Por Juan E. Ballesteros
26/4/2017
La Guardia Civil ha detenido en la Costa del Sol a un depredador sexual británico que era uno de los pedófilos más buscados en la actualidad, que estaba en posesión de 80.000 archivos de pornografía infantil de extrema dureza. En la operación ha sido detenido otro delincuente sexual en Pontevedra que aprovechaba su actividad como monitor de tiempo libre para grabar a menores en los baños con cámaras ocultas.
Ambos detenidos, que mantenían contacto habitual con un millar de pedófilos a través de internet, encriptaban los archivos para que solo pudiesen ser visionados por usuarios registrados mediante contraseña. En el transcurso de esta operación, denominada TITAN II, han sido detenidas decenas de personas en diferentes países del total de 142 que fueron investigadas en el transcurso de las actuaciones.
La investigación ha sido coordinada por el “Violent Crimes Against Children International Taskforce” (VCACITF), un grupo de trabajo internacional enfocado a la lucha contra los delitos violentos y de naturaleza sexual cometidos contra menores de edad, liderado por el FBI y del que, al igual de otros cuerpos policiales de otros estados, forma parte la Guardia Civil, a través del Grupo de Delitos Telemáticos de la Unidad Central Operativa.
El británico detenido en la localidad malagueña de Manilva, identificado como Simon M.D., de 47 años, era buscado en Gales desde el año 2006 por hechos similares y cuya busca y captura había tramitado Interpol. Según la Guardia Civil, su localización entrañó una dificultad especial puesto que residía de incógnito en la urbanización La Duquesa. Durante su detención intentó deshacerse de un dispositivo de almacenamiento portátil con más de 80.000 archivos conteniendo abusos a menores de edad de especial dureza, tanto por la edad de los menores como por las prácticas a las que eran sometidos.
El monitor de tiempo libre ocultaba celosamente su identidad en internet y se conectaba online en establecimientos públicos y redes inalámbricas a través de tres ordenadores portátiles y un teléfono móvil, evitando dejar huella digital. Con objeto de grabar a los menores, instaló cámaras en el vestuario del polideportivo donde trabajaba.