Por Juan Emilio Ballesteros
21/01/2017
Como sucede con los fuegos artificiales, la carrera profesional de un campeón deportivo brilla mucho, pero se apaga pronto. Todos esos dioses prematuros tocan el cielo con sus dedos y saborean las mieles del triunfo cuando aún son muy jóvenes para apreciar que la vida es larga, aunque pasa muy deprisa. Cuando se quieren dar cuenta, los laureles y las medallas son solo fotos del ayer, imágenes en sepia de un pasado que envejece en el álbum ajado de la vida; la hora pretérita detenida bruscamente en la nostalgia. Y es precisamente en ese instante amargo cuando se desmorona el futuro y aparece la depresión y el olvido. Ídolos con pies de barro que buscan un sitio en la sociedad y acaban víctimas de la exclusión.
Tanto el Comité Olímpico Español (COE) como la Obra Social de ”la Caixa” trabajan conjuntamente para afrontar y paliar estas situaciones de vulnerabilidad, con programas de formación y asesoramiento. El objetivo es mitigar el impacto emocional y social que se desprende de la retirada de la actividad deportiva, cuando los focos se apagan y los medios de comunicación dejan de hablar de éxitos y gestas, en el momento de contemplarse ante el espejo y comprender que el fin de una carrera significa el comienzo de una nueva etapa igual de fructífera y plena.
La presentación pública de esta alianza estratégica, que persigue la integración laboral de deportistas retirados en situación de vulnerabiblidad a través del programa Incorpora, un proyecto que se dirige a personas con discapacidad, parados de larga duración, jóvenes en situación de vulnerabilidad e inmigrantes, entre otros colectivos, ha contado con la presencia de los deportistas Joan Lino, medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 en salto de longitud; Mihaela Ciobanu, medalla de bronce en balonmano en los Juegos Olímpicos de Londres 2012; Carolina Pascual, medalla de plata en gimnasia en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, y Javier Illana, olímpico en tres Juegos en la modalidad de salto de trampolín, quienes han relatado sus experiencias personales relacionadas con este novedoso proyecto, avalado asimismo con el respaldo personal del presidente del COE, Alejandro Blanco, y el director general de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, Jaume Giró.
Los valores de un deportista de élite, las virtudes que le llevan al éxito y la victoria, ese espíritu capaz de fabricar líderes que son referente social, ejemplo de integridad, dignidad y pundonor, son los requisitos que los responsables de recursos humanos de cualquier empresa buscan en los candidatos a un puesto de trabajo: capacidad de desempeñar tareas en equipo, afán de superación, sacrificio o constancia. Sin embargo, todas estas características del triunfador que tanto se aprecian en el mercado laboral se vuelven en contra del atleta cuando se retira de la alta competición y de sus medallas solo queda el sabor agridulce del recuerdo y un futuro inquietante que no sabe cómo afrontar.
La vida profesional de cualquier plusmarquista es breve y la fama y el reconocimiento suelen desaparecer con la misma velocidad que caen sus propios récords. El deportista profesional vive en una burbuja, como explica el saltador de longitud de origen cubano Joan Lino, a quien le aconsejaron incluso que no reflejara en su currículum su condición de medallista olímpico porque llegaba a “asustar” a las empresas. Su experiencia es significativa; desde que abandonó el atletismo ha estado dando tumbos de un empleo esporádico a otro, convirtiéndose en un habitual de la cola del paro: “No quiero que me regalen nada, sino que me ayuden”.
Es también el caso de Mihaela Ciobanu, la exguardameta de la selección nacional de balonmano nacida en Rumanía y, como Joan Lino, licenciada en Educación Física y Deporte. “Se puede hacer mucho más en este sentido y, sobre todo, el Estado, que no solo debe conformarse con facilitar la posibilidad de completar los estudios a los deportistas de élite. Se puede hacer mucho más para evitar la precariedad y mitigar los problamas económicos. Agradezco el esfuerzo del COE y ”la Caixa” por echarnos este cable para salir del pozo”, concluye Mihaela Ciobanu.
“Diez años después de su puesta en marcha, Incorpora se ha consolidado como un referente en el ámbito de la integración laboral. A un progama de éxito que funciona incorporarmos a un nuevo colectivo injustamente olvidado. Trabajaremos con el COE para ver quiénes son los deportistas retirados que más lo necesitan. Habrá que empezar como una maratón, paso a paso, y buscaremos a la gente que más lo necesite, para hacer un traje a medida a cada uno. Estamos convencidos de que así contribuiremos a su bienestar presente y futuro”, explica Jaume Giró.