La plataforma ha tenido que atender repentinamente una gran afluencia de nuevos usuarios en los últimos meses, al pasar de 10 millones de usuarios a más de 20 millones
La decisión de Elon Musk de adquirir Twitter alejó a muchos usuarios de esa red social, que optaron por alojarse en otra plataforma, Bluesky, competencia de X. El respaldo del magnate –cuya fortuna alcanza los $400.000 millones- a la presidencia de Donald Trump, motivó a más migraciones por el hecho político. Ahora Bluesky crece como la espuma en preferencias pero se ha detectado que en sus canales de comunicación se cuelan algunas anomalías: personas que adulteran perfiles o incurren en la suplantación de identidad de titulares de cuentas.
Bluesky es un servicio de microblogging en redes sociales. Sus usuarios pueden compartir mensajes de texto breves, imágenes y videos en publicaciones conocidas coloquialmente como «skeets». En medio de este boom, periodistas especializados en tecnología y expertos en esa plataforma han observado ciertas irregularidades en línea.
Alexios Mantzarlis, director de la Iniciativa de Seguridad, Confianza y Protección de Cornell Tech, revisó manualmente los 500 principales usuarios de Bluesky por número de seguidores. En su investigación descubrió que, de las 305 cuentas que pertenecían a una persona nombrada, al menos 74 habían sido suplantadas por al menos otra cuenta.
La plataforma ha tenido que atender repentinamente una afluencia de millones de nuevos usuarios en los últimos meses. Su base de usuarios se ha más que duplicado desde septiembre, de 10 millones de usuarios a más de 20 millones. Esta repentina ola de nuevos usuarios (y los inevitables estafadores) significa que Bluesky y su seguridad todavía está tratando de ponerse al día, dice Molly White, investigadora y crítica de criptomonedas.
Bluesky, la red social en expansión
Melissa Heikkilä, periodista del MIT Technology Review, escribió un artículo en el que narra su historia. “Como muchos otros, hace poco abandoné la plataforma de redes sociales X para pasarme a Bluesky. En el proceso, comencé a seguir a muchas de las personas que seguía en X.
El día de Acción de Gracias, me encantó ver un mensaje privado de un colega de AI, Will Knight de Wired . O al menos, pensé que era con él con quien estaba hablando. Empecé a sospechar cuando la persona que decía ser Knight mencionó que era de Miami, cuando, de hecho, Knight es del Reino Unido. El nombre de usuario de la cuenta era casi idéntico al del verdadero Will Knight, y usaba su foto de perfil”.
Luego empezaron a aparecer más mensajes, cuenta Heikkilä. “Paris Marx, un destacado crítico tecnológico, se coló en mis mensajes directos para preguntarme cómo me iba. ‘Las cosas van estupendamente por aquí’, me respondió. Luego surgieron nuevas sospechas. ‘¿Cómo van tus operaciones?’, me preguntó el falso Marx. Esta cuenta era mucho más sofisticada que la de Knight; había copiado meticulosamente cada uno de los tuits y retuits de la página real de Marx durante las últimas semanas”.
Ambas cuentas fueron finalmente eliminadas. “Pero no antes de que intentaran hacerme configurar una billetera de criptomonedas y una cuenta en un ‘pool de minería en la nube’”, relata la periodista. “Knight y Marx me confirmaron que estas cuentas no les pertenecían. Y que han estado luchando contra cuentas de suplantación de identidad en la red social Bluesky durante semanas”.
Este factor se une a otros riesgos que presentan las redes sociales para niños y adolescentes y que ha sido motivo de regulaciones.
Suplantación de identidad
Decisiones y comentarios hechos por Elon Musk sobre X han propiciado un éxodo masivo a otras plataformas. Bluesky es la red social que más se ha beneficiado de esta situación, obteniendo hasta un millón de usuarios en apenas 24 horas. Ahora, se enfrenta a una situación más complicada que es mantener a este nuevo público y ofrecer un espacio seguro.
