participación de gobiernos, empresas y la ciudadanía en un esfuerzo conjunto por abordar los más apremiantes problemas ambientales.
La tierra sustenta la vida en la Tierra
Espacios naturales como bosques, tierras de cultivo, sabanas, turberas y montañas proporcionan a la humanidad los alimentos, el agua y las materias primas que necesita para sobrevivir. No obstante, más de 2.000 millones de hectáreas de la tierra del planeta están degradadas, lo que afecta a más de 3.000 millones de personas. Ecosistemas vitales e innumerables especies están amenazados.
Ante sequías más graves y prolongadas, tormentas de arena y temperaturas en aumento, es decisivo que encontremos maneras de impedir que las tierras secas se convierta en desiertos, que las fuentes de agua dulce se evaporen y que el suelo fértil se convierta en polvo.
No es una tarea imposible. Todos podemos ayudar a acabar con la degradación de la tierra y restaurar los paisajes degradados.
«Los gobiernos y las empresas deben desempeñar un papel muy importantes para revertir el daño ha hecho a la Tierra. La ciudadanía en general también debe contribuir en la restauración, crucial para nuestro futuro como especie», afirma Bruno Pozzi, director adjunto de la División de Ecosistemas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Nuestras tierras. Nuestro futuro
Los ecosistemas de todo el mundo están en peligro. Desde bosques y tierras áridas hasta tierras agrícolas y lagos, los espacios naturales de los que depende la existencia de la humanidad están llegando a un punto de no retorno.
Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial. El número y la duración de los períodos de sequía han aumentado un 29% desde el año 2000 y, si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050.
Por esta razón, el Día Mundial del Medio Ambiente 2024 se centra en restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía bajo el lema «Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración». No podemos retroceder en el tiempo, pero sí podemos hacer crecer los bosques, revitalizar las fuentes de agua y restaurar los suelos. Somos la generación que puede hacer la paz con las tierras.
La restauración del suelo es un pilar fundamental del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), que constituye un llamado a la protección y la revitalización de los ecosistemas en todo el mundo, un aspecto fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En 2024 se celebrará el 30º aniversario de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. El decimosexto período de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP 16) en la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD) se celebrará en la capital saudí, Riad, del 2 al 13 de diciembre de 2024.
Siete maneras de participar en la restauración de ecosistemas
1. Hacer sostenible la agricultura
En el mundo, al menos 2.000 millones de personas, sobre todo de las zonas rurales y más pobres, dependen de la agricultura para su subsistencia. Sin embargo, nuestros sistemas alimentarios actuales son insostenibles y uno de los principales motores de la degradación del suelo. Podemos hacer mucho para solucionarlo. Los gobiernos y el sector financiero pueden promover la agricultura regenerativa para aumentar la producción de alimentos preservando los ecosistemas.
En la actualidad, los productores agrícolas reciben 540.000 millones de dólares al año en ayudas financieras de los países. Alrededor del 87% de estas subvenciones distorsionan los precios o perjudican la naturaleza y la salud humana. Los gobiernos deben reorientar las subvenciones agrícolas hacia prácticas sostenibles y pequeños agricultores.
Las empresas agrícolas pueden desarrollar cultivos resistentes al clima, aprovechar los conocimientos indígenas para desarrollar métodos agrícolas sostenibles y gestionar mejor el uso de pesticidas y fertilizantes para evitar dañar la salud del suelo y de la fauna.
Los consumidores pueden adoptar dietas regionales, estacionales y ricas en plantas, e incluir más alimentos respetuosos con el suelo en las comidas, como alubias, lentejas, garbanzos y guisantes.
2. Salvar los suelos
El suelo es algo más que la tierra bajo nuestros pies. Es el hábitat más biodiverso del planeta. Casi el 60% de todas las especies viven en el suelo y de ahí proceden el 95% de los alimentos que comemos. Un suelo sano actúa como sumidero de carbono. Retiene los gases de efecto invernadero que de otro modo entrarían en la atmósfera, un papel decisivo en la mitigación del cambio climático.
