Un descubrimiento accidental en la Universidad Estatal de Oregón podría poner fin a un quebradero de cabeza que ha durado miles de años. Antiguos egipcios, la dinastía Han en China, las culturas mayas y otras tantas han estado en la búsqueda de tinturas nobles, nítidas y duraderas. Colores especiales y explosivos. Sin querer, en uno de los laboratorios de esa casa de estudios, surgió un nuevo pigmento azul casi perfecto, el YInMn Blue.
A lo largo de la historia, diversos grupos han investigado sobre compuestos inorgánicos que pudieran usarse para pintar con azul. La mayoría tenía problemas medioambientales o de durabilidad. El azul cobalto, desarrollado en Francia a principios del siglo XIX, puede ser cancerígeno. El azul de Prusia puede liberar cianuro. Otros pigmentos azules no son estables cuando se exponen al calor o condiciones ácidas.
Pero los químicos de OSU encontraron un nuevo compuesto basado en manganeso que debería poner fin a todas esas preocupaciones. Además, más seguro de producir, duradero y más benignos para el medio ambiente, que sobrevive a temperaturas extraordinariamente altas y no se desvanece después de una semana en un baño ácido.
«Básicamente, este fue un descubrimiento accidental. Estábamos explorando los óxidos de manganeso en busca de algunas propiedades electrónicas interesantes que tienen. Puede ser ferroeléctrico y ferromagnético al mismo tiempo. Nuestro trabajo no tiene nada que ver con la búsqueda de pigmentos», dijo el académico Mas Subramanian.
El profesor de Ciencia de Materiales de Milton Harris, en el Departamento de Química de OSU, explicó los términos de los hallazgos. Subramanian y sus estudiantes metieron una mezcla de los elementos metálicos itrio, indio y manganeso en un horno. Y se sorprendieron al ver que habían creado una sustancia azul brillante. Lo llamaron YInMn, por los símbolos de los elementos y le agregaron el Blue por su color.
Un pigmento azul surgió por casualidad en un laboratorio
Los investigadores explicaron que a unos 1.200 grados centígrados el inocuo óxido de manganeso se convirtió en un compuesto azul vivo. Podía usarse para hacer un pigmento capaz de resistir el calor y el ácido, ser ambientalmente benigno y barato de producir a partir de un mineral fácilmente disponible.
El pigmento azul nació debido a que los iones de manganeso se estructuraron en una inusual «coordinación bipiramidal trigonal» en presencia de calor extremo. «Desde que los primeros egipcios desarrollaron algunos de los primeros pigmentos azules, la industria ha estado luchando por abordar los problemas de seguridad, toxicidad y durabilidad», dijo Subramanian.
El pigmento eventualmente puede encontrar usos en todo. Desde impresoras de inyección de tinta hasta automóviles, bellas artes o pintura para el hogar, dicen los investigadores.
«Muchos de los descubrimientos más interesantes no están realmente planeados. Lo hemos visto a lo largo de la historia. Hay suerte involucrada, pero también les enseño a mis alumnos que hay que estar alerta para reconocer algo cuando sucede. Incluso si no es lo que estaba buscando», apuntó.
Paleta de colores y amplitud de mercados
El nuevo color ya está en condiciones de ser producido a escala industrial por la Shepherd Color Company. La empresa anunció que “el nuevo pigmento produce un color azul brillante, su belleza se extiende más allá del espectro visible hasta casi penetrar en el infrarrojo”.
Esta cualidad hace que sea un pigmento indicado para productos que precisen tener una gran refracción a los rayos del sol. También que deseen reducir el consumo de energía a través de la refrigeración. El YInMn reduce la refracción de la luz solar en un 40%.
Asimismo, tiene una gran resistencia a los líquidos y es difícil de diluir en varios de ellos. Es recomendado para productos que estén a la intemperie o sometidos a situaciones extremas. Por otra parte, estas mismas cualidades hacen que no sea apto para tintes capilares por la imposibilidad de diluirlo totalmente en agua.
El nuevo color ya ha sido incorporado a la colección de pigmentos Forbes, que se encuentra en el Museo de Arte de la Universidad de Harvard y en el que se atesoran más de 2.500 colores diferentes.
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