La mayoría de los gobiernos del mundo aseguran que centran sus esfuerzos concretos para luchar contra el cambio climático. Inclusive, organismos ciudadanos y sectores empresariales hacen gala de sus aportes e iniciativas, y creen honrar el Día de la Tierra.
Para muchos, el día no fue más que un breve recordatorio y reflexión. Es sabido que el mundo está camino a un desastre climático global, si no se hacen mayores sacrificios. Pero analistas creen que las preocupaciones de muchos hacedores y tomadores de decisiones no son más que poses frente a un flagelo global, que está acabando con el orden de la vida en el planeta.
Los planes gubernamentales entregados a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, no son suficientes. No lo son, incluso, si se llegaran a cumplir al pie de la letra los compromisos de los 195 países firmantes del Acuerdo de París en diciembre de 2016.
Extensiones de bosques desaparecen año a año a causa de la deforestación (Pixabay).
Para el biólogo y doctor en Ciencias Mención Ecología, Alejandro Álvarez, se deben redolar los esfuerzos. Califica de urgente la toma de más acciones para alcanzar la meta de limitar el incremento de la temperatura mundial a 2 °C, a partir de la era preindustrial. Para celebrar el Día de la Tierra sería un buen compromiso, comentó.
El experto estima que la responsabilidad no puede recaer exclusivamente en los Gobiernos. Para él la participación de otros organismos, instituciones, sectores privados e individuos, debe ser obligante. Recuerda que el Acuerdo de París, a diferencia del Protocolo de Kioto, exige el concurso de los sectores públicos y privados, de manera conjunta, concreta y activa.
Cambiar 200 años de historia no es cosa fácil
Y quién dijo que la tarea sería fácil. El mundo resiente más de 200 años de un modelo económico basado en el uso del carbón y de fósiles. Los engranajes industriales de muchas potencias aún se mueven con carburantes contaminantes. La decisión de subirse al vagón de la transformación de paradigmas y estructuras económicas es complejo. Y lo es más, cuando se suman factores políticos, sociales, económicos, geopolíticos, además de los intereses de un mundo globalizado. La tarea no luce fácil.
El Día de la Tierra fue celebrado por primera vez el 22 de abril de 1970. Su objetivo aún es intentar crear conciencia sobre los retos ambientales. Sin embargo, a 48 años de esa iniciativa Álvarez piensa que el recuento de los resultados no es alentador.
“Lo más grave de la situación es que el impulso más concreto ocurrido para que se asumieran acciones, fue verle el rostro trágico a lo que significa el cambio climático. La realidad está golpeándonos en la cara y nos demostró que es más grave de la esperada. Asimismo, está teniendo efectos más rápidos de los proyectados», expresó Álvarez.
Los incendios forestales afectan grandes extensiones del planeta.
Pero no todo está perdido. El sector bancario global realizó la primera Conferencia Internacional sobre Riesgos Climáticos para Supervisores Financieros. Para la ocasión se reunieron representantes de más de 30 países y de más de 50 organizaciones. La conclusión, es que el sector financiero se debe asumir como factor determinante en la lucha ambiental. También debe estar claro en que los desembolsos deben guardar criterios apegados a la lucha contra el cambio climático.
El Día de la Tierra espera compromisos de parte de EEUU como gran contaminante
Uno de los principales problemas que se presenta para tomar medidas más concretas y decisivas contra el fenómeno del cambio climático es la existencia de un debate sobre si este es un peligro real o no para la supervivencia del planeta.
El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, se ha convertido en el adalid de quienes piensan que no existe un problema relacionado con el cambio climático. En consecuencia, dice que es innecesario que los gobiernos hagan compromisos ambientales. Al tiempo que asegura que los esfuerzos para reducir sustancialmente las emisiones de CO2, pueden comprometer las expectativas de crecimiento económico a escala global.
Para Álvarez, la negativa de Trump a asumir compromisos establecidos por el Protocolo de París implica un riesgo para el planeta. Y más aún si se toma en cuenta que Estados Unidos es uno de los mayores emisores de CO2 del mundo.