Para mantener el suelo sano y productivo, los gobiernos y el sector financiero pueden apoyar la agricultura ecológica y respetuosa con el suelo. Las empresas agrícolas pueden practicar la labranza cero, una técnica que consiste en cultivar sin perturbar el suelo mediante la labranza para mantener la cubierta orgánica del suelo. Podrían añadirse al suelo compost y materiales orgánicos para mejorar su fertilidad. Podrían utilizarse técnicas de riego, como el riego por goteo o el acolchado, para ayudar a mantener los niveles de humedad del suelo y evitar el estrés por sequía. Los particulares podrían hacer compost con los restos de fruta y verdura para utilizarlo en sus jardines y macetas de balcón.
3. Proteger los polinizadores
Tres de cada cuatro cultivos que producen frutos y semillas dependen de los polinizadores. Las abejas son los polinizadores más prolíficos, pero también reciben mucha ayuda de murciélagos, mariposas, pájaros y escarabajos. De hecho, sin los murciélagos, podemos despedirnos de los plátanos, los aguacates y los mangos. A pesar de su importancia, todos los polinizadores están en grave declive, especialmente las abejas.
Para protegerlas, se debe reducir la contaminación atmosférica, minimizar el impacto adverso de los pesticidas y fertilizantes, y conservar las praderas, bosques y humedales donde prosperan los polinizadores. Las autoridades y los particulares podrían segar menos espacios verdes en las ciudades e introducir más estanques favorables a los polinizadores para permitir el retorno de la naturaleza. Plantar una variedad diversa de flores autóctonas en los jardines urbanos y domésticos también atraerá a pájaros, mariposas y abejas.
4. Restaurar los ecosistemas de agua dulce
Los ecosistemas de agua dulce sostienen los ciclos del agua que mantienen fértil la tierra. Suministran alimentos y agua a miles de millones de personas, nos protegen de sequías e inundaciones y sirven de hábitat a innumerables plantas y animales. Sin embargo, están desapareciendo a un ritmo alarmante debido a la contaminación, el cambio climático, la sobrepesca y la sobreexplotación.
La gente puede poner fin a esta situación mejorando la calidad del agua, identificando las fuentes de contaminación y vigilando la salud de los ecosistemas de agua dulce. Los países pueden unirse al Desafío del Agua Dulce para acelerar la restauración de los ríos y humedales degradados antes de 2030. Se podrían eliminar las especies invasoras de los hábitats de agua dulce degradados y replantar la vegetación autóctona. Las ciudades podrían abogar por una innovación en materia de aguas residuales que aborde la gestión de las aguas residuales, la escorrentía de las aguas pluviales y las inundaciones urbanas.
5. Renovar las zonas costeras y marinas
Los océanos y los mares proporcionan a la humanidad oxígeno, alimentos y agua, al tiempo que mitigan el cambio climático y ayudan a las comunidades a adaptarse a condiciones meteorológicas extremas. Más de 3.000 millones de personas, principalmente en los países en desarrollo, dependen de la biodiversidad marina y costera para su subsistencia.
Para asegurar este precioso activo para las generaciones venideras, los gobiernos pueden acelerar la aplicación del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal. Los países pueden restaurar los ecosistemas azules -incluidos los manglares, las marismas saladas, los bosques de algas y los arrecifes de coral- al tiempo que aplican una normativa estricta sobre la contaminación, el exceso de nutrientes, las escorrentías agrícolas, los vertidos industriales y los residuos plásticos para evitar que se filtren en las zonas costeras.
Los países podrían adoptar un enfoque basado en el ciclo de vida para rediseñar los productos plásticos de modo que puedan reutilizarse, reutilizarse, repararse, reciclarse y, en última instancia, mantenerse alejados del océano. Las empresas pueden invertir en recuperar los nutrientes de las aguas residuales y los residuos ganaderos para utilizarlos como fertilizantes.
