Un total de 12 activistas de Greenpeace fueron detenidos luego de ser desalojados de las entradas del Ministerio de Agricultura en las que se encadenaron como parte de las protestas contra las macrogranjas y la contaminación del agua que causan en el territorio de España. Aunque desde Greenpeace aseguraron que el desalojo transcurrió sin incidentes, los bomberos cortaron con radiales las cadenas con las que se habían anclado.
Al final de la protesta, el grupo entregó medio millón de firmas que respaldan la eliminación de la ganadería intensiva. Luís Ferreirim, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace, aseguró que la ganadería industrial destruye el planeta. “El futuro del planeta y del agua implica cambiar el modelo agroalimentario. Solo falta la firma del ministro Luis Planas Puchades”, puntualizó.
Greenpeace reclaman al Gobierno frenar los estragos que las macrogranjas causan al medio ambiente. Una manera sería que aplique un plan para disminuir en un 50% la cabaña ganadera intensiva para 2030.
El Plan de Acción de Aguas Subterráneas 2023-2030 del Ministerio para la Transición Ecológica recoge que el 40 % de las aguas subterráneas de España, claves en un contexto de cambio climático y de creciente escasez , están en mal estado. Las principales causas son la sobreexplotación y la contaminación por nitratos provenientes de las macrogranjas
Greenpeace ha advertido de la contaminación de acuíferos
Los activistas de Greenpeace han llamado la atención sobre la contaminación que ocasionan las magrogranjas. A mediados del 2020 la organización planteó una tajante disyuntiva a España: agua limpia o carne barata. Ferreirim denunció en ese momento que la desmesurada escalada de la ganadería industrial provocaba que “cada vez tengamos menos agua, pero más contaminada por nitratos”.
Los esfuerzos de España por revertir la contaminación de nitrato en sus aguas subterráneas han sido insuficientes. El Gobierno reconoce que solo un 56% de la meta podría cumplirse en el plazo establecido por la Comisión Europea.
El Ministerio de Transición Ecológica advirtió en un informe que casi la mitad de las zonas, con acuíferos afectados por vertidos agrarios, no estarán recuperadas antes de 2027, lapso establecido por la norma europea.
La contaminación de las aguas en España causada por la producción agrícola intensiva, es un fenómeno recurrente. Se manifiesta en un aumento de la concentración de nitratos en las aguas superficiales y subterráneas. También con la eutrofización de los embalses, estuarios y aguas litorales.
Los problemas que causan las macrogranjas, según Greenpeace
Las macrogranjas son instalaciones muy mecanizadas con una gran capacidad de producción en un espacio reducido para el número de animales que alberga. Es una ganadería sin tierra, altamente dependiente de insumos externos (agua y piensos) y que genera muchas emisiones y residuos. En estas instalaciones industriales, los animales no salen al campo y pasan su vida encerrados y hacinados. Son auténticas fábricas de carne, leche y huevos, pero también de cambio climático, contaminación y sufrimiento
El objetivo de las macrogranjas es claro: obtener la mayor producción de carne, leche y huevos al más bajo coste y en el menor tiempo posible. Para ello meten a una cantidad ingente de animales en un espacio pequeño, los alimentan en gran medida con productos que vienen de fuera – en muchos casos asociados con la deforestación y transgénicos – y utilizan todo tipo de técnicas para maximizar beneficios. Mientras tanto, las nefastas consecuencias de las macrogranjas se expanden:
Contaminación del agua por nitratos.
El 22% de nuestras aguas superficiales y el 23% de las subterráneas presentan contaminación por nitratos procedentes principalmente de la agricultura y ganadería industriales. Al generar una ingente cantidad de excrementos, las macrogranjas convierten los campos agrícolas de las inmediaciones en auténticos vertederos de estos residuos. Los excrementos de los animales son un excelente abono para los cultivos, pero en grandes cantidades se convierten en un veneno. Según la Comisión Europea, en la UE la ganadería es la responsable del 81% de las aportaciones de nitrógeno a los acuíferos.
Cambio climático
El sector agrícola fue el único sector que incrementó sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2020 (últimos datos disponibles del MITERD) y en gran medida debido a las emisiones provenientes de la ganadería, siendo las emisiones de metano – el segundo gas de efecto invernadero con más emisiones en España – una clara demostración de la contribución de la ganadería a la crisis climática: el sector agrícola es el responsable del 63% de las emisiones totales de metano y la ganadería del 98% de estas.
Contaminación del aire
La ganadería industrial es la responsable del 94% de las emisiones declaradas de amoniaco en 2020 (últimos datos del PRTR), 69% el porcino y 25% la avicultura. Curiosa e inexplicablemente, el vacuno está exento de declarar sus emisiones. España incumple el límite de emisiones impuesto por la UE desde que se estableció en 2010.
Sufrimiento animal
Los animales en las macrogranjas se encuentran confinados y son alimentados de forma permanente dentro de instalaciones bajo condiciones estrictamente controladas por los seres humanos para que engorden lo más rápidamente posible o, por ejemplo, en el caso de algunas explotaciones, aunque puedan salir al exterior, no tienen acceso a pastos o a un espacio suficiente para expresar las conductas propias de su especie.
Efectos en nuestra salud
Además de las consecuencias negativas que tiene comer carne en exceso, las macrogranjas suponen otros peligros para nuestra salud debido a las prácticas que se emplean. El uso abusivo de antibióticos en los animales contribuye significativamente al desarrollo de resistencias a estos medicamentos en las personas, y España es el país de Europa que más los utiliza en la ganadería. También las elevadas emisiones de amoniaco de estas instalaciones (además de los nitratos en el agua) suponen un grave peligro para la población.
Pérdida de biodiversidad
El 80% de la superficie agrícola mundial ya se destina a producir alimentos para animales y no para las personas (en España la cifra es el 66%). La producción de piensos para la ganadería industrial está deforestando los más preciados bosques del planeta, como la Amazonia. Además, la contaminación del agua derivada de este modelo está acabando con ecosistemas únicos, cuestión por la que España ha sido sancionada por la Comisión Europea en varias ocasiones.