Pero los casos de suplantación de identidad encontrados es un escollo a superar. La periodista tecnológica de The New York Times, Sheera Frankel y Molly White, crítica de criptomonedas, han visto a personas haciéndose pasar por ellas en Bluesky, probablemente para estafar a la gente.
“Estas cuentas me bloquean en cuanto se crean, por lo que al principio no las veo”, dice Marx. Tanto Marx como White describen un patrón frustrante: cuando se elimina una cuenta, aparece otra poco después. White sostiene que también había experimentado un fenómeno similar en X y TikTok.
Sería de gran ayuda contar con una forma de demostrar que las personas son quienes dicen ser. Antes de que Musk tomara las riendas de la plataforma, los empleados de X, verificaban a los usuarios, como periodistas y políticos. Y les daban una marca azul junto a sus nombres de usuario para que la gente supiera que estaban tratando con fuentes de noticias creíbles. Cuando Musk asumió el control, descartó el sistema y ofreció marcas azules a todos los clientes que pagaban la suscripción.
Las estafas de suplantación de identidad en criptomonedas que se están produciendo han hecho que se pida a Bluesky que inicie algo similar al programa de verificación original de Twitter.
Mayor seguridad con rastreo y verificación
Algunos usuarios, como el periodista de investigación Hunter Walker, han creado sus propias iniciativas para verificar a sus colegas. Sin embargo, actualmente los usuarios tienen limitadas las formas en que pueden verificarse a sí mismos en la plataforma. De forma predeterminada, los nombres de usuario en la red social Bluesky terminan con el sufijo bsky.social. La plataforma recomienda que las organizaciones de noticias y las personas de alto perfil verifiquen sus identidades configurando sus propios sitios web como nombres de usuario.
Por ejemplo, los senadores estadounidenses han verificado sus cuentas con el sufijo senate.gov. Pero esta técnica no es infalible. Por un lado, en realidad no verifica la identidad de las personas, solo su afiliación a un sitio web en particular. El equipo de seguridad de Bluesky publicó que ha actualizado su política de suplantación de identidad para ser más agresiva y eliminar estas cuentas y de robo de identidad.
La empresa dice que también ha cuadriplicado su equipo de moderación para tomar medidas sobre los informes de suplantación de identidad con mayor rapidez. Pero parece que está teniendo dificultades para mantenerse al día. «Aún tenemos una gran acumulación de informes de moderación debido a la afluencia de nuevos usuarios, como compartimos anteriormente, aunque estamos avanzando», continuó la empresa.
La naturaleza descentralizada de Bluesky hace que expulsar a los impostores sea un problema más complicado de resolver. Los competidores como X y Threads dependen de equipos centralizados dentro de la empresa que moderan el contenido y el comportamiento no deseados, como la suplantación de identidad. Pero Bluesky se basa en el Protocolo AT, una tecnología descentralizada de código abierto, que permite a los usuarios un mayor control sobre el tipo de contenido que ven y les permite crear comunidades en torno a un contenido en particular.
El gato y el ratón
La mayoría de las personas se registran en Bluesky Social, la red social cuyas pautas comunitarias prohíben la suplantación de identidad. Sin embargo, Bluesky Social es solo uno de los servicios o «clientes» que las personas pueden usar, y otros servicios tienen sus propias prácticas y términos de moderación, reseña MIT Technology Review.
Este enfoque significa que, hasta ahora, Bluesky no ha necesitado un ejército de moderadores de contenido para eliminar comportamientos no deseados. Se basa en este enfoque dirigido por la comunidad, afirma Wayne Chang, fundador y director ejecutivo de SpruceID, una empresa de identidad digital. Eso podría tener que cambiar.
«Para que estas aplicaciones funcionen, se necesita cierto nivel de centralización», añade Chang. A pesar de las normas de la comunidad, es difícil impedir que la gente cree cuentas de suplantación de identidad, y Bluesky está metido en un juego del gato y el ratón para intentar eliminar cuentas sospechosas.