6. Devolver la naturaleza a las ciudades
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. Para 2050, se prevé que dos de cada tres personas vivan en un centro urbano. Las ciudades consumen el 75% de los recursos del planeta, producen más de la mitad de sus residuos globales y generan al menos el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero. A medida que crecen, las ciudades transforman el mundo natural que las rodea, pudiendo provocar sequías y degradación del suelo.
Pero las ciudades no tienen por qué ser selvas de hormigón. Los bosques urbanos pueden mejorar la calidad del aire, dar más sombra y reducir la necesidad de refrigeración mecánica. Conservar los canales, estanques y otras masas de agua de las ciudades puede aliviar las olas de calor y aumentar la biodiversidad. Instalar más tejados y jardines verticales en nuestros edificios puede proporcionar hábitats para pájaros, insectos y plantas.
7. Generar financiación para la restauración
Las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza deben más que duplicarse hasta alcanzar los 542.000 millones de dólares en 2030 para cumplir los objetivos mundiales en materia de clima, biodiversidad y restauración de ecosistemas.
Para cerrar la brecha financiera existente, los gobiernos podrían invertir en sistemas de alerta temprana para prevenir los peores impactos de la sequía, así como financiar actividades de restauración de tierras y soluciones basadas en la naturaleza. El sector privado podría integrar la restauración de los ecosistemas en sus modelos de negocio, aplicar prácticas eficientes de gestión de residuos e invertir en empresas sociales centradas en la agricultura sostenible, el ecoturismo y la tecnología verde.
Los particulares pueden trasladar sus cuentas bancarias a institutos financieros que inviertan en empresas sostenibles, hacer donaciones para la restauración o recurrir al crowdfunding para innovaciones que ayuden a salvar el planeta.
La guerra contra el desierto de Arabia Saudí
El sueño de infancia de Naif Ahmed Alhanwsh era convertirse en veterinario. Pero nunca imaginó que desempeñaría un papel fundamental en la salvaguarda de la biodiversidad del Reino de Arabia Saudita mediante la reproducción, crianza y liberación de especies nativas en peligro de extinción. Establecido en lo que fue una granja real en 1987, este centro alberga algunos de los animales salvajes más emblemáticos de la Península Arábiga, incluidos grandes mamíferos con pezuñas como el oryx
Estas criaturas son parte de un ambicioso plan nacional para restaurar Arabia Saudita y la región circundante. El esfuerzo incluye replantar árboles nativos y restaurar la cubierta vegetal, junto con una espectacular expansión del sistema de parques nacionales del país. La iniciativa está diseñada en gran medida para prevenir la degradación de la tierra y la creciente desertificación en este país de 36 millones de habitantes.
Arabia Saudí sede del Día Mundial del Medio Ambiente
El 5 de junio, Arabia Saudita será la sede del Día Mundial del Medio Ambiente 2024, que se centrará en la restauración de la tierra, la desertificación y la resiliencia a la sequía . El deterioro de los ecosistemas en todo el mundo afecta al 40% de la población mundial, cifra que se espera que aumente en los próximos años. La pérdida de tierras que alguna vez fueron productivas está amenazando el suministro de alimentos, alimentando el cambio climático y provocando una crisis de biodiversidad que está empujando a un millón de especies hacia la extinción, dicen los expertos.
«Como seres humanos, debemos repensar radicalmente nuestra relación con la naturaleza y otras especies», dice Doreen Lynn-Robinson, Directora de Biodiversidad y Tierras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). «Debemos darnos cuenta de que tener ecosistemas saludables es vital para nuestra supervivencia, y que proteger toda la vida en la Tierra, desde el suelo y el lecho marino hacia arriba, es el único futuro viable».
Revivir los paisajes –un proceso que incluye todo, desde plantar vegetación nativa hasta volver a inundar humedales– puede ser un antídoto contra la degradación de la tierra. Es especialmente importante ahora que el cambio climático pone en peligro un número creciente de ecosistemas, dice Robinson.
En los últimos años, los países se han comprometido a restaurar mil millones de hectáreas de tierras degradadas y a cumplir otros objetivos para revertir la peligrosa pérdida de naturaleza. Gran parte de esto se ha llevado a cabo bajo la bandera del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas.
