Por Cambio16
29/08/2017
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Las autoridades mexicanas anunciaron hoy la detención del esposo de la española Pilar Garrido, Jorge Fernández, como probable responsable del asesinato de la mujer, quien murió estrangulada.
En una rueda de prensa, el fiscal del norteño estado de Tamaulipas, Irving Barrios, indicó que hay «indicios suficientes» para considerar a Fernández como probable responsable del delito de homicidio y por ello un juez ordenó su aprehensión.
Dicha orden fue cumplida este martes, dijo Barrios, quien detalló que Garrido «falleció a consecuencia de asfixia mecánica en su modalidad de estrangulamiento», y «presentaba lesiones tanto en nariz, cráneo y cuello».
Fernández denunció el 3 de julio ante las autoridades que Garrido había sido privada de su libertad un día antes por dos sujetos armados cuando viajaban en coche con su hijo, y el 26 de julio fue hallada su osamenta en un paraje del municipio de Villa de Casas.
El caso de Pilar Garrido
Pilar Garrido Santamans residía desde hace tres años con su marido en Ciudad Victoria, la capital del estado de Tamaulipas.
La española de 34 años, oriunda de Valencia, fue secuestrada el 2 de julio en una de las regiones más violentas del país. Lo extraño del caso fue la ausencia de petición de rescate de los supuestos secuestradores.
Las autoridades mexicanas confirmaron su muerte el 11 de agosto del corriente, tras ser hallado su cadáver cerca del lugar del secuestro.
Según el testimonio de su marido a la Policía Federal de México, la pareja regresaba a su casa en coche tras pasar unos días de vacaciones, cuando se vieron obligados a desviarse de la carretera principal por unas obras.
Al poco rato, se dieron cuenta de que un vehículo les estaba siguiendo. La pareja observó que desde el coche sacaban un objeto por la ventana y, ante el temor de que fuera un arma, decidieron pararse en la carretera.
Del vehículo se bajaron presuntamente tres hombres armados que le pidieron al marido de Pilar que les entregara el vehículo, pero éste les explicó que había un niño pequeño en el asiento de atrás.
Fue entonces cuando le apuntaron con un arma y uno de los asaltantes le espetó: “¡Nos llevamos a la vieja!“, agarrando a la mujer por la fuerza y obligándola a entrar en su automóvil.