Por Andrés Tovar
21/03/2017
Imagine un líder mundial en desorden. Atrapado fuera de guardia por las exigencias de gobernar, componiendo la política sobre la marcha, tratando de contener las disputas dentro del partido gobernante, y frente a una avalancha de críticas externas.
Suena como si habláramos del presidente de Estados Unidos. Pero no, esta vez hablamos de la otra administración de habla inglesa de este lado del Atlántico. La primera ministra británica, Theresa May, quien hizo campaña para que el Reino Unido se quedara en la UE, ahora está a cargo de sacarlo, mientras insiste ardientemente en que una «Gran Bretaña global» está mejor separada de su mayor socio comercial.
[aesop_quote type=»block» background=»#ffffff» text=»#000000″ width=»content» height=»auto» align=»center» size=»3″ quote=»‘Brexit significa Brexit. No debe haber intentos de permanecer en la UE ni intentos para volverse a integrar por la puerta de atrás'» cite=»Theresa May» parallax=»off» direction=»left» revealfx=»off»]
Aún no ha comenzado formalmente el Brexit y ya está causando estragos. May se ha desplazado de un lado a otro por los tribunales y el parlamento para tratar de arrebatar el control del proceso del Brexit y las negociaciones posteriores. Se ha visto obligada a compartir algo de poder con los parlamentarios, pero no va a ser partidaria del partido; La semana pasada destituyó a Michael Heseltine, un consejero del gobierno y ex viceprimer ministro, por rebelarse.
Mientras tanto hay problemas en las regiones. May le acaba de negar a Escocia un segundo referéndum de independencia. ¿Cómo va a convencer a los escoceses de que la división de su mayor socio comercial (Inglaterra) es un error desastroso, mientras que le grita al Reino Unido y a su mayor socio comercial (la UE) los beneficios de la división? No está muy claro.
Luego está la cuestión de gobernar todo lo demás sobre el Reino Unido. El «presupuesto del Brexit» presentado la semana pasada contenía sólo un elemento notable, un aumento de impuestos para los autónomos, lo que parecía un esfuerzo para preparar el Reino Unido para el futuro. Pero la resistencia dentro del Partido Conservador de May mató el plan en una semana.
Todos estos detalles serían de interés parroquial si Brexit no fuera un desafío tan definitivo. El Reino Unido necesita habilidades y acero para tener éxito. No se deje engañar por sus educaciones de Oxford y acentos elegantes: los líderes de la Gran Bretaña están agitando tan alarmantemente como sus homólogos estadounidenses.