Arabia Saudita se encuentra entre las naciones que han abrazado la restauración. El trabajo de recuperación de animales del país se lleva a cabo junto con planes para restaurar 200 millones de hectáreas de tierra degradada en el país y en el extranjero.
Arabia Saudita también está trabajando para cumplir los objetivos de protección de la naturaleza descritos en su Visión 2030. El país ha ampliado las salvaguardias a más del 18 por ciento de su territorio, frente al 4 por ciento. También ha aumentado el número de parques nacionales de 19 a más de 400.
“La Visión 2030 asignó alta prioridad a la protección del medio ambiente en general como tercer pilar del desarrollo sostenible, junto con el crecimiento económico y el bienestar social”, dice Faqeeha.
Mohammed Qurban es el director ejecutivo del Centro Nacional para la Vida Silvestre de Arabia Saudita , que trabaja junto con el Centro Nacional para el Desarrollo de la Cobertura Vegetal y la Lucha contra la Desertificación para restaurar la flora y la fauna en la tierra y el agua.
«Para nosotros es muy importante cuidar la biodiversidad, porque está muy interrelacionada con la vida humana», dice Qurban. Los programas de cría de animales y vacunación están ayudando a devolver especies a zonas desiertas, añade, citando el éxito de la recuperación del oryx árabe. “Cuando liberamos oryx en el norte, un anciano dijo que hacía 100 años que no se los veía en la zona”, dice. «Ahora podemos ver más de cuatro generaciones en el norte, por lo que vamos por un muy buen camino para el oryx».
Arabia Saudita espera que sus programas para reintroducir animales en la naturaleza conduzcan al regreso de otras especies icónicas, como el leopardo árabe, en peligro crítico de extinción .
Para recuperar a los depredadores también es necesario repoblar a sus presas, que incluyen un tipo de cabra montesa llamada cabra montés de Nubia, otro animal de pezuñas pequeñas llamado tahr árabe, mamíferos más pequeños como damanes de roca y liebres, además de aves e insectos terrestres.
Para sustentar todas estas especies es necesario contar con vastas áreas de tierra sana, suelos fértiles y vegetación.
En Arabia Saudita, el desarrollo, el pastoreo excesivo, el aumento de las temperaturas y los impactos climáticos cada vez más severos, como las tormentas de arena y polvo, han erosionado las áreas verdes restantes.
La pérdida de cubierta vegetal creó una reacción en cadena que afectó a los animales en todo el país, dijo Qurban, quien llama a la desertificación el “problema número uno” que enfrenta la vida silvestre en Arabia Saudita.
Sin embargo, hoy en día, los expertos en vida silvestre son optimistas sobre la recuperación de la naturaleza y el regreso a la vida de áreas de tierra que alguna vez estuvieron vacías.
Como director del Centro Rey Khalid para la Investigación de la Vida Silvestre , Alhanwsh supervisa el cuidado de animales de grandes pezuñas, como el oryx árabe, el íbice nubio y tres especies de antílopes. Dice que los programas de reproducción han tenido tanto éxito que un gran número de animales están siendo reubicados en sus hábitats naturales. Eso ha animado a otros conservacionistas, como Qurban.
“Me siento muy feliz y más ligero al ver a todos estos animales en áreas protegidas y moviéndose en grupos”, dice. “Qué bonito y fantástico es verlos saltando de una zona a otra».
Por qué todos debemos participar
El tiempo se acaba y la naturaleza se encuentra en situación de emergencia. Para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C este siglo, debemos reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030. Si no actuamos ya, la exposición a aire contaminado aumentará en un 50% en esta década, mientras que los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040. Pero estas no serán las únicas consecuencias. Le seguirán muchas más.
Necesitamos una acción urgente para abordar estos problemas apremiantes, haciendo que «Una sola Tierra» y su enfoque sobre una vida sostenible en armonía con la naturaleza sean tan pertinentes como siempre.